El término “progresivo” referido a la música rock apareció por primera vez en la revista británica New Musical Express (NME) en febrero de 1968. “¡No ajuste su tocadisco, así es como suena este grupo progresivo!” decía NME refiriéndose al grupo Tomorrow, un grupo influenciado por The Beatles y Soft Machine, que coqueteaba con la psicodelia y del cual surgió Steve Howe, luego guitarrista de Yes. Un mes después, la revista británica Disc and Music Echo (antes llamada simplemente Disc), se refería al primer álbum de The Nice (la banda del gran tecladista Keith Emerson) como “una progresión creativa digna de escucharse”. Poco después, la misma revista calificaba la música del incipiente grupo Van der Graaf Generator como “pop más o menos progresivo basado en el blues”. La revista Record Mirror recomendaba el álbum “Stand Up” de Jethro Tull como “una obligación para quienes les guste el blues progresivo blanco”. En 1969, el álbum “Ummagumma” de Pink Floyd fue calificado como “un LP progresivo realmente genial”. La revista Melody Maker también empezó a usar el término “progresivo”; por entonces, se describía de esa manera a la “mezcla de patrones clásicos con psicodelia”, y el disco que simbolizaba “lo progresivo” fue, en esos momentos iniciales, “In the Court of the Crimson King”, de King Crimson.
Podría establecerse el origen del rock progresivo como género en el período que va desde “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de The Beatles (que con ese álbum descomunal iniciaron sin saberlo –o sabiendo– una avalancha que revolucionó la música contemporánea) hasta el mencionado primer álbum de King Crimson. Y si bien tiene una relación inicial con la psicodelia y el movimiento contracultural de los ’60, el apogeo del “prog” se verá en la década de los ’70. Transitando entre la psicodelia escapista de los ’60 y el descontento semianárquico del punk de los ’80, la década del ’70 fue posiblemente la más fructífera y de mayor calidad musical en la historia del rock.
Hacia fines de los ’60, el auge de la poesía, los movimientos hippies, el arte, el sexo, las drogas y el rock and roll, enfrentó una renovada ola de capitalismo que vio que esos “rebeldes y revoltosos” podían ser “domesticados” ofreciéndoles bienes de consumo bastante “burgueses”; los músicos de formación clásica salieron por fin del underground y empezaron a ganar las audiencias que estaban acostumbradas a escuchar a los guitarreros de fogón. Su música era electrónicamente amplificada, con creatividad de sonidos nuevos que rompían esquemas conocidos de métricas y armonías, con letras elaboradas. Ya se exigía algo más que tocar un par de compases previsibles con un sonido deficiente y un atuendo desaliñado a modo de protesta contra el sistema; ahora el sistema acaparaba a los músicos y los talentosos prevalecían sobre los que gritaban más. A eso se agregó una difusión masiva en los medios de comunicación, la presencia en los rankings, conciertos multitudinarios.
El rock progresivo no es anglocéntrico, pero indudablemente los grupos británicos tomaron un especial protagonismo gracias al brillo especial de una de sus manifestaciones más notables: el rock sinfónico. Existe alguna tendencia a reducir el rock progresivo a su variante sinfónica; eso promueve una mirada sesgada que no parece muy justa, ya que Deep Purple, Led Zeppelin, Frank Zappa and The Mothers of Invention, Dream Theater o Caravan son tan progresivos como sus pares sinfónicos, aunque su estilo sea diferente.
Pero echemos un vistazo sobre los elementos esenciales del rock progresivo…
El rock viene del blues, del rythm and blues (que a su vez provienen de la música afroamericana) y del country, todas ellas formas musicales que tienen una estructura armónica muy marcada. El rock clásico se basa en el uso de los “grados tonales” (I – IV – V), que se intercalan en un “formato de canción”, entendiendo como tal una estructura cíclica formada por diversas partes como la estrofa y el estribillo. Estas distintas secciones se repiten un número determinado de veces con algunas variantes.
El rock progresivo, en cambio, toma elementos de la música clásica y del jazz, utilizando movimientos y cadencias que lo diferencian. Del jazz toma los cambios de modo (intercala modos menores a los clásicos modos mayores) y los intercambios tonales; de la música clásica toma cadencias diferentes, arreglos melódicos, codas, largas progresiones melódicas y armónicas.
Hay quienes dicen que el término “progresivo” hace referencia a un “progreso” dentro del rock, una forma diferente de incorporar elementos para hacer del estilo algo menos hermético y estructurado. Eso resulta claro y evidente en las estructuras de los temas, ya que en el rock progresivo la estructura no tiene por qué obedecer a un ciclo, y la repetición (el ciclo) es una opción, no una obligación. La estructura es más parecida a la del mundo de la música clásica, ya que utiliza “motivos musicales” (leit motiv) que se repiten y que también se transforman, haciendo que la música “progrese” más allá de las limitaciones estilísticas, llegando a lugares completamente diferentes, generando pasajes sonoros inesperados y complejos. Esto origina en muchos casos piezas musicales largas, de una duración bastante mayor a las de las canciones “standard” del rock and roll o del blues. Las canciones largas (en muchos casos con diferentes secciones, puentes y movimientos de cadencias rítmicas variadas, como en los conciertos o sinfonías clásicas) son características del rock progresivo y son especialmente notables en el rock sinfónico.
El elemento común del rock progresivo es la búsqueda de una “imagen musical” a la que se llega construyendo sensaciones y texturas musicales ilimitadas. En relación directa con esto se instala el concepto de “la obra conceptual”, que es otra de las marcas registradas del rock progresivo. El disco conceptual expresa, como su nombre lo dice, un concepto general a lo largo de la obra, que se pone de manifiesto con los motivos musicales, con un desarrollo no lineal y con una progresión constante hacia y desde nuevos pasajes musicales.
Hasta el rock progresivo, la mayoría de los discos (por entonces, los “long play”) llevaba el nombre de la canción que se imaginaba más exitosa; en el rock progresivo clásico y sinfónico, muchos discos empiezan a tener un nombre propio y no el de una canción en particular, como si fuera un libro que tiene varios capítulos con distintos nombres pero que tienen una continuidad y están íntimamente relacionados con el argumento central.
La formación clásica de la mayoría de los compositores del rock progresivo lleva la complejidad de las obras progresivas bastante más allá de las canciones simples habituales del blues (en las que los solos y variaciones de guitarra transmiten emociones como la tristeza, la nostalgia y la resignación, elementos relacionados con el origen de esa maravillosa música) y del rock and roll (en las que el ritmo predominante y sostenido en cortas frases incitaba a mover el cuerpo al compás del mismo), incorporando una construcción musical diferente a la del rock clásico; las obras tienen partituras complejas, con diferentes movimientos y pasajes musicales durante la obra. El rock progresivo demanda ser escuchado e interpretado más que bailado; es mucho más que sensaciones, es un mensaje con contenido musical y lírico.
Otra característica del rock progresivo está dada por la constante experimentación rítmica, que se manifiesta en una utilización de métricas cambiantes e irregulares. El rock progresivo es el género musical que ha explorado de forma más sistemática la asimetría y la alternancia rítmica, algo que no ocurre en la mayor parte de la música popular contemporánea.
Las letras también tienen sus particularidades. A diferencia de la psicodelia y el punk, las letras del rock progresivo nunca se acercaron a la temática política. Así como sus estructuras musicales salieron de lo común y de lo simple, sus letras evitaron lo coyuntural buscando lo trascendente, sin contemplar demasiado la problemática cotidiana y sin entrar en cuestiones ideológicas del momento. A pesar de eso, muchas de las letras del rock progresivo reflejaron su época enfocándose en diferentes aspectos: la épica, el humanismo, el misticismo, la mitología, la distopía, el cinismo, la crítica social y a las instituciones, el escapismo introspectivo, la temática antigua, el surrealismo, la visión tanto utópica como apocalíptica. Es habitual el uso de significados ambiguos, versos libres, métrica irregular y letras crípticas que requieren ser deshojadas en varias “capas”.
Otra característica del rock progresivo es la incorporación de los teclados como instrumento habitual e importantísimo, llegando en no pocas ocasiones a ser más predominantes que las guitarras. A eso se agrega el desarrollo de la música electrónica, con el órgano Hammond (que usa los principios del elctromagnetismo), el sintetizador Moog (un “creador de sonidos” mediante circuitos electrónicos) y el mellotron (un teclado electrónico en el que cada tecla se conecta con una cinta magnética que contiene una grabación de unos segundos de algún instrumento con una frecuencia correspondiente a la de dicha tecla y cuyo sonido se emite a través de un amplificador).
A pesar de que los distintos estilos del rock progresivo se superponen permanentemente, podrían dividirse (un poco arbitrariamente, quizá) en algunos grupos diferenciados. Veamos algunos de ellos:
El progresivo clásico se caracteriza por una construcción musical “de concierto”, incluyendo variaciones sobre composiciones clásicas. Es de uno de los estilos más accesibles del progresivo, su sonido es imponente, por momentos grandilocuente. ELP, King Crimson, UK, Gentle Giant y Rush serían ejemplos de este grupo.
El progresivo sinfónico utiliza sintetizadores, tiene buenas melodías, voces muy afinadas que ofrecen una amplia gama de emociones. La influencia clásica y barroca también está presente. Las obras de rock sinfónico son intrincadas y complejas; las composiciones también son “de concierto”, con diferentes movimientos, pero en este caso como si fueran interpretadas por una orquesta sinfónica. Genesis, Yes y Camel son ejemplos de este subgénero.
El progresivo fusión se muestra más influenciado por el “sonido jazz”. Suelen agregar instrumentos de viento y las estructuras son impredecibles. Frank Zappa, Premiata Forneria Marconi (PFM) y Brand X son ejemplos de este subgénero.
El progresivo electrónico muestra predominancia de los instrumentos electrónicos, que llevan el peso de las obras y generan “climas” diferentes que a veces predominan sobre el contenido musical en sí. Tangerine Dream, Sky, Alan Parsons Project o Mike Olfield son ejemplos de este estilo.
El metal progresivo es parecido al sinfónico en cuanto a su construcción, pero su sonido es más duro y predomina claramente el sonido de la guitarra. Led Zeppelin, Deep Purple y Dream Theater son exponentes de este estilo, que posteriormente daría origen al heavy metal, género en el que se agregan cambios, distorsiones, volumen y se vuelve a acortar la duración de las canciones.
A pesar de esta delimitación, los grupos de rock progresivo no suelen estar encasillados exclusivamente en estos subgéneros; de hecho, la mayoría podría ubicarse al menos en dos de ellos (incluso en más) durante su evolución a lo largo del tiempo. En este sentido, podría agregarse el subgénero progresivo mixto, al cual pertenecen grupos que oscilan en al menos tres de los subgéneros mencionados. Algunos ejemplos son Jethro Tull (grupo inclasificable, en el mejor de los sentidos) que cabalga en una especie de folk-rock progresivo pero también se roza con el jazz, utiliza la flauta, tuvo épocas de dos tecladistas simultáneos en la banda, tiene muchísimas canciones cortas y a la vez obras conceptuales extraordinarias; otro ejemplo es Kansas, grupo estadounidense que no hace temas largos y que incluye un violín y por momentos dos tecladistas, y otro ejemplo es el mismísimo Pink Floyd (mezcla de rock clásico, psicodelia, ambient y sinfónico).
El rock progresivo de las grandes bandas comenzó a decaer en la década de los ’80. El desgaste de las relaciones en los grupos, la búsqueda de nuevos sonidos, la decisión de muchos músicos de priorizar sus carreras solistas, y el cambio de los tiempos sobre todo en Europa fueron dando paso a la inmediatez, a la crudeza, a lo despojado, al mensaje simple y repetido, a la negación de lo elaborado; así aparecieron el punk, tomó un nuevo envión el reggae y más tarde se instalarían el post-punk, el grunge y la new age.
Algunos de los grandes grupos progresivos viraron hacia el pop-rock (Genesis, Yes, Supertramp), otros modificaron sus formaciones tratando de buscar nuevos sonidos y se crearon nuevos grupos, la mayoría de corta duración (Asia, GTR, Emerson, Lake & Powell, ABWH). Pero lo trascendente fue que se generó una nueva generación de grupos progresivos, sobre todo sinfónicos. A la cabeza de esta corriente, llamada neosinfónica, aparecen sin duda Marillion (que años después también viraría hacia el pop-rock) y Pendragon.
Y hablando de las bandas… Las bandas de rock progresivo son posiblemente las mejores de la historia del rock. Cada uno tendrá sus favoritas, y nombrarlas a todas sería interminable. Pero eso es otra historia.