Hay muchas preguntas sin respuesta en lo que respecta a la mitología de los pitufos: ¿por qué son azules?, ¿de dónde vienen y cómo nacen?, ¿cómo hizo Gárgamel para llegar a la aldea?
Según los conocedores en la materia, son esas interrogantes las que colman de fantasía e interés a tan exitosa franquicia, hoy heredada por los hijos de Peyo, como se le llamó cariñosamente al pituficreador .
Este popular caricaturista empezó sus estudios en la academia belga de Bellas Artes, pero al poco tiempo la abandonó. Durante la Segunda Guerra Mundial, Pierre Culliford empezó a trabajar en un estudio de animación y luego pasó a una agencia de publicidad.
Fue un gran apasionado de la historia de la Edad Media, por eso el primer personaje famoso al que dio a vida, en los periódicos de Bruselas, fue Johan, un joven paje investido de misiones caballerescas al que pronto buscó un compañero, convirtiéndose así en Johan y Pirluit .
En una de sus tantas aventuras, el dúo descubre un pequeño pueblo habitado por duendes azules, una especie de gnomos benignos. Estos seres aparecieron por primera vez en una tira que se publicó en 1958 para el semanario Le Journal de Spirou. Al principio, fueron apenas personajes secundarios, pero tanto fue el éxito de Les Schtroumpfs – su original en francés- que llegaron a ocupar su propia historieta y en 1965 saltaron al cine en la película belga Les aventures des Schtroumpfs. Ya para 1981, y hasta 1990, Hanna-Barbera produjo la exitosa serie de televisión, una de las más extensas realizadas por esta firma.
El éxito de Los Pitufos, y el trabajo de merchandising, hizo que con el tiempo Peyo abandonara a sus otros personajes, hasta el punto de llegar a decir que se sentía “prisionero” de las criaturas azules.
Según Véronique Culliford, hija del dibujante, ella creció rodeada de pitufos de sus primeros días de vida.
“Los Pitufos aparecieron en 1958, el año en que nací. Así que los pitufos fueron parte de mi vida desde el principio. Mi padre trabajaba en casa, cuando yo volvía de la escuela había pitufos por todas partes, y nosotros nos poníamos a hablar como ellos”.
En 1992, a la edad de 64 años, Peyo murió de un ataque al corazón , pero, sin lugar a duda, su legado sigue vigente.