Constance Markievicz: La Condesa Roja

El 2 de diciembre de 1918, la condesa Constance Markievicz, se convertía en la primera mujer en acceder a la Cámara de los Comunes del Reino Unido. No solo fue la primera mujer, sino que era representante de Irlanda y había ganado por el 66% de los votos de su distrito. Esta victoria era la culminación de una carrera notable, de una mujer indómita que no solo fue la primera diputada del Sinn Féin, sino la primera oficial de un ejército moderno y la primera en ejercer un ministerio.

Constance Georgine Gore Booth, tal su nombre de soltera, nació en Londres en 1868, pero su familia se mudó a Irlanda cuando era una niña. Su padre, Sir Henry Gore-Booth, era miembro de la aristocracia terrateniente  local; sin embargo, fue él quien le inculcó a su hija  una conciencia social que la marcó de por vida. Siguiendo las tradiciones de la nobleza británica, Constance fue introducida a la corte de la reina Victoria cuando cumplió dieciocho años.

Durante sus estudios en Londres se sumó al movimiento de sufragistas inglesas, uno de los primeros en el mundo en reclamar por el rol de las mujeres en política. En París, donde prosiguió sus estudios, conoció al conde polaco Casimir Markievicz. Sospechamos que al casarse, Constance omitió prometer obediencia a su marido, ya que la relación entre ambos fue tormentosa y terminaron separándose. A pesar de ello, ella conservó el apellido y el título.

Inicialmente, Constance había tenido una formación artística, pero después de su separación se involucró en los movimientos nacionalistas irlandeses. Apoyó las huelgas de los obreros y se unió al Irish Citizen Army para proteger a los trabajadores de las represiones organizadas por las autoridades inglesas. En 1908, se unió al Sinn Féin (“Nosotros mismos” en gaélico) y en 1911 fue detenida por primera vez al manifestarse contra una visita de Jorge V. Durante el Alzamiento de Pascua de 1916, estuvo al mando de una brigada femenina. Fue la primera mujer en ser oficial de un ejército. Por más que se dedicó a la atención de los heridos, al final terminó participando como francotiradora en el enfrentamiento de Saint Stephen, junto a James Connolly (1868-1916), el célebre líder nacionalista irlandés y opositor ferviente a la participación de su país en la Primera Guerra Mundial.

Durante los disturbios, Connolly fue gravemente herido y capturado junto a los cabecillas del movimiento irlandés, incluida Constance. Todos fueron encarcelados en Kilmainham y condenados a morir. En el caso de Gore-Booth, como era mujer, su condena a muerte fue conmutada por cadena perpetua. Al enterarse de esta medida, se dirigió a la Corte Marcial y les espectó: “Ustedes ni siquiera han tenido la decencia de fusilarme”. Un año más tarde, fue liberada por una amnistía general.

Constance, que por entonces ya era conocida como la Condesa Roja, continuó con su militancia. En 1918, fue encarcelada nuevamente por resistirse al reclutamiento forzoso de soldados irlandeses para pelear en Europa.

Para entonces, su popularidad era enorme, razón por la cual fue elegida como la primera mujer electa en el Parlamento Británico como diputada por el Sinn Féin. Sin embargo, al igual que sus compañeros de formula, rechazó ocupar el escaño.

En 1919, se declaró la República de Irlanda. Éamon de Valera ganó la presidencia y Constance fue elegida ministro de trabajo en el nuevo gabinete. En 1923, fue elegida nuevamente como diputada, pero rechazó acceder al cargo por estar en desacuerdo con el pactos anglo-irlandés. En 1926, volvió a ganar las elecciones, pero falleció por una apendicitis antes de poder asumir.

En la oportunidad de su entierro se leyeron estos versos que Constance había escrito para sus camaradas muertos en la lucha por la libertad de Irlanda.

Ellos no murieron, no están dormidos,

Tan solo se despertaron del sueño de la vida.

Sobrevolarán la sombra de nuestra noche,

Envidia, calumnia, odio, sufrimiento

y esa agitación que los hombres llaman felicidad

pero no siempre puede alcanzarlos.

Los pocos bienes que tenía lo dejó a los más necesitados.

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