Septiembre Negro

La crisis en Jordania había empezado al final de la Guerra de los Seis Días, en 1967. Luego de la guerra, Israel ocupaba Gaza, la península del Sinaí (excepto Port Fuad), Cisjordania y las alturas del Golan. La resolución 242 de la ONU votada en noviembre de ese año determinaba las condiciones para la paz definitiva: la retirada israelí de los territorios ocupados, el reconocimiento por parte de los países árabes del Estado de Israel y encontrar una solución al problema de los refugiados palestinos. Lo establecido en esa resolución no se cumplió; se aceptó en el aspecto declamatorio pero no se llevó a cabo en la práctica, y todo fue muy caótico en esos territorios a partir de entonces.

Como la OLP (Organización para la Liberación de Palestina, creada en 1964) utilizaba cada vez más a Jordania como base para sus ataques a Israel, ocurría que los jordanos sufrían cada vez más las consecuencias de las represalias israelíes. Entonces el rey Hussein, que no quería embarcarse en otra guerra contra Israel y además se sentía incómodo con el creciente poder palestino en Jordania, intentó desactivar y desarmar a la OLP exigiendo su retirada, utilizando para ello las fuerzas militares jordanas. Las negociaciones con el jefe de la OLP, Yasser Arafat, terminaron estableciendo un compromiso por parte de la OLP de pacificar sus acciones; pero Arafat no pudo controlar a los elementos más extremistas de su organización. Que eran muchos.

Como consecuencia de ello se intensificaron los encuentros violentos entre las fuerzas jordanas y las fuerzas palestinas en territorio jordano, y como si eso fuera poco se produjeron dos atentados contra el rey Hussein. Para colmo, una facción extremista de la OLP, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (los llamados “fedayines”) secuestró tres aviones de pasajeros que se dirigían a Jordania (uno norteamericano, uno suizo y uno británico) y luego de evacuar a los pasajeros los hicieron estallar.

En respuesta a eso, el rey Hussein envió tropas a diversas ciudades del país y a campos de refugiados palestinos, en una maniobra que buscaba expulsar a los guerrilleros de la OLP. El 17 de septiembre el ejército jordano rodeó las ciudades que tenían mucha presencia de la OLP, incluyendo la capital Amán (Amman), y bombardeó a los fedayines atrincherados. Siria, enemigo de Jordania, aprovechó para hacerse presente en el conflicto y respaldó a la OLP; en ese contexto, al día siguiente unos 250 tanques sirios entraron en Jordania por el norte, en apoyo a la OLP. Avanzaron hacia Irbid, que había sido declarada como “ciudad liberada” por los guerrilleros palestinos. Hussein entonces solicitó ayuda militar a EEUU y Gran Bretaña, y permitió a Israel que sus aviones sobrevolaran el espacio aéreo jordano para atacar a las fuerzas sirias. Ya la cosa se iba complicando (como siempre) con una espiral creciente de participantes.

El 22 de septiembre los sirios se retiraron tras haber sufrido importantes bajas luego de un ataque aéreo jordano. La presión de los otros países árabes llevó a Hussein a detener la ofensiva. El 27 de septiembre Hussein firmó un acuerdo con Arafat en el que se hacían concesiones a los palestinos y se regulaba la presencia de los fedayines. El presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, que venía de haber acordado un alto el fuego entre Egipto e Israel y de haber inaugurado la represa de Asuán (cuya construcción había sido nudo central en lo que luego fue la crisis del canal de Suez muchos años atrás), intervino para tratar de lograr un alto el fuego entre palestinos y jordanos, pero murió de un ataque al corazón el 28 de septiembre. Esto volvió a caldear los ánimos contra Jordania; el ejército jordano volvió a atacar a los palestinos meses después y los fedayines fueron expulsados uno a uno hasta que el último grupo de combatientes palestinos se rindió en julio de 1971, marcando el fin del prolongado conflicto.

Jordania permitió a los fedayines dirigirse hacia el Líbano, donde participarían en la guerra civil libanesa que tendría en llamas a ese país durante mucho tiempo. La organización terrorista palestina “Septiembre Negro”, que fue creada durante el conflicto en Jordania, comenzó siendo una pequeña célula de Fatah (otra facción extremista de la OLP) que buscaba vengarse de Hussein y de las Fuerzas Armadas de Jordania; enseguida se unieron miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina (los incansables fedayines, que seguían buscando acción) y otras pequeñas células extremistas, hasta formar un verdadero ejército terrorista temible y ultraviolento: fue Septiembre Negro el que asesinó al primer ministro jordano Wasfi el-Tell en 1971 y fue responsable de la matanza de los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.

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