Pacto Ribbentrop-Mólotov: cuando los extremos se tocan

El 23 de agosto de 1939 los ministros de Relaciones Exteriores de la Alemania nazi y la Unión Soviética, firmaron un pacto de no agresión. Esta paz que parecía aplacar la amenaza de Hitler a la nación de los soviets, resultó ser una trampa para estos últimos. Hitler solo buscaba ganar tiempo para avanzar sobre Rusia y no abrir dos frentes al mismo tiempo. El Pacto Ribbentrop-Mólotov era solo la fachada de una traición anunciada.

El partido nazi fue, desde su inicio, radicalmente anticomunista. Las batallas campales entre las Camisas pardas y las organizaciones pro soviéticas alemanas eran pan de cada día. Una de las primeras medidas que Hitler tomó cuando ascendió al poder fue encarcelar o enviar a los primitivos campos de concentración a los más célebres dirigentes del Partido Comunista alemán.

Sin embargo, y a pesar de este enfrentamiento ideológico, ambas naciones habían mantenido tensas pero cordiales relaciones internacionales. En la década del 30, tanto Rusia como Alemania estaban reordenando su economía. La última, se ofrecía como un lugar seguro para las inversiones norteamericanas que veían con buenos ojos el orden impuesto en el país después del colapso de la economía por las exorbitantes multas de guerra obligadas a pagar por el pacto de Versalles. Gran parte del éxito económico de Hitler fue gracias a las inversiones de empresas americanas. Muchas de ellas continuaron sus inversiones después de iniciada la contienda.

La Unión Soviética de Stalin era un enigma para las demás naciones de Occidente. Parecía un gigante, pero resultó ser uno de pies de barro. En Rusia existían algunas de las tierras más fértiles del mundo, sin embargo se sucedían las hambrunas que mataban a millones de campesinos. Las cifras no se conocen porque Stalin se cuidaba de no mostrar las debilidades del paraíso soviético, pero las estimaciones hablan de 3 a 8 millones de muertos a lo largo de esa década.

Alemania ya había trazado su plan de invasión de Europa y no podía darse el lujo de abrir dos frentes, especialmente uno tan extenso como el soviético. Y Stalin sabía que no estaban en condiciones de sostener una guerra contra la maquinaria bélica germana. Por eso de pronto era mejor mantener la paz, aunque las dos naciones se contemplaran con recelo. Con este pacto los extremos se tocaban….

Los personajes que firmaron este tratado no podían ser más diferentes.

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Joachim Ribbentrop era descendiente de una familia acomodada que se había ocupado de otorgarle una educación de excelencia. Estaba trabajando en Canadá cuando estalló la Primera Guerra y volvió a su país para combatir. Lo hizo en el frente Oriental, donde el ejército alemán infringió una humillante derrota al desmoralizado ejército del zar. Como consecuencia de su desempeño, fue ascendido y premiado con una Cruz de Hierro. Terminó la contienda como agregado de la embajada alemana en Turquía, un importante aliado del Imperio alemán.

Después de la guerra fue adoptado por una tía que pertenecía a la aristocracia, razón por la cual agregó el “von” a su apellido.

En 1930, mientras continuaba su actividad comercial, conoció a Hitler con quien compartía algunas inclinaciones ideológicas. El Führer aprovechó las conexiones internacionales de von Ribbentrop para crear vínculos comerciales con el Reich.

En 1932, Ribbendrop se afilió al Partido Nazi, y pronto escaló posiciones dentro del mismo, aunque algunos de sus máximos dirigentes lo consideraban un advenedizo. En 1934 comenzó su actuación como diplomático del régimen. Sus logros, como el acuerdo naval con Gran Bretaña y el pacto con Japón contra la amenaza comunista, fueron éxitos resonantes que le ganaron la confianza de Hitler. Otro de sus logros fue justificar ante la opinión internacional que las sanciones aplicadas después de la guerra por el pacto de Versalles eran injustas y humillantes, y por tales razones Alemania estaba en condiciones de quebrar dicho pacto.

Desde 1938, Ribbendrop reemplazó a von Neurath como ministro de Relaciones Exteriores. Ya se había trazado la política de conquista nazi y von Ribbentrop se mostró como un decidido belicista. Después de lograr el acuerdo de Munich, obtuvo el consenso de los países europeos para la incorporación de los Sudetes a la Alemania de Hitler; von Ribbentrop se preparaba para su performance más notable.

Viacheslav Mijáilovich Mólotov, en realidad se llamaba Skryabin (aunque nada tenía que ver con el compositor). Como afiliado del Partido Comunista adoptó el pseudónimo de Molotov, que quiere decir martillo. Dentro de los corredores del poder, era conocido como “trasero de piedra” por las largas horas que pasaba sentado en tareas administrativas. En 1911 conoció a Stalin cuando ambos trabajaban en la redacción del periódico clandestino Pravda.

A pesar de que su apellido estaba asociado a la bomba de fabricación casera a base de gasolina, Mólotov nunca fue un hombre de acción sino un burócrata afín a Stalin. Este cóctel fue bautizado en su honor, en 1939, cuando Mólotov comunicó por radio a la población finlandesa que la fuerza aérea soviética no estaba bombardeando sus poblaciones, sino “suministrando comida por vía aérea”. Los finlandeses irónicamente llamaron a las bombas que caían sobre sus hogares “las canastas de pan Mólotov” o “cóctel Mólotov”, una bebida para acompañar la comida.

Para cuando von Ribbentrop y Mólotov se reunieron en Moscú con el objeto de concretar un Tratado de Paz y repartirse Europa en secreto, los dos eran personajes mundialmente conocidos.

Tras las discusiones que llevaron tres horas, Ribbentrop, Stalin y Mólotov compartieron una cena que duró hasta las 5 de la mañana (Ribbentrop había llegado ese mismo día de Berlín).

En la oportunidad Stalin propuso un brindis por Hitler. “Sé como los alemanes aman a su Führer ”, dijo mientras alzaba su copa. Los miembros de la comitiva alemana alzaron la propia al grito de “Heil”.

Ocho días más tarde Polonia era arrasada por las fuerzas alemanas y apenas dos años después, los nazis invadían la Unión Soviética, ante el asombro de Stalin y las autoridades soviéticas.

El 14 de junio de 1945, cuando Alemania claudicó, von Ribbentrop fue arrestado y ejecutado en octubre de 1946. Fue el primer jerarca nazi en ser ajusticiado.

Mólotov continuó su carrera como ministro hasta 1949, año en que cayó en desgracia con Stalin. Sin embargo, continuó su trabajo burocrático dentro del partido sin ser molestado. Molotov se retiró hacia 1975 y murió en su hogar en 1986, a los 96 años. Todo un logro para este martillo, que resultó tener un trasero de piedra.

Esta nota también fue publicada en Ámbito

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