Las 1.033 amantes de Peter OToole, el actor que dio vida a Lawrence de Arabia

Si Lawrence de Arabia robó el corazón a todos aquellos que vieron la película, gracias a su valor y a sus impresionantes ojos azules, no tiene menos mérito el hombre que le encarnó. Peter O’Toole falleció en 2013.

Hoy repasamos la vida del actor, especialmente uno de sus mayores pasatiempos: conquistar mujeres hermosas. Y se empleó a fondo en ello porque según el libro, titulado «Peter O’Toole: un fuera de la ley sexual y un rebelde irlandés», el actor disfrutó de la compañía de nada más y nada menos que 1.033 damas. Las mismas que conquitó Don Juan.

Los autores de la biografía del actor, Darwin Porter y Danforth Prince, han hecho un recuento minucioso de las compañeras de cama de O’Toole desde su primera experiencia carnal, y por el camino se han encontrado tanto mujeres anónimas como féminas bien conocidas por todo, todas ellas en una vorágine de anécdotas que demuestra que para Peter sólo era un juego. Por ejemplo, a principios de los años 60, se apostó con un amigo 150 dólares a que lograba seducir a Diana Dors, Jayne Mansfield y Anita Ekberg, el trío de diosas rubias del momento. Y sí. Lo consiguió.

O’Toole era consciente de su fama de seductor. De hecho, cuando se le preguntaba por ello, sacaba a la luz la espinita de no haber podido disfrutar de la compañía de Katherine Hepburn, que según el actor «me llamó cerdo y borracho». Sin embargo, el alter ego de Lawrence no recordaba «ninguna mujer que no tuviese si merecía la pena tenerla».

Según la biografía, O’toole se estrenó en el mundo de la carne con la tierna edad de 13 años. Corría el año 1945, el joven vivía en Leeds (Inglaterra) y fue seducido por una viuda con medio siglo a sus espaldas «y una hermosa cabellera rubia», de nombre Bubble LaRue. La dama le contó que había sido cabaretera en Barcelona, y el joven Peter cayó rendido a sus encantos. Durante cinco meses duró él la visitó todas las tardes, después del colegio, para disfrutar de unos deberes muy particulares. «Me enseñó cada truco sexual que conozco», confesó el actor en una ocasión. Todo terminó cuando ella le ofreció hacer un trío con un cliente. «Too much», pensó Peter.

De la realeza a las transexuales

Tener un millar de amantes no es fácil, y para llegar a esa cifra O’Toole tuvo que moverse por multitud de ambientes diferentes. En 1963 conoció a la princesa Margarita, hermana pequeña de la Reina Isabel II, durante la proyección de su película «Lord Jim». Según el libro, la pareja compartió lecho en repetidas ocasiones, mientras el matrimonio de Margarita con Lord Snowden se enfriaba cada vez más.

Marraquech o el Caribe fueron algunos de los destinos testigos de su arrebatadora pasión. Tras uno de los múltiples viajes, O’Toole le confesó a un amigo que se entretuvo todo el tiempo con la princesa «en una bañera gigante». «Llevaba agua de rosas y durante los tres días siguientes olía como una ramera con demasiado perfume», le contó el actor a su colega.

Curiosamente, la princesa no fue una de los nombres más arriba en la lista de mejores compañías del intérprete, o así lo aseguran sus amigos. Dos años antes, Peter estaba absorto en el rodaje de «Lawrence de Arabia», y durante el rodaje de las escenas finales en Sevilla, el actor conoció a Apri Ashley, una modelo transexual, en la casa de Carmen Franco. Ashley fue de las pocas mujeres que se adelantaron a los movimientos de O’toole y le invitó a su propia casa. Resulta que en pleno apogeo de la pasión, la maniquí decidió confesarle al actor cuál era su verdadero sexo. Según ella misma reveló más adelante, «le dió examente igual, estaba demasiado entretenido como para preocuparse si había nacido hombre o mujer».

Póker de reinas

No le faltó ninguna. Audrey Hepburn, Elisabeth Taylor, Ava Gardner y Vivianne Leigh. Todas cayeron en sus brazos.

A Hepburn poco antes de que comenzaran juntos el rodaje de «Cómo robar un millón», en 1965. Ella estaba entonces casada con el actor Mel Ferrer, pero no tardó en perderse en las sábanas del hotel Ritz de París junto a O’Toole. Parece ser que, tras el encuentroa, Audrey le dijo «creo que una actriz tiene que estar al menos un poquito enamorada de su compañero. Y viceversa».

Parece ser que el romance continuó durante todo el rodaje y que en diciembre de ese mismo año, Hepburn descubrió que estaba embarazada, aunque no sabía si de su marido o de su compañero. Un mes después, perdió el bebé que esperaba, dejando a O’toole «devastado».

Por aquella época, llevaba ya cinco años de encuentros con Elisabeh Taylor. Se conocieron en 1960, cuando ella estaba casada con Eddie Fisher. Su primera relación tuvo lugar en Londres en la suite de la actriz. Taylor quería que O’toole fuera su Marco Antonio en «Cleopatra», y llamó a uno de sus amigos para confesarle que el encuentro con la actriz le daba miedo. «Voy a acostarme con Elisabeht Taylor, algo que al menos la mitad de los hombres del planeta se mueren por hacer». Años más tarde, confesaría que, por primera vez en su vida, estaba nervioso. «Temía que me criticase», afirmó.

Para rizar un poco más el rizo, el por entonces mejor amigo de O’Toole para borracheras y noches en bares era Richard Burton. Era habitual verles discutir sobre quién era mejor actor, pero en 1967, durante una fiesta en un yate en medio del rodaje de «Boom!», película protagonizada por Taylor y Burton, la discusión cambió. Los actores se pusieron a argumentar cuál de los dos era mejor amante, y ante los ataques de Burton, O’Toole perdió los papeles de la caballerosidad pero ganó la discusión. «Llevo años acostándome con tu señora y ella simpre dice que me prefiere a mí». Burton se bajó del barco y desapareció durante una semana, en la que O’Toole aprovechó para hacerle compañía a Elisabeth.

Fue una bomba, pero no terminó con su amistad. Así lo demuestra que Richard Burton y Peter O’Toole no tuvieron reparos en compartir a Ava Gardner en una tórrida noche mexicana. «Me dijo que era 10 veces mejor amante que Clark Gable», presumía Peter. Durante el rodaje de «La noche de la iguana», el británico visitó a su amante y a su compañero de borracheras en el set de rodaje, y estaba claro que el calor de México se había colado en la sangre de la actriz. «Siento fuego dentro de mí y creo que necesitaré a dos hombres bien preparados, uno galés y otro irlandés, para que la apague», invitó Ava. «Tenía razón. Nos llevó toda la noche dejarla satisfecha», confesaría el actor a su mánager, Jules Buck.

Debía tener razón Gardner en que O’toole superaba en artes amatorias a Clark Gable, porque la mismísima Escarlata O’Hara quiso probarlo. Durante su divorcio del también actor Laurence Olivier tras 20 años de matrimonio, Vivien Leigh se consoló con la íntima compañía de Peter. Uno de sus encuentros, según su amigo Kenneth Griffin, tuvo lugar en un cuarto «empapelado con la cara de Oliver». «Fue raro, pero el mejor sexo de mi vida», confesó Peter O’Toole. Y mira que tuvo sexo para comparar.

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