Un armisticio para recordar

El 11 de noviembre de 1918 en un vagón de tren parado en el bosque francés de Compiègne, al norte de París, se llevó a cabo en el máximo secreto la firma del armisticio que terminaría con la Primera Guerra Mundial.

En 2018 se cumplen 100 años de este día histórico, que cambió el curso de la historia del mundo entero. Hoy en día, países de varios contenientes siguen conmemorando el Día del Armisticio, que puso fin a uno de los conflictos más sangrientos del siglo XX.

Miembros del gobierno francés y británico, en representación del bando de los Aliados, impusieron sus condiciones de rendición a Alemania, la gran perdedora de la guerra.

El fin de una guerra estancada

A principios de 1918, Alemania se sentía fuerte. El año anterior, Rusia, que luchaba en el bando de los Aliados contra los alemanes, se había retirado de la guerra tras la revolución bolchevique. Y aunque los Estados Unidos habían entrado en el conflicto a favor de los Aliados, enviaban muy pocos soldados a Europa.

Así pues, en marzo del 2018, el ejército alemán lanzó la Ofensiva de la Primavera, y consiguió avanzar en territorio enemigo. Querían llegar hasta París y derribar el gobierno francés.

Sin embargo, británicos y franceses resistieron su avance y, en pocos meses, los alemanes perdieron la ventaja numérica.

El Imperio Alemán se encontraba al borde del colapso: los suministros no llegaban al frente, la población civil pasaba hambre y sus soldados se negaban a cumplir órdenes o desertaban. El general alemán al mando, Erich Ludendorff, trasladó a sus superiores que la guerra estaba perdida.

Tres días para aceptar las condiciones

El 8 de noviembre, representantes de Francia, el Reino Unido y el Imperio Alemán llegaron al bosque de Compiègne para negociar el armisticio.

El acuerdo incluía unas duras condiciones para los perdedores, incluyendo la desmilitarización de Alemania y la compensación por los daños causados durante la guerra. Tenían tres días para aceptar.

El káiser alemán Guillermo II, máxima autoridad del Imperio, era contrario al armisticio. Así que el 9 de noviembre, el emperador abdicó del trono y partió hacia Holanda, donde se exilió. Las nuevas autoridades alemanas estaban listas para pedir la paz y así lo hicieron el 10 de noviembre.

Una vez ultimadas las negociaciones, el documento se firmó a las 5:12 de la mañana del 11 de noviembre y entró en vigor a las once de la mañana. Se suele decir que entró en vigor “el once del once a las once”.

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Un día que no se olvida

Cada 11 de noviembre, los países aliados conmemoran el fin de la Primera Guerra Mundial. Francia, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, entre otros países, se toman el día festivo u organizan actos para recordar a los soldados caídos en combate.

La flor de amapola se ha convertido en un símbolo para honrar a las víctimas de la Primera Guerra Mundial.

El origen de este símbolo procede del poema ‘En los campos de Flandes’. Los versos son obra de John McGrae, un soldado canadiense que combatió en la Primera Guerra Mundial.

Mc Grae escribió el poema en 1918 tras acudir al funeral de un amigo caído en combate, haciendo referencia a las amapolas que crecían en los campos de Flandes poco después de la batalla.

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