DESDE NÉLIDA ROCA a SUSANA GIMÉNEZ
Vedettes en el sentido más amplio de la palabra hubo muchas, pero ella supo ser una de las más grandes. La prensa de los setenta la ubicó como «La Reina», título promovido por diferentes medios argentinos. Nélida Roca, Tita Merello, Blanquita Amaro, Amelita Vargas, Mimí Ardú, Ambar La Fox, Moria Casán, Coccinelle, Susana Brunetti, Norma y Mimí Pons, Ethel Rojo, Zulma Faiad, Susana Giménez y unas pocas más conforman esa lista de mujeres privilegiadas principales de un espectáculo de revista musical o de variedades. El término vedette, en francés, significa estrella de un espectáculo. Suele ser casi siempre una bailarina. También puede ser -además- cantante y actriz, y actuar acompañada de un grupo de danza, o de un elenco cómico. Los espectáculos de revista y las vedettes tuvieron mucho éxito -en el siglo XX- en España, Francia, y en algunos países de Latinoamérica, como Argentina y México. Allí, supo triunfar más adelante en el tiempo, y mantener «su reinado», una auténtica referente del rubro, Nélida Lobato. Tal vez, la más completa de todas.
PRIMERO FUE BAILARINA Y MODELO
El nombre real de Nélida Lobato es Haydeé Nélida Menta, y nació el 19 de junio de 1934 en Parque Saavedra, Buenos Aires, Argentina. De pequeña a Nélida ya le gustaba bailar, moviéndose al compás de la música que ponían. Así, muy pronto se erigió como excepcional bailarina, habiéndose capacitado al respecto desde que fuera una niña. Paralelamente, cumplió de manera notable con sus estudios, es más, de sobresalientes calificaciones. Muy pronto, comenzaría su carrera artística profesional, pero aún estaba lejos de manifestarse como principal figura de la revista porteña. Su aspecto de mujer sensual, baja de estatura, pero grande de corazón y de una personalidad única sobre las tablas, le ayudaron y fue aprovechando oportunidades que aparecieron al pasar; le salió la posibilidad de continuar bailando y de debutar mostrando vestimenta de nivel para distintas marcas internacionales, como flamante modelo. Inmediatamente viaja a Santiago de Chile, antes se había casado con Eber Lobato, reconocido coreógrafo que además fue el pilar principal en el desarrollo artístico total de Nélida, que a partir de ese momento tomó para sí el apellido de su marido. Para ese entonces, nadie creía en Nélida Lobato, solamente la propia Nélida y su pareja Eber, más que nada, trabajando con ahínco para llegar al éxito. En ese momento tenía 1.65 de estatura, mientras sus medidas, una perfección: 90-48-90. El destino quiso que no permaneciera mucho tiempo en la capital andina, su rumbo era Las Vegas y más tarde París, donde triunfaría totalmente en el cabaret más famoso de todos los tiempos.
LIDO DE PARÍS, 1964
El gran Lido de París, ubicado en una de las avenidas más hermosas del mundo, los Campos Eliseos, cuenta con una superficie de unos seis mil metros cuadrados y una capacidad para más de un millar de espectadores. Tan famoso como Moulin Rouge, Lido propone un auténtico viaje de emociones y descubrimientos que maravillan y hacen soñar, en una exploración en cuatro escenarios a la par con un sinfín de efectos especiales. El auténtico torbellino de plumas y lentejuelas donde hicieron su show Liza Minnelli, Laurel & Hardy, Elton John, Elvis Presley, y más, al compás de las Bluebell Girls y los Lido Boy Dancers. Allí, supo debutar y permanecer como gran taquilla, Nélida Lobato junto a su esposo. Se constituyó en desnivelante, por sus condiciones. Todo el mundo empezó a hablar de ella y su talento. Se hizo espectacular y protagonista, siempre. Sus presentaciones llenaban las instalaciones del Lido, haciendo delirar a los caballeros, respetada profundamente por las damas, por su belleza y su comportamiento respetuoso en las tablas. Fueron cinco años -1964-1969- en el momento que decide retornar a la vecina orilla con el supershow «El Nacional & Corrientes casi esquina Champs Elysées», que fue sin lugar a dudas uno de los espectáculos de ese año, donde Nélida se desnuda sutilmente en el escenario del teatro, ante el aplauso de todo el público presente. La tele la llamó y fue, rubricando un contrato astronómico. Realizó «Espectaculares», y al siguiente año recibió el Martín Fierro 1970 a «Mejor desempeño en show». Prosigue en la pantalla chica: «El mundo de Nélida Lobato» y «El ángel azul», también con marcado suceso. Pero, había más para hacer, «Así como nos ven», 1977, y en 1978 sorprende a todos con una versión novedosa de «Chicago» en el Río de la Plata. Seguiría con «El diluvio que viene», 1980, y en su última presentación acompañada por el genial Tato Bores: «La mariposa», 1982.
SU TRISTE ADIÓS
Increíblemente, la vida de Nélida Lobato se ve truncada el 9 de mayo de 1982, cuando deja de existir víctima de un cáncer cruel. Había incursionado también en cine, y su foto estaba en las portadas de las revistas, en todos los diarios y hasta en publicidades estáticas que la mostraban por diferentes puntos de Buenos Aires. Su encanto no tenía límites. Guardó un perfil bajo para su vida privada. De Eber Lobato se separó en la década del sesenta, naciendo fruto de ese amor Adrián Lobato, quien falleció sorpresivamente siendo muy joven. Durante años Nélida, formó pareja con el actor argentino Víctor Laplace, con quien se llevó muy bien. Logró obtener entre muchas distinciones, la «Corona de Oro a la Mejor Vedette», en 1972. Los espectáculos y el music hall la extrañan hasta hoy en día. Más allá de la nostalgia.
Texto extraído del sitio: https://diarioelpueblo.com.uy/nelida-lobato-la-reina-de-las-vedettes/