Marcello Malpighi nació en Crevalcore (provincia de Bolonia) el año 1628. Se matriculó en la Universidad de Bolonia en 1846, iniciando los estudios de medicina en 1649 por indicación del filósofo Francesco Natali. Obtuvo el doctorado en medicina y filosofía en 1653. Fue docente de lógica en esta misma Universidad y, en 1656, fue llamado por la Universidad de Pisa como profesor de medicina teórica. Tres años más tarde, a consecuencia del clima que afectaba su salud, regresó a Bolonia donde ejerció como profesor de medicina teórica y después se ocupó de la enseñanza ordinaria de medicina práctica. Su próximo lugar de trabajo fue la Universidad de Messina, donde fue titular de la cátedra de prima medicina. Más tarde, sin embargo, regresó a Bolonia y, en 1691, se trasladó a Roma al ser nombrado arqueiatra del papa Inocencio XII. Murió tres años después en el Palacio del Quirinal. Hay que señalar además que, a partir de 1667, mantuvo estrechas relaciones con la Royal Society of London, que supervisaría después, la edición de todas sus obras.
Fundamental en su vida fue el año 1656 cuando coincidió en la Universidad de Pisa con Giovanni Alfonso Borelli, que entonces era profesor de matemáticas. La casa de éste era un verdadero laboratorio que se vio enriquecido con el mecenazgo del gran duque Fernando II. Fue allí donde se describieron sin el recurso del microscopio las fibras espirales del corazón y los túbulos seminíferos del testículo. Sin embargo, pronto se utilizó este poderoso instrumento y uno de los que lo aprovechó ampliamente fue Malpighi; tanto que se le atribuye la fundación de la anatomía microscópica. Desde este lugar también entró en contacto con el grupo o escuela que giraba en torno a Galileo.
En Bolonia, junto con Carlo Fracassati, prosiguió las investigaciones microscópicas. Malpighi aspiró a conocer la estructura de la materia viviente; por eso estudió la textura de las plantas, de los animales y del hombre. Su primer trabajo importante fue De pulmonibus (1661), donde describió por primera vez la vesícula pulmonar y demostró que no podía existir contacto inmediato entre la sangre circulante y el aire inspirado, acontecimiento que comunicó de inmediato a Borelli. También describió los vasos capilares, con lo que se completaba la importante obra de Harvey.
Durante su estancia en Messina hizo también destacadas contribuciones. Ejemplo de éstas son sus dos opúsculos De lingua (1665), y De externo tactus organo anatomica observatio. En el primero consiguió distinguir dos estratos superficiales (el córneo y el reticular o mucoso), poniendo en evidencia el cuerpo papilar en el que se distinguen tres tipos de papilas, que son alcanzadas y estimuladas a través de los poros del epitelio por las partículas de los cuerpos sápidos disueltos en la saliva. En el segundo, se ocupó de los receptores táctiles (Capa de Malpighi: estrato mucoco de la piel).
De este periodo provienen también sus estudios sobre lo que Belloni llama “la glándula como máquina de la secreción”. En este campo hicieron importantes contribuciones Silvio, Graaf, Bellini, Wharton, Wirsung, Glisson, etc. Malpighi investigó la textura del bazo, del riñón y del sistema nervioso (De viscerum structura); de ahí provienen los nombres de las estructuras que llevan su nombre: corpúsculo de Malpigui (nódulo linfoide del bazo); glomérulo de Malpighi (apelotonamiento de capilares arteriales en el extremo dilatado de cada tubo urinífero). Su De structura glandularum conglobatarum consimiliumque partium (Londres, 1689) supuso la confirmación con nuevos hallazgos de las glándulas ya conocidas y el estudio de las llamadas “glándulas conglobadas” (nuestros nódulos linfáticos).
Uno de los apéndices de De viscerum structura es De polipo cordis (1666 o 1668), observados desde hacía ya tiempo en la mesa de autopsias. Mientras otros trataron de explicarlos recurriendo a teorías humorales, Malpighi los atribuyó a un proceso intravital de coagulación, que tiene su modelo en la coagulación de la sangre fuera del organismo. Con lavados repetidos y con la observación microscópica pudo distinguir un entramado de fibras blancas que resultan de la aglutinación de otros filamentos más pequeños y un líquido rojo que impregna las mallas que, bajo la lente del microscopio, contiene “átomos rojos”, o glóbulos rojos. La sangre comenzaba a revelar sus misterios y dejaba de ser una mezcla de humores y de “alimentos cocidos”.
No obstante, Malpighi concibió como unidad de las partes sólidas del animal y de las plantas a la fibra. Dominó de forma excelente las técnicas microscópicas y en especial el uso del microscopio (con luz reflejada y luz transmitida), de los procedimientos anatómicos (secado, ebullición, insuflación de los árboles vasculares, el vaciado de sangre, etc.), y tuvo el acierto de utilizar la rana para comenzar el estudio de la red capilar.
En cuanto a sus contribuciones a la anatomía comparada y embriología podemos mencionar De bombyce (1669), donde siguió con cuidado el trabajo de la naturaleza artesana en cada uno de los tres estudios -larva, crisálida y mariposa- a través de los cuales se forma el gusano. Siguió a éste De formatione pulli in ovo (1673), donde la embriología adquirió un fino contenido estructural, convirtiéndose en un auxiliar precioso para ilustrar la morfología del adulto -como dice Belloni- igual que el estudio de los insectos y de los peces aporta abundante luz al estudio de la morfología del animal. Entre sus aportaciones en este campo, destacan el área vascular con el seno terminal, el tubo cardíaco en los distintos segmentos que lo componen, los somitos, los arcos aórticos, los pliegues y el tubo neural, las vesículas cerebrales y las ópticas, el esbozo glandular del hígado, etc.
Volvió después al estudio de las plantas donde el método analógico-comparado encontró su máxima expresión. “Acabé…volviendo al estudio de las plantas, de forma que una amplia exploración de este mundo me abriese el camino para volver a los primeros estudios, partiendo del grado de la naturaleza del vegetal. Sin embargo, tal vez ni esto siquiera bastará, dado que la procedencia atañe al mundo más simple de los minerales y de los elementos. En ese momento, la empresa se me hizo inmensa y totalmente desproporcionada a mis fuerzas”.
En 1671, en su Anatome plantarum describió con el nombre “de utriculi seu sacculi” ciertas cavidades alargadas, observables en las bandas parenquimatosas que se insinúan transversalmente entre los vasos y las fibras del tallo de las plantas. Ese mismo año, Nehemiah Grew, llamaba a esos saquitos “células”, palabra que había tomado de la Micrographia de Robert Hooke (1665).
También aplicó el microscopio a la indagación necrópsica. Su tratado De polipo cordis y otros sucesivos, contienen referencias detalladas a la casuística anatomopatológica que fue recogiendo. Precisamente, en sus últimos años, cuando estaba en Roma, tuvo como alumnos a personajes como Giorgio Baglivi, Giovanni Maria Lancisi y Antonio Pacchioni, en cuyas obras la anatomía y la anatomía patológica están íntimamente ligadas.
Texto extraído del sitio: https://www.historiadelamedicina.org/malpighi.html