Miguel Antonio Calixto del Corro Cabanillas; fue un religioso, orador, escritor y político por la causa de la Revolución de Mayo, entre otros cargos que tuvo en la Universidad Pública de Córdoba; fue una persona entregada a los ideales de una patria independentista. Fue elegido Diputado en la renombrada Asamblea de 1813 y también en el Congreso de Tucumán aunque no pudo firmar el Acta el día 9 de julio de 1816. El relato de una persona que conoció a Del Corro, comenta que su aspecto era de tez blanca, ojos verdes, nariz tipo aguilucha con cejas pronunciadas y boca pequeña; Si bien no existe un retrato de la época, si hay una recreación que integra en la Galería de los Congresistas de Tucumán de la Casa Histórica del Tucumán desde 1944 por la Comisión Nacional. Dicho retrato es una copia de otro en óleo sobre tela (80,5 x 101 cm.) cuyo autor es anónimo, éste resguardado en el Museo Histórico Nacional (Argentina), n° 1837.
Falleció a las once de la mañana del día Martes, 16 de Setiembre a los 75 años (faltando un mes para los 76) en su casa ubicada entre las actuales calles Rosario de Santa Fe y Rivadavia, noroeste y frente a la plaza de Córdoba, Capital en 1851; el Gobernador de Córdoba Manuel López (Quebracho), le rindió honores patrios a tan ilustre ciudadano.
Supuestamente él se halla enterrado en la iglesia de Santa Teresa de Jesús, ciudad cordobesa; sin embargo cuando se busca los restos, no lo encuentra… entonces se duda si realmente fue enterrado en la iglesia. Anduvimos corroborando y nos percatamos que existen tres urnas: la de José Javier Díaz (fue Gobernador Intendente de Córdoba) emplazado en el atrio hacia el monasterio, la de Miguel Dáubanch (comerciante y benefactor), ubicado en el muro lateral y exterior de la iglesia aunque muchos confunden con Del Corro ya que las letras son ilegibles, la del Obispo José Gregorio Baigorri en el
monasterio, la del Reverendo Padre Fray Joaquín de Santa Bárbara (hermano de sangre del Obispo José Antonio de San Alberto) que se halla colindando a la reja del coro bajo del templo.
Se indagó en el archivo y biblioteca de las carmelitas pero no tuvimos suerte, de hecho las personas que trabajan en el lugar no recuerdan haber oído que el congresista haya estado enterrado en la iglesia.
En síntesis, tras el deceso, su cuerpo fue vestido con el Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo, es decir con el hábito tradicional de la Orden Carmelita y luego amordazado siendo velado a cajón abierto con su rosario cruz en el templo de las carmelitas, al día siguiente fue conducido al cementerio público (actual San Jerónimo) en donde se dio los oficios de entierro menor rezado por el Chantre Mayor Juan Pantaleón Abregú, siendo testificado por el Cura Rector Juan Manuel Cardozo.
Tras 4 años de su fallecimiento, se exhumaron sus restos fúnebres y se redujeron a huesos para colocarse en una urna de osario en el subsuelo de la nave central. Una losa rectangular de mármol blanco selló la cripta y en ella decía lo siguiente “DR. DN. MIGUEL CALIXTO DEL CORRO / ET JAM PERIÊRE RUINAE / OBIIT ANNO XVI – IX – MDCCCLI” (no falleció en 1841 según libro de defunciones). No tenemos documentos sobre el pedido
Del Corro para ser enterrado a los pies del Altar Mayor y tampoco podemos confirmar si él pidió que en su epitafio llevará inscrito la frase en latín (traducido en Español: “hasta las ruinas han perecido”), invocando al poeta romano Lucano en su escrito “Pharsalia” (“Farsalia”), Capítulo IX.
A comienzos del Siglo XX (antes de 1914), la lápida y urna fueron retiradas del templo; en tanto se colocaron baldosas y desde entonces todo se mantuvo en silencio, ya que hubiera sido un escándalo nacional si las personas se hubieran enterado de su misteriosa relocalización (o no) aún perdida.
Con respecto a Díaz, él fue enterrado en el cementerio de la Catedral (no de Las Teresas) y luego reducido a cenizas para ser colocado en una urna; por entonces había una placa de piedra de sapo pero recuerdo que la fecha de su deceso estaba mal escrita porque no había sido el 18 de abril de 1829 sino el 19 de julio, siendo remplazado por una de mármol negro y modificadas algunas palabras de la inscripción original en el 2004 aproximadamente.
¿Y los restos del fundador Juan de Tejeda?, siempre se dijo (también hay escritos) que
estaba en el coro bajo pero la verdad es que no sabemos realmente en dónde están, nadie pudo confirmar su ubicación pues en su lugar, dice lo siguiente: “EL R. P. Fra. Joaquín de / S. Bárbara Carmelita”. Lo cierto es que las criptas de las iglesias cordobesas no se ubican al pie del altar mayor (a excepción la de San Francisco, dos sepulturas a ambos costados del altar, Siglo XIX), por ello no observamos ninguna losa sepulcral a exceptuación de la Compañía de Jesús cuyo epitafio aparece el nombre del Fray Fernando Trejo.