Barbara Stanwyck, genial femme fatale

No ganó nunca un Oscar, pero Barbara Stanwyck, ‘Missy’, como era conocida cariñosamente en Hollywood, fue una las actrices más capaces y versátiles de la era dorada de la Meca del Cine. Títulos tan dispares como ‘Perdición’, ‘Bola de fuego’, ‘Las tres noches de Eva’ o ‘La gata negra’ dan prueba de ello.

Con una trayectoria que se prolongó durante cuatro décadas, Stanwyck siempre bordó personajes fuertes, seguros de sí mismos, bien fuese en thrillers, comedias o westerns.

Ruby Catherine Stevens, nombre original de la artista, nació el 16 de julio de 1907 en Brooklyn (Nueva York) y falleció el 20 de enero de 1990 en su casa de Santa Mónica, California. Tuvo una infancia difícil y truncada por la muerte de su madre y el abandono de su padre. Sus inicios nada tienen que ver con el cine, ya que comenzó como telefonista donde ganaba 14 dólares a la semana. Cuando hizo sus primeros pinitos en el mundo del vodevil, al que accedió como corista, decidió cambiar de nombre para ser alguien. No le haría falta con el gran talento interpretativo que más adelante demostró.

Sus inicios estuvieron en los escenarios de Broadway, de donde pronto saltó al cine con un tímido papel en una película muda, ‘El dueto errante’ (1927). Su primer marido, el polémico actor Frank Ray se empeña en convertirla en una diva antes que actriz. En Hollywood se aseguraba que el guion de ‘Ha nacido una estrella’, de William A. Wellman, está basado en el conflictivo matrimonio de Ray y Stanwyck. Su primer gran éxito le llegó de manos de Frank Capra, con ‘Mujeres ligeras’ (1930). Pronto se convierte en la actriz favorita del director, y bajo sus órdenes protagoniza otros hitos como ‘La mujer milagro’ (1931), ‘Amor prohibido’ (1932), ‘La amargura del General Yen’ (1933) y ‘Juan Nadie’, esta última en 1941.

También en 1941 Preston Sturges le ofrece un delicioso caramelo, la Eva de ‘Las tres noches de Eva’, y sin cambiar de año Howard Hawks la convierte en la protagonista de ‘Bola de fuego’, una mujer rodeada de viejos sabios y un apuesto galán (Gary Cooper), por la que es nominada al Oscar por segunda vez. Ya lo había sido previamente en 1937 por el drama, ‘Stella Dallas’, del gran King Vidor.

La actriz se casa de nuevo en 1939 con el actor Robert Taylor, matrimonio que duró doce años, hasta su divorcio en 1951 debido a infidelidades de Taylor con Ava Gardner y Lana Turner que incluso la llevaron a un intento de suicidio. A Billy Wilder, que había sido guionista de ‘Bola de fuego’, no se le escapa la versatilidad y fuerza interpretativa de la actriz y en 1944 la convierte en el prototipo de mujer fatal en ‘Perdición’, fría, provocativa e implacable. La pérfida señora Dietrichson pasó a la historia del cine, pero no en la Academia de Hollywood, que pese a ser nominada al Oscar, de nuevo se quedó a las puertas. Después vendría ‘El extraño amor de Martha Ivers’ en 1946 y ‘Voces de muerte’ en 1948, de Anatole Litvak. Cuarta nominación y cuarta decepción.

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Barbara  Stanwyck con Gary Cooper en

Barbara Stanwyck con Gary Cooper en ‘Juan Nadie’, junto al resto del reparto de la serie ‘Dinastía’ y con Fred MacMurray en ‘Perdición’.

Continuó haciendo películas magníficas en papeles nada convencionales, como en ‘Clash by Night’, de Fritz Lang, junto a una primeriza Marilyn Monroe, en 1952, o en ‘La gata negra’, en 1962, de Edward Dmytryk, cinta en donde interpretó a la primera lesbiana declarada de la historia del cine. Tras haber dado réplicas, en todos los sentidos, a los más grandes del cine, de Clark Gable a Errol Flint, de Gary Cooper a Humphrey Bogart, o de James Cagney a William Holden, a finales de los 50 es llamada por la televisión, donde tiene su propio show, que le valió un Premio Emmy.

Pronto, cuando Hollywood ya no le ofrece papeles, acorde a su edad, como tantas otras actrices, su carrera se instala a la pequeña pantalla. Apareció en series como ‘Los intocables’, ‘Los ángeles de Charlie’ o ‘Dinastía’. Se convierte en la protagonista absoluta de ‘The Big Valley’, y más tarde tendría papeles en ‘El pájaro espino’ o ‘Los Colby’. En 1982 la Academia de Hollywood logra por fin reparar el error por no haberle concedido un Oscar y le otorga una estatuilla por toda su trayectoria, que ella se lo dedica a Holden, ya que había fallecido poco tiempo antes. El 20 de enero de 1990 Barbara Stanwyck moría en su casa de Santa Mónica a los 82 años, de una enfermedad cardiaca, tras dejar tras de sí una amplia y rica trayectoria con más de un centenar de películas en su haber y una admiración sin límites en todo el planeta.

Barbara Stanwyck’s Honorary Award: 1982 Oscars

Texto extraído del sitio: https://www.elcorreo.com/butaca/cine/barbara-stanwyck-genial-20200608212905-ntrc.html

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