Cuba, antes de Fidel

Después de la abolición de la esclavitud en 1886 surgió en Cuba un novimiento independentista liderado por José Martí, un escritor y activista político que fundó el Partido Revolucionario Cubano (PRC). Martí, que había vivido muchos años en New York, admiraba la democracia estadounidense pero criticaba algunos aspectos del capitalismo y desconfiaba de las intenciones de EEUU hacia Cuba, su patria.

En febrero de 1895 Martí lidera un levantamiento simultáneo en 35 ciudades cubanas, dando comienzo a la “guerra de la independencia cubana” (Martí la llamó “Guerra Necesaria”). Martí es asesinado en mayo y la guerra se prolonga más de lo imaginado. Hacia fines de 1897 aparece en escena EEUU (cuándo no), reclamando que la guerra afecta sus intereses y exigiéndole a España que active una paz definitiva. Las idas y vueltas entre España y los independentistas cubanos no llegan a buen término, EEUU acusa a España formalmente de agresión y amenaza con intervenir, cosa que finalmente hace.

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José Martí
José Martí

 

La intervención armada de EEUU en el conflicto comienza en abril de 1898, transformando la guerra independentista cubana en la llamada “guerra hispano-estadounidense”. Este “nuevo” conflicto -que no es más que la continuación del anterior- dura hasta agosto, dando como resultado la derrota española y la proclamación de Cuba como república independiente (pero bajo la “tutela” -gran término- de EEUU). España termina entregando además Puerto Rico, Filipinas y Guam, que fueron adquiridas por EEUU en 20.000.000 u$d.

La influencia estadounidense en el Caribe comenzó a ser cada vez mayor; los norteamericanos se quedaron en Cuba hasta 1902, momento en que Cuba surgió como verdaderamente independente, aunque en la práctica era económicamente dependiente de EEUU y políticamente funcionaba como un protectorado de EEUU.

La flamante Constitución de Cuba incluyó la llamada “Enmienda Platt”, que limitaba la libertad del gobierno cubano para contraer deudas o hacer alianzas. Además se le exigió a Cuba que permitiera a EEUU establecer bases militares en la isla y rápidamente se estableció una en la bahía de Guantánamo. Finalmente, se le daba a EEUU el derecho de intervenir en Cuba para garantizar “el mantenimiento de un gobierno estable que protegiera la vida, la propiedad y la libertad individual”. La enmienda Platt fue derogada recién 32 años después.

Durante los primeros 30 años de la nueva república los gobiernos fueron corruptos y las elecciones tramposas; los perdedores se levantaban en armas, solicitaban la intervención estadounidense, éstos intervenían y ponían orden para que todo siguiera igual. El gangsterismo político era la costumbre instalada. El precio internacional del azúcar consolidó el poder económico de las empresas estadounidenses; el 60% de las tierras rurales llegaron a ser propiedad de estadounidenses.

La Gran Depresión que comenzó en 1929 y se prolongó durante la década del ’30 golpeó duramente a Cuba; el valor de la cosecha de azúcar redujo su precio de u$d 199 millones a u$d 42 en tres años. Como suele ocurrir cuando entra menos dinero, las masas se ponen nerviosas, el descontento aumenta y el gobierno de turno… va pa’ fuera. En este caso le tocó caer al régimen de Gerardo Machado, que había ganado las elecciones pero se había transformado en una especie de dictador (un clásico de todo los tiempos: ganar y tratar de perpetuarse). El embajador estadouniudense Sumner Welles hizo lobby para imponer su candidato (otro clásico), pero se vio frustrado por una rebelión de suboficiales del ejército (clásico tres) dirigidos por el sargento Fulgencio Batista, un ex taquígrafo del ejército. Así, “la revuelta de los sargentos” lo llevó al poder por primera vez en 1933. Batista, que apenas asumió se nombró a sí mismo “coronel”, en meteórico ascenso militar, hizo alianzas con estudiantes y profesores universitarios (extraña alianza, hay que decirlo) para formar un “gobierno revolucionario” (clásico cuatro) de inspiración socialista que decretó la nacionalizón de la compañía eléctrica (de propiedad estadounidense) y de varias empresas azucareras.

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Fulgencio Batista
Fulgencio Batista

 

Luego de este primer gobierno, Batista mantuvo el ojo sobre varios gobiernos provisionales que volvieron a caer en la corrupción, por lo que muchas reformas planeadas no se llevaron a cabo. Batista seguiría siendo figura dominante en Cuba y fue elegido como presidente, esta vez al frente de un partido populista, en 1940. Modificó la Constitución, gobernó hasta 1944 y tras el fin de su mandato emigró a EEUU. Luego de dos períodos en los que gobernó el PRC, el inefable Batista volvió, ya como dictador, en 1952.

De nuevo en el poder, Batista abolió la Constitución de 1940 (la que había él mismo), suspendió libertades, entre ellas el derecho de huelga, y se alió con los ricos terratenientes de la isla que poseían las plantaciones más grandes de caña de azúcar.

Batista encarceló y mató a sus oponentes, robó todo lo que pudo del Tesoro Público (unos cuarenta millones, parece) y “vendió” el país a capitalistas extranjeros con los que hizo arreglos espurios. Los estadounidenses tenían intereses en el azúcar, en la minería, controlaban más de la mitad de empresas de servicios públicos, las industrias petroleras, el turismo y los bancos. Tal influencia generó un gran enriquecimiento de los inversores pero dejó muy poco (tanto en dinero como en obras, servicios o mejoras en la calidad de vida) para los cubanos. De hecho, la brecha entre ricos y pobres se amplió notablemente.

El gobierno cada vez más corrupto y represivo de Batista comenzó a hacer lucrativos negocios con la mafia estadounidense, que controlaba los negocios de drogas, prostitución y juego de La Habana. Además, Batista aumentó la censura sobre los medios de comunicación y recrudeció la represión en forma violenta, incluyendo torturas y ejecuciones que costaron la vida a unas veinte mil personas. Durante la década de 1950, el régimen de Batista recibió soporte financiero, logístico y militar de EEUU.

En 1953, su dictadura fue desafiada por Fidel Castro, un joven abogado, ex líder estudiantil, miembro del Partido Ortodoxo, partido que afirmada ser “descendiente” del PRC de Martí. Organizó un asalto al cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba; el ataque fracasó y Castro fue sentenciado a quince años de prisión pero fue amnistiado junto con su gente en 1955. Emigró a México, volvió en diciembre de 1956, se instaló en Sierra Maestra y comenzó su movimiento revolucionario, que llegaría al poder en enero de 1959.

Castro, sin embargo, no restauró la democracia. Fue Primer Ministro (el presidente fue Manuel Urrutia Lleó por unos meses y Osvaldo Dorticós Torrado por 17 años), desde 1976 Presidente del Consejo de Estado, y el dueño absoluto del poder.

Pero eso es otra historia.

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Fidel
Fidel

 

 

 

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