La Historia de España es fascinante, desde luego, y el caso de Felipe V no se queda corto. Existen dos teorías acerca de los motivos que llevaron al rey Felipe V a abdicar en su hijo Luis I el 14 de enero de 1724. Su hijo tenía 17 años, y la disposición que lo hizo rey se publicó solo 6 días después del cese de su padre. Un grupo de historiadores defiende que el rey Felipe V esperaba poder acceder al trono de Francia por la posibilidad de una muerte inminente del monarca francés Luis XV (algo que realmente no sucedió, ya que falleció en 1774). El segundo grupo de historiadores, entre quienes destaca Pedro Voltes, asegura que abdicó por una fuerte depresión que sufrió durante aquellos años.
Tras la abdicación, Felipe se retiró junto a su segunda mujer, Isabel de Farnesio, al Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, aunque la reina no perdía de vista los acontecimientos que tenían lugar en la corte de Madrid. Eso permitió que reaccionara rápidamente tras la muerte de Luis a causa de la viruela tras solamente ocho meses de reinado. Como Felipe V había abdicado, el sucesor al fallecido rey tendría que haber sido Fernando, el otro hijo varón de Felipe. Ambos, Luis y Fernando habían nacido de las primeras nupcias de Felipe con María Luisa Gabriela de Saboya. Isabel de Farnesio impidió que se produjera esa sucesión, con lo que el nuevo rey volvió a ser Felipe V.
Esto provocó enfrentamientos con sectores de la nobleza castellana, ya que, según señalaban, no era posible retroceder en la abdicación de un rey. Por ejemplo, el confesor del rey, el padre Bermúdez, consideró como un pecado mortal reasumir una corona a la que se «había renunciado con todas las solemnidades». De hecho, el rey pidió a su confesor que reuniera una junta de teólogos para que resolvieran la situación, y la respuesta fue que no podría volver al trono, y que podían aprobar que ejerciera el poder como regente de su hijo.
Según el grupo de historiares que defienden que el rey abdicó por una fuerte depresión, la respuesta de Felipe V fue que no gobernaría «ni como regente, ni como rey ni como nada». Fue, de nuevo, Isabel quien manejó la situación para que el Consejo de Castilla pidiera a Felipe V que accediera de nuevo al trono. El 7 de septiembre de 1724 Felipe V volvió a ser rey de España, y ya lo fue hasta su muerte en 1746. Le sucedería su hijo Fernando, quien fue proclamado nuevo Príncipe de Asturias tras la nueva coronación de su padre.