El austriaco de origen judío Simon Wiesenthal, superviviente del Holocausto que dedicó toda su vida a buscar y facilitar la captura de numerosos criminales de guerra nazis, falleció un día como hoy del año 2005 en su casa de Viena a los 96 años. Bajo el lema “Justicia, no venganza”, Wiesenthal consiguió llevar ante los tribunales a más de 1.100 criminales de la Alemania hitleriana refugiados en todo el mundo tras la Segunda Guerra Mundial.
Wiesenthal se retiró de la vida pública sos años antes de su muerte tras dar prácticamente por concluida su misión al considerar que, aunque quedaran criminales de guerra nazis con vida, éstos serían tan ancianos que difícilmente podrían ser llevados ante los tribunales. Con motivo de su retirada, afirmó ante la prensa que “a los asesinos de masas que he perseguido, los he encontrado y los he sobrevivido a todos”.
Simon Wiesenthal nació el 31 de diciembre de 1908 en Buczacz, en la región de Galizia, que entonces pertenecía a la monarquía de los Habsburgo y que hoy forma parte de Ucrania. Concluidos sus estudios de arquitectura, se instaló en Praga en 1932 y ejerció como arquitecto hasta 1941 cuando, durante la ocupación alemana de Checoslovaquia, fue detenido. Logró sobrevivir a doce campos de concentración y exterminio hasta ser liberado por las tropas estadounidenses en Mauthausen (Austria) en 1945. En el momento de su liberación sólo pesaba 45 kilos y, según relató, rápidamente se dio cuenta de que “no hay libertad sin justicia”, por lo que decidió dedicarse “unos pocos años” a hacer justicia, que se convirtieron en décadas.
Durante su permanencia en los campos de la muerte, Wiesenthal consiguió tomar nota de los nombres de cada uno de los criminales nazis que participaron en el genocidio y, una vez liberado, se dedicó exclusivamente a buscarlos y a ser la “conciencia del Holocausto”, la voz de los seis millones de judíos que murieron en los campos de concentración y exterminio de la Alemania de Hitler, entre ellos 89 de sus familiares. Quería que se mantuviera viva la trágica experiencia vivida por los judíos como una lección para la Humanidad.
En 1947 fundó el Centro de Documentación Judío, embrión del Dokumentationszentrum de Viena que lleva hoy su nombre y que cuenta con delegaciones en varios países del mundo. El Centro fue cerrado en 1954 debido a los intereses creados durante la Guerra Fría que no eran muy favorables al esclarecimiento de todos los crímenes de la Segunda Guerra Mundial. Pero en 1954, Wiesenthal consiguió localizar en Buenos Aires al destacado criminal nazi Adolf Eichmann e informó de ello al Centro de Investigación del Holocausto Yad Vashem, en Israel, cuyas autoridades eran inicialmente muy escépticas al respecto, pero finalmente el prófugo fue capturado.
Eichmann, el hombre que planificó la deportación y muerte en masa de millones de judíos en Europa, fue detenido en 1960 en la capital argentina, trasladado clandestinamente a Israel y finalmente sentenciado a muerte en 1961 tras la celebración de un juicio trasmitido por televisión. Ese mismo año, Wiesenthal reabrió su Centro de Documentación con el apoyo de donaciones de todo el mundo. Uno de los casos descubiertos por Wiesenthal más conocidos junto al de Eichmann es el de Karl Silberbauer, que condujo a los campos de la muerte a la niña judía Ana Frank y que fue descubierto en 1963 cuando trabajaba como inspector de policía en Viena.
“Cuando se mire atrás en la Historia quiero que la gente sepa que los nazis no fueron capaces de matar a millones de personas y huir como si nada”, dijo Wiesenthal en una ocasión.