Dos años antes de que Thomas Edison mostrase su prototipo de cinematógrafo y siete años antes de que los hermanos Lumière se erigieran como los creadores del séptimo arte, el inventor francés Louis Le Prince filmaba en el jardín de sus suegros, en Leeds, Inglaterra, la película más antigua que se conoce. La tituló simplemente Roundhay Garden Scene o La escena del jardín de Roundhay (1888).
La escena del jardín de Roundhay consta de 20 fotogramas y una duración total en movimiento de 1,66 segundos, aunque varía dependiendo de a cuánto se reproduzca. Le Prince -o así lo contó su hijo- la había rodado con una única lente y una película de papel a 12 cuadros por segundo, pero la edición digital remasterizada por el National Media Museum británico que se puede ver hoy en día corre a 24,64 cuadros por segundo, siguiendo la cadencia de la cinematografía moderna, y dura poco más de 2 segundos.