Tito Lusiardo

Su padre fue Francisco Lusiardo, oriundo del Uruguay, que era dueño de una fábrica de toldos. Su madre, Elvira Amoedo, había nacido en Galicia (Reino de España). Desde muy pequeño vivió con sus padres en una casona de la calle Venezuela al 300, en el céntrico barrio porteño de San Telmo. Hasta los 6 años vivió en la vieja casona natal. Fue el mayor de seis hermanos ―César, Hortensia (Titina, que falleció siendo niña), Esther, Angélica, Mario y Francisco (Alejandro)―, estudió en el colegio de San Ignacio, en la escuela solo llegó hasta quinto grado. Cuando cumplió los 12 años tuvo que buscarse un trabajo como aprendiz de tapicero, empleado en un bazar y cadete de una gran ferretería en Pellegrini y Tucumán. En 1910 fue “ordenanza” del teatro Colón; su función consistía en abrir las puertas de los autos y recibir a la gente que concurría a las funciones, a los 18 años otros de sus empleos fue el de utilero en el Teatro Nacional.

Trayectoria artística

Integró en un elenco que viajó para representar zarzuelas criollas; ya que trabajaba como corista y partiquino. Hacía pequeños papeles sin ninguna importancia; sin embargo, fue aprendiendo algunos secretos que después llegaron a ser importantes en su carrera. Sus paciones eran el tango ya que lo aprendió a bailar de muy joven. Pascual Contursi, quien lo había visto bailar el tango, lo contrató en el café Seminario, y le ofreció trabajar en una obra que estrenaba en el Mayo, un teatro que quedaba en la Avenida de Mayo y Lima. En 1918 actuó en la obra El cabaret, de Carlos Mauricio Pacheco, supliendo a un bailarín ausente, bailando un tango junto a Concepción Sánchez para lo cual usó el esmoquin que le prestó el actor Luis Vittone.

En 1921, Pascual Carcavallo lo contrató para trabajar en el sainete Tu cuna fue un conventillo, de Alberto Vacarezza (1886-1959), estrenada en el teatro Nacional el 21 de mayo de 1920, en cuyo tercer acto recitaba un poema. Allí actuó hasta 1923. En 1924 fue contratado por Morganti y Pierina Dealessi para actuar en el teatro Maipo, en una de las primeras compañías de revistas que se formaron en Buenos Aires, escandalizando a algunos círculos porteños.

En 1929 regresó al teatro El Nacional para trabajar en El conventillo de la paloma, de Vacarezza, haciendo pareja con Libertad Lamarque.

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Cine

En 1933 ingresó a la cinematografía local producción de la empresa Argentina Sono Film: Dancing (dirigida por Luis Moglia Barth), basada en la obra teatral homónima. Un año después protagonizó Ídolos de la radio (dirigida por Eduardo Morera), en la que a pesar de lo endeble del libro y la torpeza con que fue rodado, pudo salir relativamente airoso. Tras su estreno en el cine Monumental, el 24 de octubre de 1934, la crítica señaló precisamente la buena participación de Tito Lusiardo.

Afianzada su amistad con el cantor de tangos Carlos Gardel, este lo llamó a su lado para que apareciese en dos películas rodadas en Long Island (estado de Nueva York). Con el tiempo se convirtieron en las dos actuaciones más recordadas de Lusiardo, y la imagen de ambos, actor y cantante, quedaría fija para siempre en la memoria del tango.

En enero de 1935. Lusiardo, interpretando a Rocamora, compuso a la perfección el rol de un entrañable compañero de correrías de Julio Argüelles (Gardel), e incluso en una secuencia canta a trío con este y Saturnino (Manuel Peluffo) el vals Suerte negra, escrito especialmente para el film por Gardel y Le Pera. La simpatía natural de Lusiardo conquista enseguida al espectador. En los estudios argentinos, actuó en cerca de cuarenta películas entre 1936 y 1969, apareció en algunos films de homenaje al Zorzal (Carlos Gardel), como La historia del tango, y El morocho del Abasto.