Semión Krivoshéin y la batalla de los tanques

Hitler aún creía que no todo estaba perdido y una derrota aplastante de los soviéticos podía revertir la situación. Lo que no sabía es que los británicos habían interceptado mensajes en los que se anunciaba esta ofensiva y prepararon el ataque a fin de desgastar la punta de lanza blindada de los alemanes, que confiaban en sus Panthers y su nuevo Tiger.

Los soviéticos construyeron una serie de cinturones defensivos con fortificaciones, campos minados y sistemas antitanques a lo largo de 300 Km. Si bien el general en jefe era Gueorgui Zhúkov, este contó con la asistencia de Semión Krivoshéin, entonces un oficial tanquista de 44 años de origen judío. Fue Krivoshéin el primer tanquista soviético en pelear durante la guerra civil española. Durante la invasión a Polonia mantuvo una amable relación con las autoridades nazis en Brest, cuando aun regía el pacto Ribbentrop-Mólotov. En esa época se lo ve junto al general Heinz Guderian dirigiendo un desfile.

En la guerra de invierno contra Finlandia, la actividad de Krivoshéin fue reconocida y fue promovido como comandante de las fuerzas motorizadas del Báltico.

Al principio de la invasión alemana y dado el demoledor ataque de las fuerzas invasoras, el ejército soviético se vio comprometido en una serie de derrotas que condujeron a los soviéticos a replantear la estructura de las fuerzas blindadas. El hombre elegido fue Krivoshéin.

La batalla de Kursk fue la oportunidad de mostrar todo lo que había aprendido y aplicarlo en el extenso campo de batalla de 250 Km de extensión. A él le fue encargado enfrentar al peso principal del ataque alemán, dirigido por el general Hermann Hoth, un antiguo soldado de Erwin Rommel. Las efectivas intervenciones de Hoth en Białystok, Minsk y Vítebsk fueron notables intervenciones tácticas.

En el sector sur de la extensa línea, Krivoshéin debió enfrentar el hostigamiento de los poderosos Tiger. A pesar del feroz ataque, Krivoshéin y los suyos mantuvieron su posición a lo largo de dos días de hostigamiento. La resistencia rusa no cedió ni un palmo de terreno.

Al tercer día de la batalla el mariscal Erich von Manstein, el líder máximo alemán, decidió concentrar todas sus fuerzas contra el grupo de Krivoshéin, en Prójorovka. Éste se vio obligado a retirarse justo a tiempo para que el 5° ejército de tanques soviéticos atacase por el flanco del ejército de Hoth. Las pérdidas de vidas y materiales de los nazis fueron tan terribles que debieron retirarse.

Ese mismo día Krivoshéin fue ascendido a teniente general y condecorado. En la batalla de Kursk, Krevoshéin perdió el 90% de sus comandantes y aún así reinició un espectacular contraataque que culminó con el completo retiro de los alemanes.

Gravemente herido en combate, Semión debió reposar por varios meses, reintegrándose a tiempo para participar en la ofensiva contra Berlín, en la que tuvo un papel relevante. Fue elegido por Zhúkov para entrar en la capital del Reich y llevar sus tanques hasta el Reichstag.

Krivoshéin fue honrado con el título de Héroe de la Unión Soviética. Después de la guerra, fue relegado a un puesto secundario y con el ascenso de Nikita Jrushchov, fue retirado del servicio activo. Krivoshéin aprovechó su tiempo libre para redactar cuatro libros basados en sus memorias de guerra.

Murió el 16 de septiembre de 1978.

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Semión Krivoshéin (derecha) y Heinz Guderian (centro) en el desfile alemán-soviético en Brest el 22 de septiembre de 1939

Semión Krivoshéin (derecha) y Heinz Guderian (centro) en el desfile alemán-soviético en Brest el 22 de septiembre de 1939

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