1) El Padrino (“The Godfather” de F.F. Coppola, 1972)
Micheal Corleone es hijo de Don Vito Corleone, el jefe de una de las familias dedicada al crimen organizado en la ciudad de Nueva York. Luego de que su padre sufre un atentado (fallido) a manos de otras de las familias rivales, Michael se mete de lleno en el negocio para vengarse y poner las cosas en orden con la competencia. Así desarrolla su personalidad de líder intransigente e impiadoso dentro de la organización y lo posiciona como el candidato ideal para convertirse en el nuevo Padrino cuando Don Vito pase a mejor vida.
El Padrino describe detalladamente varias facetas de lo que significa ser parte de la mafia italo-americana. Los códigos, la importancia de la familia, los lazos con la política, los favores, las traiciones; un sin fin de aristas que son esenciales para entender más a fondo de qué se trata el negocio de la Cosa Nostra. Toda la trilogía (El Padrino 2 -1974- y El Padrino 3 -1990-) es una obra maestra imperdible que retrata la evolución de Michael como Padrino, un personaje riquísimo que atraviesa una vida llena de violencia (recibida e infligida) pero sobre todo de mucha soledad.
Película consagratoria de F. F. Coppola, es la adaptación de la novela homónima de Mario Puzo, quien colaboraría en la escritura de los guiones de las 3 películas. Brillantemente filmada y actuada es, quizás, la mejor película de todos los tiempos y de visión imperdible para quien disfrute del cine de mafiosos (bah, del cine en general).
2) Buenos muchachos (“Goodfellas” de Martin Scorsese, 1990)
“Desde que tengo uso de razón, siempre quise ser un gángster” confesaría Henry Hill. Con sus objetivos muy claros, ya desde preadolescente empieza a trabajar para la mafia. Comienza muy de abajo y, gracias a su iniciativa y predisposición, escala posiciones de poder rápidamente. Hace amistades dentro de la organización, se hace rico y se casa. Vive la buena vida gracias a su “trabajo” y se siente orgulloso de haber llegado a ser lo que es gracias a su carrera criminal. Pero como suele pasar, todo lo que sube rápido (y más si hay ambición desmedida y drogas de por medio) en algún momento tiene que bajar…
“Buenos muchachos” es una de las películas esenciales en la filmografía de Scorsese, de un estilo único que sirvió de gran influencia a un montón de directores que crecerían viendo la película. Se transformó en la matriz de lo que una buena película de gángsters debería ser. Scorsese utilizó los planos secuencia (tomas largas sin cortes) y los monólogos a cámara como recursos novedosos que pasaron a ser la marca registrada que el director luego incorporaría como una firma personal en sus obras posteriores.
Como dato particular, Henry Hill fue un verdadero mafioso ya retirado que brindó su testimonio para escribir la novela y la adaptación del guión para la película.
3) Una luz en el infierno (“A Bronx tale” de Robert De Niro, 1993)
El debut como director de De Niro retrata la historia de Calogero, un adolescente italo americano en pleno crecimiento y construcción de su identidad. El chico cuenta con dos figuras masculinas muy fuertes que velan por él; por un lado está su padre, un chofer de colectivo parco y rígido, pero es un verdadero laburante que se desloma por su hijo y lo educa lo mejor que puede. El hombre siempre trata de inculcarle la cultura del esfuerzo y el valor del trabajo honesto. Por el otro lado está Sonny, el mafioso del barrio que adora a Calogero y lo cuida desde que es un niño. Tomándolo como su protegido, le da pequeñas changas para que haga algo de dinero y empiece a formar parte del “negocio”. Ya desde el arranque existe un choque muy fuerte de personalidades entre estas dos figuras paternas; si bien los dos quieren llevar a Calogero por el “buen” camino, está muy claro que la definición de “bueno” para Sonny no es la misma que para el papá del adolescente. Esta especie de tire y afloje que padece el protagonista va a formar parte de su desarrollo como adulto y, a fin de cuentas, va a ayudarlo a definir el camino que desea tomar por su propia cuenta.
4) Gomorra (de Matteo Garrone, 2008)
“Gomorra” está basada en la novela homónima de Roberto Saviano, que también colaboró en su adaptación a la pantalla grande. Inspirada en hechos reales, la película analiza con crudeza las consecuencias de las actividades delictivas de la Camorra (la mafia napolitana) y cómo influye en el resto del común de la sociedad italiana contemporánea. Está dividida en 5 historias que tienen como protagonistas a personas ordinarias que, sin tener relación directa con la mafia, para su desgracia en algún momento sus vidas van a cruzarse con esta organización criminal. El film destaca por su realismo y su retrato de la violencia. Lejos del virtuosismo del cine hollywoodense, el fuerte de “Gomorra” es justamente mostrar a la mafia desde un aspecto sórdido y alejado de la espectacularidad de la que el cine norteamericano de gángsters nos tiene acostumbrados.
5) Los intocables (“The untouchables” de Brian De Palma, 1987)
En los años 30, durante la era de la Ley Seca en los Estados Unidos, Al Capone fue el verdadero pez gordo del crimen organizado en Chicago. Todo negocio ilegal pasaba por él y la ciudad era víctima cotidiana de la violencia provocada por su banda mafiosa. Lamentablemente, Capone era un tipo demasiado astuto y nunca podía probarse que él tuviera que ver con algo. Es por eso que el Agente Federal Eliott Ness forma un equipo selecto de lo mejor de la policía local para poder encontrar la forma de agarrar al gánsgter con las manos en la masa y ponerlo tras las rejas de una vez por todas.
Esta es una de las películas más reconocidas del prestigioso director De Palma, y cuenta con dos de las escenas más memorables de la historia del cine: la bajada en medio de un tiroteo de un cochecito fuera de control por unas interminables escaleras y cierta cena donde se encontraban reunidos Capone, sus secuaces y un bate de béisbol… Quien haya visto la película se le haría imposible no recordarlas.
6) Casino (de Martin Scorsese, 1995)
Otra de las obras esenciales de Scorsese, el maestro absoluto de las películas sobre la mafia italo americana. “Casino” cuenta la historia de Sam Rothstein, un empresario inescrupuloso que es contratado por la mafia de Chicago para que regentee sus casinos de Las Vegas. La mafia le provee los contactos y el “brazo armado” para hacer crecer el floreciente negocio de manera exponencial. A su vez, Sam se lleva como mano derecha a su gran amigo de la infancia Nicky Santoro y el negocio no puede ir mejor. Todos empiezan a hacer mucha plata pero pasa lo que siempre termina pasando, alguien no se conforma y quiere más. La realidad es que Nicky es un matón, un hombre de muy pocas pulgas que no duda en recurrir a la violencia a la primera de cambio. Comienza a llevarse por izquierda plata que no le corresponde y a nuestro protagonista se le hace cada vez más difícil controlar su personalidad volátil. Sam empieza a tambalear en todos los aspectos de su vida y debe hacer malabares con la mafia, su amigo y un matrimonio tóxico destinado al fracaso.
Esta película está basada en hechos reales, lo cual la hace todavía más fascinante, y retrata muy bien los comienzos de la mafia metida en el negocio de los casinos de Las Vegas. Scorsese le mete su estilo personal característico y es sin lugar a dudas uno de los films más importantes e influyentes del realizador.
7) Sonatine (de Takeshi Kitano, 1993)
Murakawa, un jefe Yakuza de Tokio, es enviado junto a su banda a la isla de Okinawa para poner orden en una disputa entre dos facciones locales de la familia. Una vez allí, las cosas salen mal, varios de sus hombres terminan muertos, y comprende que todo ese viaje de negocios fue una trampa para quitarlo del medio y así poder “retirarlo”. Con los secuaces que aún le quedan vivos, nuestro protagonista decide esconderse en una casa de playa e idear un plan para vengarse, pero a medida que va pasando el tiempo empieza a notar que no sabe muy bien qué es lo que quiere. Está cansado, grande y el bichito de la ambición no le está picando como antes. El mafioso debe replantearse qué hacer con el resto de su vida y hacer las paces con el inevitable paso del tiempo.
“Sonatine” es una de las películas más reconocidas del cineasta de culto japonés, Takeshi Kitano, hombre multifacético que suele dirigir, escribir y protagonizar la mayoría de sus películas (este caso no es la excepción). Violencia realista y desdramatizada, ritmo lento acorde al proceso interno que vive su protagonista y puesta en escena muy cuidada, de esas películas que cada plano parece un cuadro. De estilo claramente japonés, la película muestra otra forma de adentrarse en el mundo de los Yakuza que dista bastante de lo que pudimos haber aprendido viendo “Kill Bill”.
8) Dead or Alive (“Dead or Alive: Hanzaisha” de Takashi Miike, 1999)
Un yakuza de origen chino y un policía corrupto con un drama familiar buscan, cada uno por su lado, enfrentarse a la mafia japonesa en busca de más poder y dinero. Sus caminos no van a tardar en encontrarse y sacarse chispas.
Nos encontramos acá con otra peli de mafia japonesa, esta vez dirigida por el muy prolífico Miike, que tiene más de 100 (sí, cien) películas dirigidas. De un estilo cercano a “Sonatine”, tal vez lo más interesante que tiene la película son los continuos cambios de ritmo en la narración: arranca y termina a toda velocidad con mucha acción y violencia (recibe y despide al espectador con una buena trompada en la cara), y durante el desarrollo de la película se hace más pausada; puede apreciarse el detalle de la puesta en escena y la evolución de la trama y los personajes.
Ésta, es la primera película de una trilogía. Si bien las historias de los tres films no tienen relación entre sí, comparten la temática de la mafia japonesa y los asesinos a sueldo.
9) Una historia violenta (“A history of violence” de David Cronenberg, 2005)
Tom Stall vive una vida tranquila junto a su mujer y sus hijos en un pequeño pueblo. Atiende un café y es un tipo conocido por todos, que lo estiman como buen padre y vecino. Un día, de la nada entran dos delincuentes armados al bar para robarlo y Tom logra reducirlos y termina matándolos en defensa propia. Su vida cambia drásticamente, el pueblo lo ensalza como héroe, los medios no tardan en llegar para hacerse de la jugosa historia del nuevo justiciero por accidente y ahora Tom, muy a su pesar, está en boca de todo el mundo. El revuelo armado también trae al pueblo a un misterioso hombre que empieza a asediar a nuestro protagonista y a su familia. Él dice que Tom no es quien dice ser. El nuevo “héroe del pueblo” tiene un pasado muy oscuro como mafioso y asesino y, ahora que pudieron encontrarlo, va a tener que pagar algunas deudas pendientes que tuvo de su vida pasada. Tom niega todo, dice que lo están confundiendo con otra persona, pero poco a poco la familia (y el propio espectador) comienza a dudar sobre cuál será la verdad.
La película de Cronenberg mantiene un clima tenso constante, como si todo el tiempo un gran peligro acechara. Uno nunca sabe, hasta el final, cuál es la verdad, qué es lo que esconde (si esconde algo) el protagonista. ¿Alguien puede ser capaz de sepultar una parte oscura de su vida para nunca más desenterrarla? ¿Somos capaces de desear tanto algo que nos hace hasta hacer creer nuestras propias mentiras? A fin de cuentas, ¿es posible escaparse del pasado?
Luego de “Una historia violenta” el director canadiense filmó este drama, esta vez involucrando a la temible mafia rusa. La película arranca con una adolescente que muere durante el parto y deja un diario íntimo escrito en ruso junto a sus pertenencias. La partera trata de traducir este diario para poder ubicar a la familia del recién nacido, y es así como descubre que el bebé fue fruto de una violación perpetrada por integrantes de una familia poderosa perteneciente a la mafia rusa de Londres. A medida que más secretos empiezan a revelarse, la vida de la partera empieza a correr serios riesgos.
Esta es una de las pocas películas que se sumergen más de lleno en los hábitos y costumbres del crimen organizado ruso. Fiel a su estilo Cronenberg no escatima en escenas de violencia, de esas que quedan en la memoria de uno por un tiempo largo. Es una película incómoda de ver, pero imperdible. Con un elenco de lujo que acompaña, fue sin dudas uno de los estrenos más elogiados de su año y reafirmó a Cronenberg como uno de esos directores a los que siempre hay que prestar atención.
11) De paseo a la muerte (“Miller´s Crossing” de Joel & Ethan Coen, 1999)
Tom Reagan es el asesor y mano derecha de Leo, un jefe de la mafia. Resulta que un corredor de apuestas que trabaja para ellos no está siendo del todo transparente, por lo cual Leo quiere borrarlo del mapa. Sin embargo Johnny Casper, otro jefe rival, se opone fervientemente a esta idea. Es así como los dos jefes comienzan una disputa de egos que Tom trata de apaciguar a toda costa para impedir que se desate una guerra entre ambas facciones. Como si este problema fuera poco nuestro protagonista, a su vez, es el amante de la mujer de su jefe. Y esta chica, a su vez, es la hermana del corredor de apuestas que el jefe mafioso rival está tratando de proteger. Una historia cambiante, donde nada es lo que parece y siempre hay una vuelta de tuerca más. Genial, como casi todo lo que hacen los hermanos Coen. Una mezcla hermosa de géneros: cine negro, comedia de enredos, drama, acción. Originalidad pura.
12) Caracortada (“Scarface” de Howard Hawks, 1932)
Tony Camonte es un matón que poco a poco va haciéndose importante dentro de la mafia de Chicago. Su personalidad agresiva le hace ganar más y más poder, lo que termina por enfrentarlo a su propio jefe (quien lo ayudó a llegar al lugar que ahora ocupa). La ambición desmedida de Tony va a poner en riesgo su propia vida y a condenarlo a una estrepitosa caída si no logra corregir sus errores.
“Scarface” fue dirigida por Howard Hawks, uno de los directores americanos clásicos más venerados de todos los tiempos. El film es un verdadero precursor del género y sentó sus bases, sin duda. Dato de color: Se dice que previo a su estreno, Al Capone mandó a algunos de sus matones a “conversar” con el guionista de la película para averiguar si efectivamente, ésta era sobre él (a Capone le decían “Caracortada” a sus espaldas porque él odiaba ese apodo). El pobre escritor pudo explicar que no, que era solo una coincidencia, y afortunadamente solo se llevó un susto (y una gran anécdota para contar).
13) Analízame (“Analize this” de Harold Ramis, 1999)
El jefe de la mafia de Nueva York padece de ataques de ansiedad y estrés relacionados a problemas muy enterrados en su pasado. Obviamente, este predicamento no le permite ocuparse debidamente de sus negocios y es por eso que decide recurrir a la ayuda profesional. Comienza a hacer terapia con el Dr. Sobel, quien nunca se imaginó tener que lidiar con un paciente tan complicado: este pez gordo del crimen organizado ya de por sí es reticente a revelar demasiada información o a cooperar (como buen mafioso que es). Es un tipo que está acostumbrado a dar órdenes y a que se haga lo que él dice, sin tener que aguantar que alguien lo aconseje, cuestione o contradiga. Es así como el doctor debe ir entrando en confianza de a poco con su paciente para poder ayudarlo pero, a su vez, tampoco ser demasiado confianzudo como para terminar durmiendo con los peces en el fondo del río.
“Analízame” es una comedia inteligente, con un duelo actoral muy atractivo entre dos pesos pesados como Billy Cristal y Robert de Niro. De Niro está muy cómodo en un papel que sabe hacer de taquito, pero que esta vez tiene la libertad de llevarlo por el lado de la comedia.
Un ex-gángster de la época de la Ley Seca vuelve a Manhattan, el lugar que lo vio nacer, luego de más de 30 años de autoexilio. La vuelta a sus pagos le trae un sinnúmero de recuerdos de situaciones vividas y viejas amistades de su época de criminal. Es así como va a tener que enfrentarse con algunas cuentas pendientes de su oscura vida pasada.
Esta película es la obra maestra del genial Sergio Leone, cineasta italiano considerado dios del spaghetti western y una de las personalidades más influyentes del séptimo arte (es el ídolo absoluto de Tarantino, por poner un ejemplo). El film es un relato episódico, que va y vuelve en el tiempo para ir reconstruyendo la historia de nuestro protagonista y su pandilla de amigos de aquel entonces.
15) Calles salvajes (“Mean Streets” de Martin Scorsese, 1973)
Imposible dejar afuera de la lista a la primera película de mafiosos que filmó Scorsese, el director que mejor ha ahondado en el género.
Charlie es un joven del Little Italy de Nueva York que trabaja como el colector de deudas de su tío, el típico mafioso del barrio. El trabajo no parece caerle del todo cómodo, digamos es que demasiado buen tipo. Es comprensivo con los morosos y rehuye a la violencia siempre que puede. A esta falta de vocación se le suma tener que lidiar con su amigo Johnny Boy, un irresponsable que debe plata pero no parece tener interés en saldar sus deudas. Y también se le suma tener que estar saliendo a escondidas con una chica porque no es del agrado de su tío, y para qué tener al tío mafioso en contra, ¿no?
Un Scorsese joven muestra la parte oscura de los barrios bajos y la criminalidad de la ciudad de Nueva York. Una vida dura que está muy lejos del glamour que asociamos con vivir en la Gran Manzana. En este aspecto, tiene muchos puntos en común con “Taxi driver”, otra de las obras maestras del director.
BONUS TRACK
16) El irlandés (“The irishman” de Martin Scorsese, 2019)
Y si acabamos de mencionar su primer film de gángsters, su último también merece entrar en esta lista, aunque sea por la ventana. Frank “el irlandés” Sheeran era un ex combatiente de la Segunda Guerra Mundial devenido en camionero que por esas cosas de la vida (estar en el lugar indicado en el momento indicado) comienza a trabajar para la familia criminal Bufalino y se hace amigo y mano derecha de Jimmy Hoffa, el carismático líder del gremio de los camiones (el Moyano yanqui, podría decirse). Hoffa era un individuo complejo y polémico que llegó a ser uno de los hombres más poderosos de su país (como Moyano), generando devoción por él de parte de la gente de su gremio (también como Moyano) y, en un secreto a voces, mucho de eso se lo debió a la mafia (en el caso de Moyano, mejor dejemoslo ahi…). En fín, Sheeran fue su lazo con el crimen organizado y era quien hacía el trabajo sucio necesario para mantener a Hoffa como la figura pública más influyente y poderosa del momento. Sin embargo, lo que la mafia te da, la mafia te quita. Este es el punto más interesante de la película; no siempre la figura con más poder es la que está delante de la cámara sino que hay que prestar atención a quien maneja los hilos a las sombras.