Haydée Mercedes Sosa nació en una humilde familia de San Miguel de Tucumán, descendientes de Calchaquíes. Empezó a cantar profesionalmente temas populares argentinos cuando aún era una adolescente. Su primera actuación fue bajo el seudónimo Gladys Osorio en 1950, en Radio Independencia de Tucumán, tras ganar un concurso cuyo premio era un contrato para actuar durante dos meses en la emisora.
En 1957 se casó con Manuel Oscar Matus, con quien tuvo su único hijo, Fabián Ernesto. En 1962 grabó su primer disco, “La voz de la zafra”, con canciones de Matus y Armando Tejada Gómez. El 11 de febrero de 1963, en el Círculo de Periodistas de Mendoza, Mercedes Sosa, Oscar Matus, Armando Tejada Gómez, Tito Francia, y otros, dieron a conocer el manifiesto de fundación del Movimiento del Nuevo Cancionero.
El movimiento proponía la integración de la música popular de todo el país en las demás artes populares, como el cine, la danza, el teatro. Para ellos el arte, como la vida, debía estar en permanente transformación y por eso, buscaba integrar el cancionero popular al desarrollo creador del pueblo. Este movimiento se manifestaría internacionalmente como el Movimiento de la Nueva Canción.
Militó en el Partido Comunista desde 1960. En 1965 grabó su segundo disco, “Canciones con fundamento”, y aunque tuvo muy poca repercusión, en ese mismo año alcanzó la popularidad, gracias a que Jorge Cafrune le cediera su lugar en el Festival de Cosquín, donde cantó “Canción del derrumbe indio”, de Fernando Figueredo Iramain.
Acorde a su orientación política siguieron discos como Yo no canto por cantar (1966), El grito de la tierra (1970), Cantata Sudamericana (1971), Hasta la victoria (1972) y Traigo un pueblo en mi voz (1973). En 1967, hizo una exitosa gira por los Estados Unidos y Europa. Su compromiso político le valió la prohibición de sus discos durante los años de la dictadura militar argentina y el exilio entre 1979 y 1982.
A partir de la década de 1980 su sonido se enriqueció con matices del tango, el jazz y el rock. Con la vuelta de la democracia, siguió comprometida con las luchas sociales y lanzó el álbum “¿Será posible el Sur?” en 1984, donde incluye canciones como “Todavia cantamos” de Víctor Heredia, “Todo cambia” de Julio Numhauser y “Como pájaros en el aire” de Peteco Carabajal.
Organizó el espectáculo “Sin Fronteras”, que reunió en el estadio Luna Park de Buenos Aires a las argentinas Teresa Parodi y Silvina Garré, la colombiana Leonor González Mina, la venezolana Lilia Vera, la brasileña Beth Carvalho y la mexicana Amparo Ochoa.
Entre 1995 y 1999 dejó de presentarse en Tucumán por haber sido elegido gobernador de esa provincia Antonio Bussi, que había formado parte del Proceso Militar. A partir de 2003 tuvo importantes problemas de salud y regresó en 2005 con el disco “Corazón libre”, arreglado por el Chango Farías Gómez.
Su último trabajo es “Cantora”, publicado muy poco tiempo antes de su muerte, en donde entona 34 canciones a dúo con invitados, y cierra con el himno nacional argentino.
En septiembre de 2009, Mercedes Sosa ingresó al Sanatorio de la Trinidad en Buenos Aires, debido a una disfunción renal, la cual había evolucionado negativamente hacia una falla cardiorrespiratoria.
El estado de salud de Sosa se volvió crítico el 2 de octubre de 2009; a partir de entonces, el cuadro de salud de la artista de 74 años se había deteriorado, habiendo sido inducida a un coma farmacológico. Su organismo se deterioró con el correr de las horas, hasta desencadenar su fallecimiento a las 5:15 de la mañana del 4 de octubre de 2009.
Sus restos fueron velados en el Congreso Nacional de la Argentina y una multitud de personas se hicieron presentes ante su féretro ubicado en el Salón de los pasos perdidos del Palacio del Congreso de la Nación Argentina, aún en el último momento se la despidió con alegría y fue homenajeada por varios de artistas que la despidieron a una sola voz cantando Alfonsina y el mar.
El lunes siguiente se decretó duelo nacional por tres días, y una multitud acompañó o saludó con flores a su paso al cortejo fúnebre hacia el cementerio de la Chacarita, donde su cuerpo fue incinerado según su deseo para esparcir sus cenizas en tres lugares amados por ella: Tucumán, Mendoza, y la ciudad de Buenos Aires.