El desastre de Rancagua

Antecedentes del Desastre de Rancagua

Desde marzo de 1813 el Virrey del Perú José Fernando de Abascal, comienza a enviar refuerzos militares españoles para hacer frente a los patriotas independentistas de nuestro país. Esta situación se intensifica cuando el Rey Fernando VII de España recuperara su trono en 1814, y ordena reorganizar las fuerzas militares españolas en América, para recuperar el control sobre sus colonias.

Las fuerzas nacionales estaban enfrentando serios problemas; La llegada del Capitán General Gabino Gaínza (enviado por el Virrey en enero de 1814) significó un restablecimiento importante de las fuerzas realistas, conseguido bastantes triunfos frente a los patriotas. Por otra parte estaban los conflictos internos del ejército independentista, donde las figuras de Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera se oponían constantemente

Un hecho representativo de esta situación se lleva a cabo en julio de 1814. Pocos meses antes de la batalla en Rancagua, los hermanos Luís, Juan y José Miguel Carrera efectuaron un Golpe de Estado en Santiago (deponiendo al designado Director Supremo Francisco de Lastra). Esta situación fue ampliamente rechazada por un sector del ejército nacional establecido en Talca, quienes encomendaron a Bernardo O’Higgins dirigirse a Santiago para derrocar a José Miguel Carrera. Ambos bandos se enfrentaron el 26 de agosto de 1814 en la batalla de Tres Acequias, en las cercanías de Nos. Las fuerzas de Carrera eran de aproximadamente 2000 hombres, mientras que las de Bernardo O’Higgins unos 500 hombres, lo que finalmente significó el triunfo de Carrera. Ante la derrota, y considerando la noticia del reciente desembarco de refuerzos españoles en Talcahuano a mando de Mariano Osorio, Bernardo O’Higgins decide ponerse bajo las ordenes de José Miguel Carrera y unir fuerzas para hacer frente a esta nueva amenaza.

1 y 2 de Octubre de 1814

El rápido avance de las tropas de Mariano Osorio amenazaba con llegar pronto a la capital, por lo cual era necesario detenerlos cuanto antes. Esta tarea no resultaba fácil considerando que las fuerzas de Osorio se caracterizaban por estar mejor preparadas y ser constituidas por militares profesionales (destacando la participación del escuadrón de los Talaveras de la Reina).

La madrugada del 1º de octubre de 1814 el ejército realista atravesaba el Río Cachapoal, Bernardo O’Higgins establecido con parte del ejército en Rancagua, manda a avisar al General en Jefe José Miguel Carrera (quien se encontraba en las cercanías de Angostura) el inminente ataque que recibirían en Rancagua, esperando que se movilizara junto a la III División para prestarles apoyo.

En la Plaza de Armas de Rancagua O’Higgins contaba con la I y II División, en total eran 1.900 hombres (aprox.), 6 cañones, 1.600 fusiles y 60.000 cartuchos.

La solicitada III División a mando de José Miguel Carrera contaba con cerca de 1.873 hombres, 4 cañones, 2.000 fusiles y 60.000 cartuchos.

Por otra parte, los realistas tenían 4.500 hombres (aprox.), 16 cañones, 3.000 fusiles, contando además con mayor disciplina y experiencia.

El combate comienza con la primera embestida española cerca de las 10 de la mañana, Bernardo O’Higgins defiende el sitio replegado junto a sus hombres en la Plaza de Armas de Rancagua. Durante el 1º de octubre fueron tres los ataques españoles, los cuales resultaron poco exitosos ante la contención patriota en la Plaza de Armas. Durante la noche la situación se recrudece, por orden de Mariano Osorio los españoles incendian Rancagua. O’Higgins escribe a Carrera “Si vienen municiones y carga la III División, todo es hecho”. La respuesta de Carrera, registrada en su Diario Militar es la siguiente “Municiones no pueden ir sino en la punta de las bayonetas. Mañana al amanecer hará sacrificio esta División.”

Al amanecer del 2 de octubre O’Higgins fue informado que desde el camino de las bodegas se divisaba una nube de polvo correspondiente a la III División, renacen las fuerzas en los patriotas de la plaza. Sin embargo al poco tiempo identifican una sección del ejército español encabezado por el mismo Osorio, avanzando directamente a enfrentar la III División. Ante esta situación Carrera junto a su contingente militar decide retirarse, en su Diario Militar justifica de esta manera su proceder: “el fuego que se hacia en la plaza, llegando al extremo de callar enteramente. Me persuadí y todos creyeron que la plaza estaba capitulando o iba a capitular1 ”.

Al volver Osorio el golpe final del ejército español no se hizo esperar movilizando las tropas con mayor insistencia hacia la Plaza de Armas de Rancagua, seguros del triunfo que le esperaba. Las fuerzas patriotas estaban totalmente debilitadas ante lo cual O’Higgins ordena recoger los animales disponibles para emprender la retirada, negándose a negociar la rendición con los españoles. Se dirigieron hacia el oriente por el costado de la Iglesia De La Merced para luego tomar el camino hacia la cuesta Chada y lograr llegar hasta Santiago. Siguiendo el parte militar de Osorio, se estima que fueron aproximadamente 400 los soldados patriotas muertos, y cerca de 300 los heridos. Luego de este feroz enfrentamiento el resto de los patriotas sobrevivientes emprendieron viaje hacia Mendoza en Argentina.

El Desastre de Rancagua es el hecho que marca el fin del periodo de Patria Vieja en Chile y da comienzo al periodo de Reconquista Española.

“Desastre de Rancagua”

"Desastre de Rancagua" fotografía tomada a una pintura, 1920. Colección Archivo Fotográfico Museo Histórico Nacional.

“Desastre de Rancagua” fotografía tomada a una pintura, 1920. Colección Archivo Fotográfico Museo Histórico Nacional.

José Miguel Carrera Verdugo

Retrato de José Miguel Carrera Verdugo. Óleo de Ezequiel Plaza, 1921. Colección Museo Histórico Nacional.

Retrato de José Miguel Carrera Verdugo. Óleo de Ezequiel Plaza, 1921. Colección Museo Histórico Nacional.

Bernardo O`Higgins Riquelme

Retrato del Capitán General Bernardo O`Higgins Riquelme. Óleo de José Gil de Castro, 1820. Colección Museo Histórico Nacional.

Retrato del Capitán General Bernardo O`Higgins Riquelme. Óleo de José Gil de Castro, 1820. Colección Museo Histórico Nacional.

1- Capitular: Convenio en que se estipula la rendición de un ejército, plaza o punto fortificado. (Diccionario RAE)

Texto del Museo Nacional de Chile

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