La trágica muerte deKick Kennedy, la hermana favorita de JFK

Aunque uno de sus hermanos, Joe Jr., había muerto cuatro años antes al estallar el bombardero que pilotaba contra los nazis, el 13 de mayo de 1948 aún no se hablaba de la maldición de su familia y además Kathleen ‘Kick’ Kennedy, hermana del futuro presidente de los Estados Unidos, tenía motivos para confiar en su buena suerte. Su amante, el conde de Fitzwilliam, iba a divorciarse de su mujer para casarse con ella y Joseph Kennedy, en un primer momento contrario a la boda de su hija, finalmente había decidido darles su permiso. A las tres y media de la tarde de ese jueves, la pareja de amantes tomó una avioneta desde París para pasar unos días en Cannes.

Una tormenta estrelló el avión en la montaña más alta de las Cevenas, en Ardéche. A Kick Kennedy, de la que sus biógrafos suelen recordar la anécdota de que tenía la costumbre de descalzarse en público, la encontraron sentada sin sus zapatos al lado de lord Fitzwilliam. Nació en 1920 en Massachusetts y se educó en un colegio de Riverdale, pero murió con el título de marquesa de Hartington y fue enterrada en un cementerio del condado de Derbyshire, en Inglaterra. Solo su padre asistió al funeral. La familia no quería fastidiar con un escándalo la carrera de John F. Kennedy, al que solo un año antes habían elegido representante en el Congreso. El día del reponso por Kathleen, Rose Kennedy, que nunca se cansó de señalar los pecados de su hija, prefirió no faltar a la cita con su médico.

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La avioneta se estrelló en las montañas Cevenas, en Ardéche (Francia) .

La avioneta se estrelló en las montañas Cevenas, en Ardéche (Francia) .

Una americana en la corte de Jorge VI

En 1938, cuando Kick tenía 18 años, el presidente Theodore Roosevelt nombró a Joseph Kennedy embajador de los Estados Unidos en Londres. “El embajador y su familia han desembarcado como una horda conquistadora en Londres, que ha bajado sus defensas y se admite bombardeada”, se derretía la revista Vogue en un reportaje sobre los Kennedy. El entusiasmo de los ingleses por el clan fue general y particular en el caso de la joven Kick, a la que en otra revista eligieron “debutante del año”. Su padre había abolido los tradicionales bailes con los que las ricas herederas americanas debutaban en Buckingham Palace, pero siguió permitiéndolos en el caso de las que residían en el Reino Unido y tanto Kick como su hermana Rosemary fueron presentadas a los reyes Jorge VI e Isabel. Nadie de la pomada londinense se le resisitía y enseguida se hizo amiga de los rescoldos de las Bright Young Things.

Precisamente en los jardines del palacio de Buckingham, en julio de ese mismo año, Kick Kennedy conoció al heredero de los duques de Devonshire, Billy Hartington. Deborah Mitford, la pequeña de las famosas hermanas de ese apellido, acabaría casándose con el segundo hijo de los duques. “¡Todo el mundo adoraba a Kick!”, escribiría años después sobre su cuñada -con John bailó y sin embargo le pareció bobo-. “Las chicas de dieciocho años suelen tenerse celos, pero ninguna dijo jamás que Kick no fuese encantadora. Algo de hecho extraordinario”. A los duques de Devonshire también les gustó mucho y ese mismo verano la invitaron a su casa de Eastbourne y a las carreras de caballos de Goodwood. Kick Kennedy y Billy Hartington se enamoraron y pronto empezaron a planear casarse.

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Kick con sus hermanos Joe Jr. y John en Londres, 1939

Kick con sus hermanos Joe Jr. y John en Londres, 1939

Había un obstáculo. Mientras que los Kennedy eran católicos, los duques de Devonshire eran anglicanos y ninguna de las dos familias quería arriesgar la salvación del alma de sus hijos permitiendo una conversión. Luego, en septiembre, Hitler invadió Polonia y por orden del embajador los Kennedy regresaron a Estados Unidos. Kick empezó entonces una interesante carrera como columnista del Washington Times-Herald. Con Inga Arvad, uno de los grandes amores de John F. Kennedy, sospechosa por cierto de espiar para el Tercer Reich, solía entrevistar a personajes destacados de la política norteamericana y fue ella quien presentó a la periodista y a su hermano.

Consiguió regresar a Inglaterra cuatro años después como voluntaria la Cruz Roja. Billy Harrington corrió desde Yorkshire a reunirse con ella en el Hotel Mayfair y de inmediato retomaron sus planes de boda, aunque seguía estando de por medio el problema religioso. Según Paula Byrne, una de sus biógrafas, Kick Kennedy y sus dudas sobre si convertirse o no al anglicanismo inspiraron el personaje de Julia Flyte en Retorno a Brideshead. Evelyn Waugh, que empezó a escribir su novela más famosa poco después de conocerla, había aconsejado a su amiga que no apostatara. Finalmente, Billy y Kick se casaron por lo civil en una anodina oficina de Chelsea, una ceremonia que solo duró unos minutos y pasó sin pena ni gloria por las páginas de sociedad. Su hermano Joe Jr. fue el único Kennedy que asistió a la boda. El compromiso que asumió Kick de educar a sus hijos en el anglicanismo había disgustado enormemente a su madre, para quien su hija se había condenado al infierno.

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Los marqueses de Hartington el día de su boda

Los marqueses de Hartington el día de su boda

Si alguna vez rezó Rose Kennedy para que su hija no traicionara la fe católica, sus plegarias fueron atendidas como las de Santa Teresa, aunque el lema familiar -“Los Kennedy no lloran”- impidiera derramar lágrimas. Solo cinco semanas después de su boda, lord Harrington fue destinado a Francia para combatir a los nazis y los recién casados tuvieron que separarse. El 9 de septiembre de 1944, un mes más tarde de que el avión de Joe Jr. Kennedy explotara sobre el Canal de la Mancha, un francotirador lo mató de un disparo en Bélgica. No hubo nietos herejes para Rose Kennedy, ni católicos. Tras enviudar, la marquesa de Hartington volvería a darle un disgusto a su madre al enamorarse y prometerse con el conde de Fitzwilliam, anglicano también. Dos maridos protestantes empezaba a parecerse mucho a un vicio.

En junio de 1963, cinco meses antes de ser asesinado en Dallas, John F. Kennedy aprovechó un viaje de Estado a Irlanda para visitar la tumba de su hermana Kick. Una desgastada lápida recuerda todavía la visita del presidente en el cementerio familiar de los duques de Devonshire, en Edensor. El epitafio lo escribió Deborah Mitford: “Alegría nos dio y alegría ha encontrado”. Cuando se dice que los Kennedy son la familia real de América, suele olvidarse que Kathleen ‘Kick’ Hartington fue, literalmente, la Kennedy de la aristocracia inglesa.

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