La mala fama

Si preguntáramos, muy pocos dudarían en identificar al emperador Nerón con el incendio de Roma. Personaje controvertido como pocos, lo cierto es que su figura sale muy mal parada en las descripciones que nos han dejado de él los historiadores más o menos contemporáneos de su reinado.

Según las fuentes, habría ordenado la muerte de la que fuera su primera esposa, Claudia, para después encargarse personalmente de asesinar a patadas a la segunda, Popea, cuando estaba embarazada del hijo de ambos. Además, encargó el asesinato de su madre, Agripina la Menor, y es más que posible que hiciera lo mismo con su hermanastro Británico. En esta misma línea, ordenó a su maestro y mentor que se suicidara, y, obediente, Séneca cumplió sus deseos.

Nerón también habría tenido el placer de preparar el incendio de la por entonces más prodigiosa ciudad del mundo, Roma, para luego cargarle las culpas sin el menor escrúpulo al grupo de cristianos encabezado por san Pedro y san Pablo, a los que ejecutó de manera atroz.

La influencia en la historiografía posterior de semejante imagen fue muy notable. En las últimas décadas se ha producido un intento por recuperar, al menos parcialmente, la memoria de un emperador que fue muy querido por la plebe de su época. Estos estudios han proporcionado nuevos matices que sumar a la compleja figura de Nerón, al tiempo que han mejorado ligeramente su imagen.

El incendio de Roma.

El incendio de Roma.

El incendio de Roma.

Pero se trata solo de retoques, porque sigue siendo difícil interpretar sus años finales de gobierno de un modo que permita verlos con otros ojos. Estas son cinco razones por las que el emperador Nerón tiene tan mala fama:

1- Sin el freno de sus mentores

Los primeros cinco años de su reinado se conocieron como “quinquenio áureo de Nerón”. La ayuda y guía del célebre Séneca y de Afranio Burro, un militar de amplia experiencia, le habrían permitido actuar de modo justo y seguir una política correcta. Séneca y Burro dejaron al adolescente emperador tomar las riendas del poder, pero impidiéndole llevar al Estado por otro camino que no fuera el marcado por ellos.

Cuando desaparecieron, el freno que estos consejeros ejercían sobre Nerón se esfumó, y las tendencias más brutales del emperador salieron a la luz. Fue entonces cuando, según la visión tradicional de la historiografía, inauguró una época de megalomanía en la que se fue alejando del Senado para acercarse más al pueblo, aunque seguía creyendo que era su dios.

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Nerón ordenó a su maestro y mentor, Séneca, que se suicidara.

Nerón ordenó a su maestro y mentor, Séneca, que se suicidara.

2- Rompiendo esquemas

La política pública seguida por Nerón no respondió a un ataque repentino de locura, sino a un objetivo muy claro: el de abandonar, denunciar e incluso repudiar el que hasta entonces había sido el modelo imperial, el de Augusto, basado en el ideal de patricio republicano.

Nerón quiso romper con ese modelo, y lo hizo a lo grande. Nada de mostrarse como un humilde y trabajador padre de familia que no gustaba de la exposición pública. Al contrario, él prefirió ser visto como alguien que hacía alarde de su posición, desmedido en sus formas de presentarse a la plebe, pródigo en excesos y, sobre todo, poco tradicional.

Nada quedaba en él de la compostura de un magistrado romano, ni sus ropajes ni su peinado; pero tampoco su modo de actuar, con su gusto por competir en actos atléticos y poéticos. Al intentar terminar con los modelos tradicionales de la moral romana atacaba lo que representaba a la clase senatorial.

3- Desafío tributario

Las desavenencias de Nerón con el Senado surgieron tan pronto empezó con su política populista y a atacar sus bases económicas. Así lo sintieron los senadores cuando, en su tercer año de reinado, quiso reformar el sistema impositivo.

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Busto del emperador Nerón.

Busto del emperador Nerón.

Nerón pretendía terminar con los excesos de las sociedades de publicanos, esos consorcios de capital a los que se encargaba recaudar los impuestos que el Estado había calculado para el año. Para obtener beneficios, los publicanos necesitaban recaudar más de lo que habían pagado, y eso se traducía en todo tipo de abusos.

El emperador tenía la intención de cobrar los tributa (impuestos sobre las propiedades) también en Italia, que por tradición estaba exenta de ellos. El cambio habría fomentado el comercio, al prescindir de aranceles y tasas, y habría repartido de forma más justa la carga impositiva de manutención del Imperio, haciéndola recaer sobre los más ricos y poderosos de sus habitantes, ya fueran patricios (con grandes propiedades), ecuestres (muchos de ellos miembros de las sociedades publicanas) e incluso libertos ricos. Los senadores montaron en cólera, y ello llevó a Séneca y Burro a convencer a Nerón de que abandonara su plan.

4- Persecución de cristianos

Después del incendio de Roma es cuando se consolidó la mala reputación de Nerón. A parte de aprovechar los solares expeditos por el fuego para construir su palacio, la Domus Aurea, buscó una cabeza de turco para endosarle el incendio. Se lo atribuyó a la odiada secta de los cristianos, encabezados por san Pedro y san Pablo, a los que mandó decapitar o crucificar para después prenderles fuego y utilizarlos como antorchas para iluminar una de sus fiestas.

En la difusión de su mala fama tuvo mucho que ver la larga memoria de la Iglesia cristiana. Ya fuera en latín o en griego, autores como Tertuliano, san Jerónimo u Orosio criticaron con dureza a los primeros emperadores romanos, alcanzando el punto álgido con Nerón. Es innegable que su pésima reputación tiene que ver con su trato a los cristianos.

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La decapitación de San Pablo en Roma.

La decapitación de San Pablo en Roma.

5- Personalidad débil

Por desgracia para Nerón, era un pusilánime. Salió huyendo de la ciudad en cuanto escuchó la noticia de un alzamiento contra él en las provincias… que sus tropas aplastaron. Cuando seguidamente se sublevó Galba, gobernador de la Tarraconense, el Senado declaró enemigo público al militar, pero, al comprobar que Nerón había huido de nuevo, aprovechó para cambiar de opinión y convertir al emperador en un proscrito, lo que le condujo al suicidio con solo 31 años de edad.

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