Thomas Lawrence nació en Bristol y desde muy pequeño mostró su talento como niño prodigio, no solo en la pintura sino en otras áreas.
En el año 1779, su padre fracasó en los negocios y siendo muy joven y gracias a sus dotes artísticos, Thomas Lawrence se convirtió en la principal fuente de ingresos económicos de su familia.
Se encargaba de pintar retratos a lápiz o pastel y con los que conseguiría ganancias importantes para ofrecer sustento al hogar.
Cuando tenía 17 años se trasladó a Londres, en donde comenzaría su formación académica en la Royal Academy. Su breve paso por la Academia (tres meses) fue fundamental para que aprendiera la técnica al óleo, que utilizaría posteriormente para sus obras.
Es hacia el año 1787 cuando hace un envío de siete trabajos a la exposición oficial y comienza a ganar reconocimiento por parte del público. En 1790 hace una pintura de la Reina Carlota que lo consagra como retratista de la clase alta de Londres.
Fue tanto el trabajo que comenzaron a encargarle, que el joven Thomas Lawrence en ocasiones tenía más del que realmente podía realizar, teniendo incluso algunos incumplimientos con sus clientes,
Para 1791 es elegido como miembro de la Academia y en 1792 se convertiría en el sucesor de Reynolds como pintor del rey Jorge III, lo que sería un gran paso para su carrera como artista.
Sir Thomas Lawrence y su obra
En algún momento, sus cuadros comenzaron a recibir críticas pues su obra era considerada de “excesiva teatralidad”. Aunque su punto fuerte era el retrato, hizo un intento por dedicarse a la pintura temática que no fue tan fructuoso.
Tuvo un pequeño declive pero tras la exposición del año 1807 en la Royal Academy, logró recuperar la fama que ya había ganado.
Se le conoce como Sir Thomas Lawrense al ser nombrado caballero en el año 1815 gracias a un encargo que le fue realizado por la familia real. Se trató de un retrato de los soberanos, militares y hombres de Estado llamado “La Cámara de Waterloo” en el castillo de Windsor. Este cuadro tenía relación con la derrota de Napoleón Bonaparte.
Pero su fama no fue solo en territorio inglés, sino que para los años 1818 y 1820, logra traspasar fronteras y ganar reconocimiento en el ámbito internacional, sobre todo, al hacer un retrato del papa Pío VII.
Antes de hacer la pintura propiamente, Sir Thomas Lawrence se encargaba de dibujar los rasgos de sus modelos para posteriormente, comenzar a emplear la técnica del óleo y tenía gran facilidad para pintar.
Aunque al haber empleado ayudantes, la calidad de algunas obras se vio afectada, no obstante, el pintor logra ganar mucha popularidad, sobre todo entre el año 1830 y el 1840.
Obras más importantes
El estilo de Sir Thomas Lawrence fue de un estilo muy personal. El dramatismo impreso en las poses de sus modelos y el uso del color fue una anticipación a la pintura romántica.
Un retrato realizado al explorador escocés, hecho en óleo sobre lienzo y con fecha de 1800. En la actualidad se encuentra en la National Gallery of Canada.
Uno de sus cuadros más conocidos, fue pintado posiblemente en el año 1790 y es un óleo sobre lienzo. Está en el Museo Metropolitano de Arte en New York y muestra a la posterior condesa de Derby vestida con pieles de animales y en donde Sir Thomas Lawrence utiliza hábilmente la luz.
El retrato de un joven aristócrata, vestido y peinado a la moda de la época, muestra el estilo de Lawrense que se llegó a caracterizar por rapidez en la ejecución de la pintura y que no llegó a ser del agrado de muchos.
Se trata del retrato de uno de los vencedores de Napoleón Bonaparte durante la batalla de Waterloo, quien está sobre un caballo, con la mano derecha saluda con su sombrero, mientras que en la mano izquierda sostiene un catalejo. Es un óleo sobre lienzo y pertenece a una colección particular.