Wilhelm Frick nació en 1877 y estudió leyes en la Universidad de Munich, la de Göttingen, la de Berlín, y obtuvo un doctorado en Heidelberg en 1901. En esa época se afilió al NSDAP, el precursor del partido nazi. En 1923 participó junto a Hitler en el Putsch de Múnich. En esa oportunidad fue arrestado y juzgado por traición en 1924, aunque los cargos fueron retirados. Como hasta entonces se desempeñaba como director de la Kriminalpolizei de Múnich se vio obligado a renunciar. Poco después era elegido como miembro del Reichstag, a la vez que escalaba puestos en la NSDAP.
En 1930 fue elegido por el Führer como Ministro del Interior y de Educación en Thüringen.
Cuando Hitler fue nombrado Canciller, Frick fue elegido Ministro del Interior del Reich, siendo uno de los tres miembros del Partido que acompañaron a Hitler en su primer gabinete, Hugenberg, Göring, y obviamente, el mismo Hitler.
En 1933, con la enunciación de las leyes raciales, su poder se acrecentó, ya que era un ferviente antisemita. Bajo su mandato Alemania se convirtió en un Estado fuertemente centralista y los gobernantes de los países sometidos debían responder a sus órdenes.
En 1935 pasó las Leyes de Núremberg, y fue él quien organizó el rearmado de Alemania, a pesar de estar prohibido por el Tratado de Versalles.
El 5 de febrero de 1936, ordenó además de esta purificación racial, el inventario racial, que apuntaba a solidificar las persecuciones a los judíos, no solo en Alemania, sino también en Austria después de la unificación y en Checoslovaquia. A través de esta purificación racial, promovía la eutanasia y prohibía a los judíos practicar cualquier profesión.
Su poder fue menguando a medida que la figura de Heinrich Himmler ascendía, más cuando recibió el mando de la SS y la policía. Finalmente, Himmler lo desplazó del puesto de ministro del Reich. Frick pasó a tener un lugar de segunda jerarquía, aunque durante el período que estuvo a cargo de Praga, fue conocido por su violenta represión de los disidentes.
Frick fue arrestado al final de la guerra, juzgado en Núremberg y condenado a muerte en 1ero. de octubre de 1946. Sus últimas palabras fueron: “Larga vida a la eterna Alemania”.
Su cuerpo, junto al de otros jerarcas fue cremado y sus cenizas dispersas sobre el río Isar.