La justicia siempre triunfa… en la tv

Perry Mason, abogado defensor implacable

Entre los años 1960 y 1964 se emitió la serie Perry Mason, encarnado por el actor Raymond Burr. Semanalmente, un buen puñado de familias se reunía en torno a la televisión para ver en acción al abogado de los casos imposibles, o casi. La serie tuvo una segunda etapa en el año 1970. Era la época del despegue de la televisión, más del 50% de los hogares tenían televisor, así que el éxito de audiencia fue total. Al punto de que en 1968 se vendían las novelas con sus casos.

El protagonista de las serie, el abogado Perry Mason, fue un personaje creado en 1933 por el novelista y abogado Erle Stanley Gardner, prolifico escritor de relatos cortos para revistas baratas. Su vida cambió cuando creó el personaje del abogado defensor Perry Mason. En estas historias el escritor comenzó a elaborar unos argumentos muy trabajados sobre las actividades judiciales y detectivescas del protagonista. Historias basadas en ocasiones en hechos reales y en su propia experiencia de cuando ejercía como abogado. Esto le llevó a que sus obras tuvieran una muy buena acogida por sus lectores. Este defensor de la justicia protagonizó más de 80 novelas y relatos cortos, y sus aventuras se convirtieron en seriales radiofónicos. Pero casi toda su fama se debe a la adaptación televisiva de sus historias realizada por la CBS en 1957.

Como nota curiosa, Gardner creó en 1947 el Tribunal de Suprema Apelación, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo era librar a aquellas personas que hubieran sido condenadas de manera injusta. Con un equipo de siete reputados criminalistas logró aclarar una treintena de casos.

El nombre del personaje protagonista proveniene de la empresa Perry Mason Company, editora de una publicación juvenil que Gardner leía durante su infancia, una revista familliar de entretenimiento llamda Youth’s Companion.

perry mason

En los diferenes episodios de la serie, cuyos títulos siempre comenzaban con El caso de… , Perry Mason atendía casos difíciles, y no le importaba si en alguna ocasión su cliente no le podía pagar. La historia siempre mostraba que el sistema nunca fallaba, era una defensa total del sistema judicial americano. Por esta serie muchos televidentes se enteraron de lo que era un jurado, de que 12 personas elegidas al azar tenían el poder de decidír sobre la culpabilidad o inocencia de una persona acusada de cualquier crimen. Y el sistema nunca fallaba, en todo caso fallaba el elemento humano.

Para Raymond Burr esta serie le supuso el impulso definitivo a la fama. Posteriormente en 1967 volvió a protagonizar otra serie del mismo género Ironside, en la que daba vida a un abogado investigador paralítico. También con enorme éxito, tanto que dió nombre a una silla de ruedas pelgabla para transporte.

Pero el personaje que le dio la fama no lo abandonó y en los años ochenta y noventa volvería con la serie El regreso de Perry Mason. Actuó en numerosas películas y series a veces en papeles secundarios: Aterrriza como puedas, Vacaciones en el Mar, Ladrón sin destino,… Era homosexual (aunque estuvo casado por “no perjudicar” su carrera) y desde los años 50 hasta su fallecimiento (1993), tuvo como compañero sentimental al actor de series y productor Robert Benevides, a quien conoció en los rodajes de esta serie y con quien trabajó también en Ironside.

El equipo defensor contra el fiscal

Mason era más que un abogado defensor que buscaba con ahínco a los verdaderos culpables. Era también un investigador, y para su trabajo contaba con un equipo formado por el detective Paul Drake (William Hopper) y la secretaria polivalente Della Street (Barbara Hale). Con esto se lograba una equilibrada mezcla entre acción dinámica detectivesca e investigadora y las actuaciones legales en el juzgado, más técnicas y pausadas, que lograban enganchar al tele espectador y mantenerlo en tensión hasta llegar al punto en que el bien y la verdad triunfan, gracias a una maquinaria legal que funcionaba como un reloj. En sus actuaciones ante el juez, Mason era bastante irreal pero muy creíble, una característica que enlaza la serie de los sesenta con la mayoría de los trhrillers detectivescos posteriores.

Del personaje de Perry Mason no se conocía nada más allá de su dedicación al trabajo, Gardner no quiso ahondar en su personalidad pues el público ya lo conocía a través de sus novelas. Su carácter duro y frío era contrarrestado por la amabilidad y el don de gentes de su secretaria. Por su parte Drake es el detective algo mujeriego que sin embargo mantiene las distancias con Della Street.

La primera parte de los episodios se desarrollaba en las tareas de investigación, para dar paso a la segunda que tendía lugar en la sala de justicia. Y en ese escenario Mason se enfrentaba con el malo de la película, que curiosamente era el fiscal de Los Angeles, Hamilton Burguer (William Talman). Este hombre era quien se oponía sistemáticamente a la labor del ilustre defensor. Pero claro: siemrpe perdía, y es que Perry Mason tenía todo un catálogo de trucos judiciales de los que carecía el fiscal. No se sabe si ganaría algún caso contra otros defensores, pero contra Mason desde luego no ganó ni uno. El pobre siempre se equivocaba de acusado y finalmente tenía que reconocer su equivocación solicitando al juez la retirada de cargos contra el acusado, para acusar al verdadero culpable. En cada juicio contra Mason el fiscal salía hecho picadillo, de ahí el apellido del personaje: Burguer. Como vemos un esquema sencillo y que aun funciona a la perfección en las numerosas series policiacas de televisión.

TEXTO PUBLICADO ORIGINALMENTE EN https://parecequefueayer.espaciolatino.com/Perry_Mason.html

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