Deportes sin Juegos

En los primeros Juegos Olímpicos, en Atenas, Grecia, en 1896, se disputaron un total de 43 competencias en 9 disciplinas: atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, levantamiento de pesas, lucha, natación, tenis y tiro. Pero el tiempo ha pasado y más de cien años después, en 2016, en los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, se disputaron 306 competencias de 28 deportes.

Para que un deporte pueda ser incluido en unos Juegos Olímpicos debe cumplir varios requisitos que están expresados en la Carta Olímpica, que es el documento que rige la organización y las reglas del Movimiento Olímpico.

Esos requisitos son:

Primero: debe ser un deporte que se practique en un mínimo de 75 países y 4 continentes por hombres, y en un mínimo de 40 países y 3 continentes por mujeres. En el caso de los Juegos Olímpicos de Invierno, debe ser un deporte practicado en un mínimo de 25 países y 3 continentes.

Segundo: para ser considerado olímpico, el deporte en cuestión debe ser respaldado por una Federación o Asociación internacional.

Tercero: para formar parte de los JJOO, un deporte debe haber adoptado y aplicar de la forma correcta las pautas mundiales de antidoping.

Cuarto: para ser admitido en un Juego Olímpico, un deporte debe ser aceptado al menos 7 años antes de que comience ese Juego Olímpico.

Junto con estos requisitos, el Comité Olímpico Internacional agregó en su momento en la Carta Olímpica que en ninguno de los JJOO podría haber más de 28 deportes, con un total de 300 pruebas y 10.500 competidores. Con este último requisito introducido por el COI se hacía muy complicado que cualquier nuevo deporte pudiera ser incluido en el programa de unos Juegos Olímpicos, ya que para que un nuevo deporte accediera a formar parte de unos Juegos debería salir uno de los que ya forman parte de los mismos. Sin embargo y como suele ocurrir, se han encontrado atajos para eso: el nado sincronizado se considera dentro de la natación, el karate dentro de las artes marciales junto al taekwondo y el judo, el voley playa como variedad del voley, el softbol como una variedad femenina del béisbol, etc. Finalmente, en los JJOO de Tokio habrá una cantidad de deportes superior a la mencionada ya que el COI ha cambiado también sus reglas sobre cuántos deportes admitir en cada edición, estableciendo que, a partir de ahora, el COI, en conjunción con el país organizador, pueden agregar hasta cinco deportes más a los 28 originales.

Para los JJOO de Tokio se han agregado el surf, el skateboarding, el karate, la escalada deportiva sin elementos y el béisbol junto con el softbol, por encima de otros veinte deportes que se postularon para ser incluidos y no fueron aceptados.

En relación a esto, sería bueno echar una mirada algo diferente y consignar la cantidad de deportes, algunos de ellos muy populares, que no son considerados olímpicos por algunas de las razones que se mencionaron: deportes con preeminencia local, una infraestructura que no se adecua al formato olímpico, una actividad no considerada deporte, etc.

En un primer párrafo veamos estos deportes que en Argentina son más que conocidos: pelota paleta, bochas, pádel, hockey sobre patines, polo, pato (deporte nacional). Argentina tiene los mejores exponentes mundiales de esos deportes, pero ninguno de ellos es olímpico.

El rugby no es olímpico; el rugby de siete jugadores (rugby seven), que sí es olímpico, no es rugby: es un juego basado en el rugby en el que cambian número de jugadores, reglas y tiempos de juego. Tampoco es olímpico el rugby-league.

El fútbol-sala no es olímpico; como en el caso enterior, sus reglas, su cantidad de jugadores y su condición de in-door lo hacen un deporte diferente al fútbol.

Tampoco son olímpicos deportes aéreos como el volovelismo o el aladeltismo, ni acuáticos como la motonáutica, el esquí acuático, el kite-surf o el wakeboard.

Quedan fuera de los Juegos también los deportes motorizados como el automovilismo en todas sus formas, karting, motociclismo o motocross.

El fútbol americano, deporte cuya difusión por televisión sí es mundial y suele concitar altísimos índices de audiencia, no es olímpico; no deja de ser un deporte “local”. Tampoco lo son, por las mismas razones, el fútbol australiano, el fútbol gaélico, el hurling (irlandés), el lacrosse o el floorball, todos muy populares y aceptados en sus lugares de origen. En menor medida (ya que se juega en varios países pero no los suficientes) lo mismo ocurre con el cricket.

Algo similar ocurre con el korfball (neerlandés), el netball y la pelota al cesto, tres deportes muy similares entre sí.

El squash y el raquetball, la pelota vasca y el jai-alai, con similitudes entre sí, tampoco son olímpicos.

Otros deportes que no participan en los JJOO son el sumo, la cinchada (hace muchísimos años sí era olímpico), el fisicoculturismo, el boxeo tailandés, las artes marciales mixtas (MMA), el jiu-jitsu.

El montañismo en casi todas sus formas (excepto la escalada vertical sin más elementos que las manos), el buceo y los deportes submarinos, así como la caza y la pesca de todo tipo, están excluidos de los Juegos.

Actividades como el ajedrez, (considerado “deporte mental” por el COI), el bridge, el bowling y el billar aún aspiran a obtener su status de olímpicos.

Tampoco son olímpicos el indiaca (brasileño), el jianzi (deporte nacional de Vietnam) y el sepak takraw (muy popular en todo el sudeste asiático), similares entre sí (una mezcla de fútbol, badminton y voley con muchísimo ritmo).

Y finalmente, tampoco es olímpico un deporte extendido por todo el mundo y que convoca multitudes: el turf.

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