Una mujer, Elisaveta Voronnyanskaya, fue detenida, secuestrada y torturada durante días. Fue liberada, pero apareció ahorcada en su casa en agosto de 1973. El manuscrito que intentaba proteger, y que le costó la vida, había sido obtenido por el KGB, aunque luego desapareció. Pero los agentes del KGB habían confirmado que había una copia en algún lado. Ahora la clave era detener al autor del escrito. El problema era que el autor era muy famoso, había sido Premio Nobel de Literatura en 1970 y era aclamado en la mismísima URSS. Un intocable.
Aleksandr Solzhenitsyn, oficial del ejército soviético, condecorado dos veces por su valentía en la Segunda Guerra Mundial, cometió un error grave: se atrevió a criticar a Iósif Stalin en una carta dirigida a un amigo; Solzhenitsyn no estaba de acuerdo con la forma en que Stalin dirigía el ejército. En febrero de 1945 Solzhenitsyn fue detenido y condenado a lo habitual en esos casos: ocho años de trabajos forzados en un campo de prisioneros en Siberia.
Las condiciones de esos campos eran inhumanas, inimaginables; la mayoría de los presos moría en poco tiempo. Al gobierno de Stalin no le preocupaba mucho eso, ya que constantemente había nuevos presos que sustituían a los fallecidos y la mano de obra gratis se mantenía sin problemas a lo largo del tiempo.
En 1953 murió Stalin, y Nikita Khruschev, su sucesor, tenía otra forma de ver las cosas. Solzhenitsyn, en medio de una ola de libertad controlada promovida por el nuevo gobierno, fue liberado. Pero los años en Siberia lo habían cambiado para siempre. En un discurso en 1956, Khruschev condenaría el terror de esos campos y criticaría a Stalin por su personalismo desbocado, pero eso no cambiaría la manera de pensar de Solzhenitsyn. En 1962 presentó “Un día en la vida de Iván Denisovich”, una novela en la que denunciaba en forma más que cruda y realista la violencia y la perversión de los campos de prisioneros. El texto fue analizado por el Politburó, y nadie pensaba que se fuera a publicar. Sin embargo, después de leerlo, Khruschev ordenó que lo publicaran. Jugaba su partido aparte para desacreditar a Stalin, y vio en aquel texto una denuncia que encajaba perfectamente en su campaña de desmantelamiento de las estructuras de dominio de los stalinistas; por eso defendió la publicación de aquel libro, que se convirtió en bestseller en todo el mundo.
En 1964 Khruschev fue destituido en un golpe de Estado llevado a cabo por Leonid Brézhnev, acicateado por los miembros del gobierno que desconfiaban de la apertura de Khruschev. Brézhnev, un ultraconservador, no era tan tolerante con las críticas de Solzhenitsyn, que de paso seguía publicando escritos de ese tipo contra el antiguo régimen stalinista. Y la gota que colmó el vaso fue que el KGB informó a Brézhnev que Solzhenitsyn estaba trabajando en otra novela y que esta vez las críticas no estaban dirigidas a Stalin sino al gobierno comunista de la Unión Soviética. Brézhnev (o el Politburó, o el KGB, o todos) ordenó entonces que ese nuevo manuscrito no saliera nunca a la luz.
Solzhenitsyn vivía por entonces en la casa del violoncellista Mstislav Rostropovich, muy respetado en la URSS. Desconfiando del gobierno, había decidido escribir su novela “secreta” dividiéndola en varias partes y confiando a un amigo distinto cada una de ellas. Concurría a “visitar” a sus amigos frecuentemente y en sus casas trabajaba en los textos. Mientras tanto, el KGB lo vigilaba de cerca.
El sistema funcionó hasta que Solzhenitsyn tomó la decisión de que alguien mecanografiara el manuscrito en forma completa antes de llevarlo a sus editores. La mecanógrafa fue Elisaveta Voronnyanskaya, y trabajó en forma excelente junto al escritor.
Entre tanto, Aleksandr Solzhenitsyn ganó el Premio Nobel de Literatura en 1970, y no fue a la ceremonia de entrega del premio para evitar que a su regreso no lo dejaran entrar a la URSS. Tras años de espionaje del KGB, (Solzhenitsyn escribió la novela entre 1958 y 1968), Elisaveta Voronnyanskaya fue detenida. Tras torturarla, el KGB obtuvo la copia que tenía Elisaveta. Pero Solzhenitsyn tenía otras dos copias manuscritas escondidas. Presentó una de ellas en forma oficial al sindicato de escitores de la URSS, que prohibió su publicación. La otra copia salió en forma clandestina del país y llegó a Francia, donde se publicó traducida al francés en 1974. A las seis semanas de su publicación, Solzhenitsyn fue expulsado de la URSS y se le quitó la nacionalidad soviética.
El manuscrito era “Archipiélago Gulag”, una ceelebre y extraordinaria novela que hoy es lectura obligatoria en la escuela secundaria en Rusia y que relata la experiencia de Solzhenitsyn y la de sus compañeros de los campos de concentración, prisión, trabajo y “reeducación” (Gulag), cuyos testimonios orales al autor (más de doscientos) conforman una obra aterradora. En la primera edición, Solzhenitsyn se disculpaba con sus compañeros muertos en Siberia: “dedico este libro a todos los que no vivieron para contarlo, y que por favor me perdonen por no haberlo visto todo, por no recordar todo, y por no poder decirlo todo”.
Aleksandr Solzhenitsyn pudo regresar a la URSS en mayo de 1994, donde vivió hasta su muerte, en agosto de 2008. “Archipiélago Gulag” fue publicado en la URSS en 1990, en tiempos de la perestroika de Mikhail Gorbachov.