Los nombres Kurt Weill y Bertolt Brecht (entre otros) son sinónimo de políticas radicales e innovación cultural en la República de Weimar. Conocidos principalmente por el éxito de Die Dreigroschenoper (“La opera de los tres centavos”) pero también por numerosas otras piezas donde colaboraron, el dúo representaba todo lo que el régimen nazi declaraba como enemigo. El judío Weill y el marxista Brecht fueron, por ende, los primeros y más obvios blancos de la opresión cultural nazi.
Kurt Weill nació el 2 de marzo de 1900 en una familia judía de Dessau, Alemania. Dado que su padre era cantor en una sinagoga, la familia apoyó las primeras inclinaciones musicales de Weill. De adolescente, comenzó a estudiar música con Albert Bing. Pronto empezó a componer y mostró una temprana predilección por la música vocal, que lo condujo al teatro musical. Luego se mudó a Berlín para continuar sus estudios y trabajó con Engelbert Humperdinck y Ferruccio Busoni. Si bien Weill no fue un muy buen alumno, logró sobrevivir dictando clases particulares y dirigiendo coros en la sinagoga.
El aspirante a músico prontamente pasó a ser parte de la vibrante escena cultural de Berlín de los años ’20. En 1922, se sumó al Novembergruppe, el grupo de artistas de izquierda de Berlín, que incluía a Hanns Eisler y Stefan Wolpe. Fundamentalmente presentaban trabajos de compositores modernistas como Berg, Schoenberg, Hindemith, Stravinsky y Krenek. Al principio, Weill tuvo algunos éxitos pero su sociedad con Brecht fue lo convirtió en una estrella internacional.
“La opera de los tres centavos” se estrenó el 31 de agosto de 1928 y estaba protagonizada por Lotte Lenja, la esposa de Weill. Fue un gran éxito y ubicó a Weill como uno de los compositores más exitosos de la Alemania de Weimar. La poderosa música de Weill combinada con el cinismo y la crítica social del libreto de Brecht produjeron una de las creaciones culturales más importantes de la Europa de entreguerras. En marzo de 1930, se estrenó en Leipzig su Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny (“Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”). A esas alturas, había mucha tensión entre Brecht y Weill, ya que ambos eran muy obstinados y eso generó muchos conflictos entre ellos. Además, a medida que la derecha política crecía en el poder, su trabajo era cada vez más criticado. Aunque las óperas de Weill continuaron siendo éxitos populares, las protestas nazis frecuentemente interferían con sus actuaciones y la presión de trabajar en tales condiciones estaba destruyendo su matrimonio también. Los directores de teatro se volvieron más reticentes a presentar su trabajo.
Como muchos otros artistas en su situación, Weill malinterpretó reiteradamente los desarrollos políticos y creyó que las cosas podrían mejorar. Eventualmente, se enteró de que tanto él como su esposa estaban en la lista negra de los nazis y que los iban a arrestar. Así que en marzo de 1933, cruzó la frontera con destino a Francia y esperaba que su estadía en París fuera temporaria. La continua colaboración de Weill con Brecht mientras estuvo en París no tuvo mucho éxito y su matrimonio prontamente terminó en divorcio. Luego se fue a los Estados Unidos, donde tenía la esperanza de reconstruir su carrera. Allí, se volvió a juntar con su ex esposa Lenja. Luego recordó:
El tono seguro de esta afirmación oculta la dificultad y la lucha de sus primeros años en los Estados Unidos, donde sus obras no fueron exitosas y la joven pareja luchaba para mantenerse. Luego, Weill colaboró con el dramaturgo Paul Green en la obra anti bélica Johnny Johnson, y costeó sus gastos componiendo música cinematográfica. Recién en 1938, con el éxito musical de Knickerbocker Holiday, escrito por el dramaturgo Maxwell Anderson, Weill finalmente tuvo acceso a la escena teatral de los musicales de Broadway. Los otros dos grandes éxitos que Weill tuvo en Broadway fueron escritos durante la guerra: Lady in the Dark, con letra de Ira Gershwin, y One Touch of Venus, una comedia musical. El compositor, sin embargo, nunca olvidó sus raíces y, a diferencia de muchos otros emigrantes que luchaban por disimular sus orígenes judíos, se convirtió en una de las primeras figuras en recordar el Holocausto y generar conciencia en la gente sobre la situación apremiante de los judíos de Europa. A pesar del éxito económico que tuvo en los Estados Unidos, nunca obtuvo el tipo de fama o influencia que disfrutó en los años de la República de Weimar. Siempre como un forastero, vivió al margen del entorno musical y hasta su muerte le negaron la membresía de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras.
Tradicionalmente, los académicos dividieron el trabajo de Weill en dos partes principales: sus trabajos iniciales (especialmente las colaboraciones con Brecht) compuestos en Alemania y sus últimas producciones, escritas en los Estados Unidos. Algunos sostuvieron que sus primeros trabajos fueron superiores y condenaron el material escrito para Broadway y Hollywood aduciendo que era superficial y dirigido a las masas. Si bien las producciones que realizó luego de las colaboraciones con Brecht no eran tan políticas, durante su carrera en los Estados Unidos Weill llevó a cabo obras importantes donde criticaba el optimismo de Norteamérica y el estilo de vida de los norteamericanos. Trataba temas como la desigual distribución de la riqueza, la segregación y el efecto de la industrialización sobre las familias. El nivel de control sobre la estructura dramática de sus trabajos era inusual y Weill aprovechó dicha situación para incrementar la importancia social y el poder de sus obras. Musicalmente, compuso muchas canciones que tuvieron popularidad duradera, incluyendo la famosa canción Die Moritat von Mackie Messer.
Kurt Weill murió a los 50 años, el 3 de abril de 1950.
“La música también puede ser una forma de lucha contra la opresión”, Weill, ni valiente, ni héroe. El músico que a través de su instrumento de comunicación, se manifestó con lo que tenía, asumiendo su contexto. Conmovedor.