Hijo de una época de despertar intelectual, el siglo XVI, John Dee vivió fascinado por tantos campos diversos del conocimiento como le fue posible, entre ellos el espiritismo, la adivinación y las ciencias ocultas. Muchos científicos y estudiosos de todo el mundo acudieron a consultar su biblioteca que se dice, fue una de las mas vastas de la época. En ella, se guardaban entre 3000 y 4000 libros, rica en manuscritos científicos, herméticos, marítimos, paracelsianos y semíticos.
Dee vivió convencido que Dios había creado el universo en clave numerológica. Se dedicó al estudio sobre los principios cabalísticos durante toda su vida. Esta afición por el conocimiento esotérico menos ortodoxo hizo que fuera encarcelado por estudiar los horóscopos de la Reina María, quien luego se convertiría en la reina Isabel I.
Dee fue un ardiente promotor de las matemáticas y un astrónomo destacado, así como un experto en navegación, habiendo adiestrado a muchos de aquellos que llevarían a cabo los viajes de descubrimiento ingleses, y también oculista. En uno de los numerosos tratados que Dee escribió en los años 1580 alentando las expediciones exploratorias británicas, acuñó el término “Imperio británico”.
Simultáneamente, se sumergió en los mundos de la magia, la astrología y la filosofía hermética. Dedicó tiempo y esfuerzo en los últimos treinta años de su vida a tratar de comunicarse con los ángeles a fin de aprender el lenguaje universal de la creación. Estudiante del neoplatonismo renacentista de Marsilio Ficino, Dee no hizo diferencias entre su investigación matemática y su estudio de la magia hermética, la invocación de ángeles y la adivinación. Consideraba que todas sus actividades constituían diferentes facetas de la misma búsqueda: la indagación de una comprensión trascendente de las formas divinas que subyacen al mundo visible, que Dee llamó “verdades puras”.
Al morir Isabel I, John Dee viajó por Europa con Edward Kelley, otro ocultista. Pero no les fue fácil. Fueron perseguidos y estafados. Los siete años que Dee y Kelley pasaron juntos, viviendo como nómadas errantes llegaron a un brusco final en 1589, año en el que Kelley regresó a la corte del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Rodolfo II, mientras que Dee volvió a su casa de Inglaterra. Al regresar, Dee descubrió que su famosísima biblioteca, construida tras toda una vida de estudio, sus instrumentos de navegación, sus herramientas astronómicas… todo lo que tenía, había sido desvalijado o destruido.
Con el paso del tiempo, la obra de Dee sobre las ciencias ocultas pasó a ser más y más criticada Murió en la pobreza en 1608, tras haber caído en desgracia con el sucesor de Isabel I, Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra.
Gracias al trabajo de la historiadora Frances Yates, quien trajo un nuevo enfoque sobre el papel de la magia en el Renacimiento y el desarrollo de la ciencia moderna, Dee es apreciado como uno de los hombres más cultos de su época.