La Sonata Kreutzer: La música signada por los celos

El nombre real de George Augustus Polgreen Bridgetower era Hieronymus Hippolytus de Augustus. Su padre era africano y su madre de origen alemán. Hieonymus nació en Polonia hacia 1778. Como su padre había llegado a Europa, era un tema controvertido que se prestaba a las fantasías de George, quien gustaba exaltar el exotismo de su ya curiosa figura afirmando que su padre era un príncipe africano secuestrado por holandeses para venderlo como esclavo, razón por la cual terminó en Barbados (el nombre de Bridgetown probablemente deba su origen a la capital de las islas, Bridgetown). Cómo llega a Europa y termina al servicio del príncipe Esterházy es otra larga historia que el joven George/Hieronymus solía contar a quien quisiese escucharlo entre los que seguramente se encontraba su nuevo amigo.

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El testamento de Heiligenstadt es una carta escrita por Beethoven a sus hermanos en 1802. La carta relata la desesperación del compositor por su creciente sordera y sus deseos de sobreponerse a sus achaques físicos y emocionales para completar su destino artístico.

El testamento de Heiligenstadt es una carta escrita por Beethoven a sus hermanos en 1802. La carta relata la desesperación del compositor por su creciente sordera y sus deseos de sobreponerse a sus achaques físicos y emocionales para completar su destino artístico.

El joven Bridgetower (y también su hermano) resultó ser un dotado para la música, razón por la cual, su padre lo llevó de gira para lucrar a expensas de las habilidades de su hijo. En París causó sensación, más cuando entonces se discutía la abolición de la esclavitud. Para los medios “su virtuosismo” era la mejor manera de rebatir `la supuesta´ inferioridad racial.

Después de varios conciertos en Francia, padre e hijo fueron a Inglaterra donde “los príncipes africanos ” fueron presentados ante el príncipe de Gales (el futuro Jorge IV). Hasta ese momento la conducta del padre parece haber sido impecable, pero estando en Bath fue preso de una extraña agitación: se jugaba el dinero que su hijo había ganado, se vestía más exóticamente al punto de “disfrazarse” de esclavo, y durante una ejecución del “Mesías de Haendel”, sus gritos de Aleluya colmaron la sala y la paciencia de los concurrentes al teatro, que no dudaron en encerrarlo en un asilo.

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George Bridgetower

George Bridgetower

Bajo esta circunstancia el joven George fue tomado bajo la protección del príncipe quien le dio una excelente educación musical. Giovanni Battista Viotti fue su profesor de violín y quien lo introdujo en los secretos del instrumento convirtiéndolo, según los periódicos de la época, en un virtuoso. Bridgetown llegó a Viena en abril de 1803 precedido por su fama, invitado por el príncipe Lobkowitz, uno de los mecenas de Beethoven, justamente para ejecutar uno de los cuartetos que el compositor había escrito en su honor.

Beethoven, a la sazón de 32 años, pronto congenió con el violinista de 24 años y en poco tiempo estaban recorriendo los bares de la capital austríaca. Al oírlo ejecutar el violín, el compositor pensó en componer una sonata a fin de ser ejecutada en los recitales que ofrecía en Augarten.

Originalmente Beethoven y Bridgetower debían presentarse el 22 de mayo de 1803, pero la obra no estaba culminada ese día, razón por la cual fue pospuesta al 24, fecha en la que Beethoven recién terminó de escribir la partitura. Bridgetower debió ejecutarla a primera vista. A pesar de las dificultades de la obra (que era la 9° sonata para piano y violín del compositor), la interpretación fue tan brillante que Beethoven paró la ejecución para felicitarlo ante el público. Impresionado por el arte de su joven amigo, Beethoven se la dedicó al “gran pazzo e compositore mulattico” (“al gran lunático y compositor mulato”).

Nadie puede afirmar a ciencia cierta porqué la admiración de Beethoven se convierte en animadversión hacia el intérprete mulato. Lo más probable es que haya surgido un problema de faldas entre ambos. Bridgetower, alto y exótico, tenía éxito entre las damas, no así el conflictivo genio de Bonn. Fuese por un comentario inapropiado del joven de color o por celos, el hecho es que Beethoven le quitó la dedicatoria como antes lo había hecho con Napoleón y su Sinfonía Heróica.

Desconocemos si Tolstói conocía la historia detrás de esta sonata N° 9, que Beethoven dedicó al violinista francés Rodolphe Kreutzer (quien jamás la ejecutó por considerarla “ininteligible”) pero así llamó a una novela. Ésta narra los celos de un marido que mata a su esposa por la relación con un músico. En dicho texto el hombre la asesina cuando termina de ejecutar esta sonata. La situación es autorreferente ya que el mismo escritor estaba celoso de la relación de su esposa con el compositor Serguéi Ivánovich Tanéyev. La obra es un discurso sobre el amor conyugal, el deterioro de la relación matrimonial, los celos y la abstinencia sexual que proponía el autor como solución a estos conflictos.

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                  La sonata a Kreutzer - cuadro de René François Xavier Prinet

La sonata a Kreutzer – cuadro de René François Xavier Prinet

A poco de ser publicada fue prohibida en Rusia y también en EEUU donde el propio Theodore Roosvelt consideró a Tolstói “un pervertido sexual y un desvirtuador de la moral”.

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Portada de una edición rusa de La sonata a Kreutzer, de León Tolstói

Portada de una edición rusa de La sonata a Kreutzer, de León Tolstói

Volviendo a Bridgetower, después de su permanencia en Viena, éste viajó a Inglaterra donde se casó con una rica heredera.

Si bien fue electo para formar “La Real Sociedad de Músicos de Londres” y fue condecorado como “Caballero de la Música”, se fue perdiendo su rastro y sus composiciones, que cayeron en el olvido. Este “mulato lunático” solo es recordado por haber sido el primer intérprete de una sonata de Beethoven y el efímero destinatario de una dedicatoria que el irascible genio retiró cuando aún no se había secado la tinta.

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