La hipnosis moderna

Milton Erickson nació el 5 de diciembre de 1901 en el pueblo de Aurum, Nevada (EE.UU) y murió el 25 de marzo de 1980 en Phoenix, Arizona (EE.UU).

Erickson revolucionó la psicoterapia occidental gracias a sus técnicas poco ortodoxas. Su trabajo con la hipnosis permitió que esta técnica dejara de verse como una superstición y se convirtió en un enfoque válido y sensible capaz de adaptarse a las necesidades del paciente.

Hoy día la hipnosis es reconocida como una de las herramientas para el cambio, aunque vale destacar que no tiene la difusión de antaño.

El objetivo inmediato de Erickson era aliviar los síntomas y resolver los problemas de las personas que acudían a él y para identificar el mejor método de trabajo se basaba en la personalidad y en las condiciones particulares de sus pacientes.

Aunque el médico se rehusaba a identificarse con alguna de las escuelas de terapia reconocidas, a menudo utilizaba metodologías como la cognitiva, la conductista y la analítica, entre otras, para llevar a cabo sus intervenciones. Y claro, también hacía uso de la hipnosis cuando consideraba su utilidad en el proceso de acelerar la terapia.

Erickson fue el primer presidente de la Sociedad Norteamericana de Hipnosis Clínica. También fue el fundador y editor de la revista de dicha organización. El psiquiatra tuvo un récord clínico impresionante, gracias al gran número de casos que fue capaz de tratar con éxito.

Los primeros retos de Milton Erickson

Milton Erickson nació en una comunidad agrícola pobre. Desde muy temprana edad tuvo que afrontar a la adversidad. No pudo hablar hasta que cumplió cuatro años y más tarde fue diagnosticado con dislexia, así como con sordera tonal y daltonismo.

Además de estos problemas, cuando cumplió 17 años sufrió su primer ataque de poliomielitis. Era una infección muy grave, por lo que no se esperaba que sobreviviera. Entró en estado de coma y cuando despertó tres días después estaba completamente paralizado. Solo era capaz de mover sus ojos y casi no podía hablar.

Debido a que Erickson no podía saber dónde estaban sus piernas o sus brazos en la cama, se dedicó horas a tratar de localizar sus extremidades. Lo hacía prestando la mayor atención a la mínima sensación que tenía, ya fuese en una mano, en un pie o incluso en un dedo.

Esta técnica lo hizo particularmente atento a los movimientos, los cuales intentaba amplificar de alguna forma. El joven, al no poder hacer nada más, comenzó a observar detalladamente a las personas a su alrededor y así logró comprender la importancia del lenguaje no verbal y corporal.

En los siguientes dos años, Erickson aprendió nuevamente a caminar (ayudado por la observación de una de sus hermanas que apenas empezaba a caminar). Gracias a sus observaciones también puedo entender cómo se comunicaban los seres humanos y cómo funcionaba su mente.

El inicio de su carrera

A pesar de sus limitaciones, Erickson logró graduarse como psicólogo y médico en la Universidad de Wisconsin. Su primer contacto con la hipnosis se dio cuando participó en las investigaciones sobre sugestionabilidad, realizadas por el Dr. Clark L. Hull. Erickson quedó fascinado con el ejercicio de las técnicas hipnóticas, por lo que practicó y estudió todo lo que pudo sobre el método. Al año siguiente, asistió a un seminario con Hull, en el que el especialista dedicó la mayor parte del tiempo a analizar sus experiencias.

Sin embargo, a pesar de haber tenido estas experiencias y de haber descubierto de alguna forma la hipnosis de mano del Dr. Hull, posteriormente Erickson fue uno de sus críticos, ya que el especialista —pionero del conductismo— buscaba definir métodos objetivos de hipnosis ignorando la opinión del sujeto.

A las críticas de Erickson, también se unieron la de personalidades como Carl Rogers y George Kelly. Por otro lado, Erickson también hizo críticas al psicoanálisis debido a que este intentaba establecer verdades universales y un método terapéutico estandarizado.

Tras estas experiencias, Erickson se enfocó en buscar una forma más “naturalista” de hacer hipnosis. El especialista planteaba un concepto de inconsciente diferente al de Freud.

A diferencia del padre del psicoanálisis, Erickson se inclinaba más hacia las concepciones cognitivas modernas, por lo que estaba interesado en la realidad única del individuo. Sin embargo, su trabajo frecuente con familias lo hizo convertirse en una de las influencias más importantes de las terapias sistémicas y familiares.

Erickson, creador de una nueva visión de la hipnosis

Erickson fue el impulsor de una nueva forma de aplicar la hipnosis terapéutica. El especialista no postuló ninguna teoría explícita de la personalidad, porque estaba convencido de que de hacerlo pondría límites a la psicoterapia. Cuando se establecen teorías, los profesionales suelen actuar con mayor rigidez porque intentan encasillar a las personas.

Su acción terapéutica fue definida como un ejercicio clínico novedoso y diferente que no encajaba con nada de lo que existía hasta aquel momento, es decir, la terapia psicoanalítica o la terapia conductual. Erickson no se limitaba a un modelo teórico y basaba sus métodos de terapia en la creatividad, la novedad, una profunda comprensión del otro y sobre todo la importancia del cambio.

Así, Erickson creó una nueva visión de la hipnosis. Para él cada individuo era único, por ello la psicoterapia en lugar de buscar amoldar a la persona para que encaje en una teoría de la conducta humana, debía ser formulada de una forma que permitiera encontrar la peculiaridad de las necesidades de cada individuo.

Erickson era un promotor de la flexibilidad, la singularidad y sobre todo la individualidad. Su forma de hacer terapia era excéntrica e incluso estaba llena de algo de misterio que pocos lograban entender. Tanto así, que fue llamado desde gurú y genio loco hasta un brujo de la hipnosis.

Muchos dicen que la genialidad de su trabajo se debió a la utilización de los recursos inconscientes de cada persona como una forma de encarar de forma creativa sus problemas para buscar la causa y la solución a estos.

Para el especialista, lo importante no era la técnica en sí, sino la filosofía que estaba detrás de los métodos y de la forma de abordar a los pacientes.

Erickson variaba su intervención con cada paciente, porque para él era importante subrayar la originalidad de cada individuo. Según su forma de pensar, los individuos, al estar motivados por necesidades personales particulares y defensas idiosincráticas, requerían maneras originales de abordaje.

Erickson estaba interesado en la acción y no en las teorías. Por ello sus técnicas dependían del paciente. En otras palabras, estaban hechas a la medida de las exigencias de la situación. Para explicar mejor sus métodos, lo mejor es narrar uno de sus procesos terapéuticos más conocidos. Este es un ejemplo extraído de uno de los textos escritos por el psicoterapeuta Jay Haley.

“En este caso, una mujer acudió a Erickson para contarle que su hija adolescente se había aislado del mundo, que no salía de casa ni para ir a la escuela porque pensaba que sus pies eran demasiados grandes.

En aquella época, la regla dictaba que un terapeuta solo podía ver pacientes en la consulta, pero eso no detuvo a Erickson. El médico acudió a la casa por dos razones: primero porque la chica no iría hasta su despacho y segundo porque quería ver el tamaño de sus pies.

Erickson puso como excusa que la madre no se sentía bien y que como médico le hacía una visita a domicilio. Al llegar observó los pies de la niña y eran de un tamaño normal. Se dispuso a examinar a la madre y le pidió a la hija que le ayudara sosteniendo unas toallas justo detrás de él.

En un momento dio un paso hacia atrás y la pisó lo más fuerte que pudo. La niña gritó de dolor. Erickson se volteó y le dijo de mala manera que si sus pies fueran lo suficientemente grandes para verlos, no la hubiera pisado. El médico continuó examinando a la madre, pero la chica se quedó pensativa. Más tarde, la mujer llamó a Erickson para decirle que su hija finalmente había pedido salir. Había superado el problema».

Con esta historia se puede ver claramente que las estrategias terapéuticas de Erickson no eran ni ortodoxas, ni tradicionales, ni mucho menos algo que pudiera esperarse de un médico. Por ello, la única forma de clasificar o entender este estilo terapéutico es partiendo de la base que el método de Erickson era completamente original para su época.

Para el especialista la clave para solucionar los conflictos no estaba en el pasado, ya que según sus propias palabras, este no puede cambiarse. Si bien es posible explicar el pasado, lo único que se puede vivir es el hoy, el mañana o la próxima semana y para Erickson eso era lo que contaba.

Pero aunque este psiquiatra fue capaz de crear su propia estrategia de acción a partir de la hipnosis, no se puede reducir su trabajo terapéutico a esta técnica. A medida que fue pasando el tiempo, Erickson disminuyó cada vez más su uso y le dio relevancia a otros aspectos como la metáfora y al lenguaje imperativo.

No obstante, se puede concluir que para Erickson, la hipnosis era sobre todo un proceso que comprendía observar al otro, comprender su visión del mundo y seguir sus pasos para poder utilizar toda la información disponible para ayudarlo a comportarse de un modo distinto. Eso significa que la hipnosis era simplemente una herramienta para lograr el cambio en las personas a través de la influencia interpersonal.

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Hacia el final de su vida

A medida que avanza su carrera, muchas veces los especialistas deciden entre trabajar en un enfoque práctico o teórico. Erickson fue uno de esos especialistas que ignoró las teorías para convertirse en un clínico. Creó una nueva forma de terapia que no tenía nada que ver con lo que ya existía, por ello ninguna de sus técnicas pudieron encasillarse en un protocolo. Sus métodos surgían a la par que conocía los problemas y estos se adaptan a cada paciente.

A lo largo de su vida, Erickson llevó a cabo muchas investigaciones sobre hipnosis, al mismo tiempo que fue director de varios hospitales en Estados Unidos. Además de aplicar terapias, también se dedicó a enseñar a otros su forma de hacer hipnosis.

Para no sufrir las secuelas de su enfermedad, le recomendaron mudarse a un lugar donde el clima fuera seco. En 1948 se asentó en Phoenix, en el estado de Arizona, y debido a que no podía trasladarse como antes, fueron muchos quienes se desplazaron hasta su nueva residencia para seguir aprendiendo de él.

Lamentablemente, después de haber pasado los 50 años, Erickson sufrió un segundo ataque de polio. Pero a pesar de que esta enfermedad le había causado un gran dolor físico, el médico aseguraba que aquella situación le había dado la oportunidad de aprender a paliar los dolores y a apreciar las pequeñas cosas de la vida.

Gracias a su increíble fuerza de voluntad y coraje, fue capaz de transformar una situación tan difícil como aquella en una oportunidad más de aprendizaje. De hecho, Erickson describió algunos de sus enfoques sobre el manejo del dolor y la alteración sensorial en su trabajo Hypnotic Alteration of Sensory, Perceptual and Psychological Processes.

A partir de los 63 años, Erickson tuvo que utilizar una silla de ruedas, pero aun así, nada lo detuvo para seguir con su trabajo y para continuar disfrutando de sus ocho hijos y de su esposa Elizabeth. El médico murió a los 78 años dejando un gran legado para el mundo de la psicología, la psiquiatría, la psicoterapia y la pedagogía.

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