Nace la OMS

No era la primera vez que se intentaba algo así, desde 1907 funcionaba en París la Office International d’Hygiène Publique donde se registraban los acuerdos sanitarios entre naciones. Cuando se creó la Liga de las Naciones, una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, existió una oficina de Salud de la Liga de Naciones, en Ginebra. Desde 1902 también había una oficina Sanitaria Panamericana. Sin embargo, ambas asociaciones no habían podido consolidar su autoridad a nivel mundial y menos aún coordinar su actividad con la OSP norteamericana.

Terminada la Segunda Guerra Mundial era necesario socorrer a la población civil comprometida por años de contingencia. La Cruz Roja no siempre había estado a la altura de los acontecimientos ya que no había actuado en los campos de concentración nazi. Es más, algunos convoyes de gente que después moriría en los campos de exterminio, viajó muy confiada porque eran escoltados por la Cruz Roja…

Desde 1943, a medida que se recuperaban los países invadidos por el eje, surgió la United Nations Relief and Rehabilitation Administration (UNRRA), que, después de la caída de Berlín, debía atender las necesidades de 6.000.000 de personas que habían sido desplazadas, sin alimentos, sin vivienda y a merced de las epidemias.

En 1945, en San Francisco se reunieron 56 miembros de los países aliados para crear a las Naciones Unidas. Varios miembros de la UNRRA fueron parte de la comisión de estos países y convencieron a los presentes sobre la necesidad de crear una organización sanitaria de alcance planetario. El pedido fue apoyado tanto por EEUU como por la Union Soviética. Si bien EEUU tenía recelos sobre la formación de instituciones de mandatos tan amplios que no serían bien vistos por el Congreso norteamericano, el nuevo Departamento de Estado, promovió una actitud más internacionalista. Esta iniciativa recibió el apoyo de prestigiosas instituciones médicas norteamericanas como la American Public Health Association.

En 1946, la ONU convocó a 16 líderes médicos quienes conformaron un comité técnico a fin de declarar la constitución de la nueva unidad de salud. Estos profesionales habían sido convocados por su prestigio y no como representantes de sus países. Ocho eran europeos, cinco de América y tres de Asia. La primera reunión de este equipo técnico se realizó en Paris en 1946. Su idea era crear una institución independiente de decisiones políticas que debía reforzar los lazos entre profesionales de la salud, para valorar descubrimientos médicos y necesidades sanitarias.

El presidente de esta comisión técnica fue el belga René Sand, quien en 1912 había creado la Asociación de Medicina Social de su país y la cátedra de Medicina Social. Esta perspectiva se oponía al concepto de enfermedad solo como un tema biológico. La perspectiva de Sand también apuntaba a factores culturales y proponía una visión holística de la salud pública. Lamentablemente, para entonces, René Saud era un hombre mayor que solo pudo hacer un aporte limitado.

Otro miembro de la comisión técnica era Thomas Parran, cirujano general y jefe de los servicios de Salud Pública de EEUU en los años de la Gran Depresión. Parran había propuesto promover la seguridad social universal en su país, pero sus ideas no prosperaron. Parran y su equipo fueron quienes aconsejaron al gobierno de los EEUU de tener un papel protagónico en la nueva estructura sanitaria mundial. Justificaba esta posición argumentando que los brotes epidémicos que se daban en los países liberados de la ocupación nazi podrían fácilmente convertirse en pandemia. Este consejo terminó de convencer a las autoridades norteamericanas.

El momento era propicio para la formación de una sociedad internacional, porque inmediatamente después de la guerra, la relación entre EEUU y la Unión Soviética era buena a pesar de los recelos naturales. Las dos potencias habían dejado de lado la ideología para derrotar a los nazis. Logrado ese objetivo era menester crear un nuevo orden mundial. Parran trabó amistad con varios médicos soviéticos y les permitió ocupar puestos relevantes dentro de la nueva estructura. De hecho, otro de los funcionarios norteamericanos, George Kennan, se entusiasmó con lograr una coexistencia armónica entre capitalismo y comunismo, concepto llamado Contención. Creía que esta armonía podría evitar una guerra nuclear (una posibilidad de que una forma u otra sigue hasta nuestros días). El presidente Truman apoyó la doctrina de Kennan, y valoró el uso de mecanismos no militares para afirmar su liderazgo, como el Plan Marshall y el apoyo a la formación de la OMS. Además, como el mundo evolucionaba hacia una descolonización, EEUU trataría de ayudar a las nuevas naciones. También estaban convencidos que las contradicciones internas del comunismo harían que la Unión Soviética colapsase con los años. Sin embargo, esta asistencia a naciones como Grecia y Turquía finalizó por romper el vínculo amistoso entre EEUU y la URSS, más cuando se firmó el “Acta de Seguridad Nacional” de 1947 que desembocaría en la Guerra Fría.

Antes de esta ruptura y aprovechando esta transición armónica, se implementó el comienzo de la OMS, con el auspicio de médicos aliados y el reconocido salubrista yugoslavo Andrija Štampar. Todas las propuestas apuntaban a evitar la dependencia del nuevo organismo, razón por la cual permitía que países que no integrasen la ONU fueran miembros de la OMS.

Por años se creyó que el preámbulo de la OMS (la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad) era obra de Štampar, aunque este concepto existía desde antes de la guerra. Una novedad fue declarar a la salud como un derecho, ya que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU data de 1948. Estas definiciones, que no figuraban en otros organismos internacionales, apuntaban a la habilidad de vivir en armonía entre pueblos de distintas tradiciones y religiones, para lograr una paz duradera -que siempre resultó esquiva-. El idealismo sanitario podía ser la forma de salvar a la humanidad de una Tercera Guerra Mundial.

Las siglas de la OMS (WHO en inglés) se establecieron en la reunión de la comisión técnica que se llevó a cabo en julio de 1946 en New York, adonde asistieron 51 países. Los países del Eje asistieron como observadores sin voto. La España de Franco, originalmente no formó parte de la OMS.

Para la ratificación de la OMS frente a otros países que no fueran los fundadores se creó una comisión interna. El candidato natural era Parran pero éste, en concordancia con el presidente Truman, cedió la conducción de esta comisión al soviético Fedor G. Krotov. Sin embargo, el ruso no pudo continuar en el cargo por problemas de salud y la responsabilidad recayó en Štampar. Parecía que este profesor yugoslavo estaba destinado a ser el primer presidente de la OMS pero su mayor acercamiento a los soviéticos terminó creando suspicacias entre los norteamericanos quienes creyeron más apropiado para el puesto al psiquiatra canadiense Brock Chisholm, director de los servicios médicos del ejército de su país durante la guerra y un organizador carismático de brillante oratoria.

Entre abril de 1947 y febrero del 48´ la comisión interna se reunió en Nueva York y en Ginebra. Lo que demoró el comienzo del funcionamiento de la OMS fue la demora en la aprobación del Congreso de EEUU que tardó 18 meses en dar el visto bueno a dicha iniciativa.

El brote de una epidemia de cólera en Egipto, y el miedo a su propagación a Europa aceleró el proceso de la construcción de la OMS. Una epidemia de este tipo, si llegaba a un mundo debilitado por la guerra podría ser catastrófico. La participación del Dr. Ali Tewfik Shousha, miembro de la comisión interna, fue de esencial importancia para corregir las medidas sanitarias erróneas que había adoptado el gobierno del Rey Farouk I. Gracias a Shousha se logró enviar inyecciones, plasma y sulfas, además de los medios para tratar a los pacientes deshidratados y el envío de vacunas que en poco tiempo inmunizaron a casi el 50% de la población egipcia. Gracias a esta feliz coordinación con un organismo internacional la epidemia logró ser controlada en solo 6 semanas. La letalidad de esta infección que era del 85% al inicio de la crisis, bajó al 50% en ese tiempo. Al año siguiente se logró vacunar a toda la población y en 1949 no se registró vaso alguno de cólera. Curiosamente, esta vacuna que fue el primer gran éxito de la OMS, fue prohibida en 1973.

La OMS entonces acuñó una frase que a todos nos consta hoy día: “Las epidemias no respetan fronteras y los gérmenes no necesitan pasaporte”.

La Primer Asamblea Mundial fue convocada entre el 24 de junio y el 24 de julio de 1948 en Ginebra, donde se estableció este organismo internacional y desde entonces brinda información rápida y certera de brotes epidémicos en el mundo. Chisholm fue su primer fue su primer director general, quien planteó su compromiso con una nueva condición: “La ciudadanía mundial”.

Desde entonces la OMS continúa promoviendo su discurso internacionalista, en la que ninguna nación puede considerarse a salvo en un mundo cada día mas pequeño por las comunicaciones, el turismo y el intercambio comercial.

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