William Westcott quedó huérfano a los diez años y fue criado por su tío quien, al igual que su padre, era médico. William continuó la tradición familiar y se graduó en la Universidad de Londres. En 1880 ganó el concurso de médico forense de la Corona iniciando una prolífica actividad tanto en el plano médico como asistencial. Escribió un libro de farmacología acerca del uso del Salvarsan para el tratamiento de la sífilis y una detallada historia de sus intervenciones como perito, patólogo y forense en los miles de casas en los que le tocó actuar. Su libro sobre “Suicidios”, continúa editándose a la fecha.
Desde hacía años, Wescott participaba en logias masónicas (que llegó a conducir) y rosacrucianas, sin embargo, pasó a la historia por ser el fundador de la Hermética Orden de la Aurora Dorada. Junto a MacGregor Mathers, el cofundador de esta orden, estaban interesados en interiorizarse en los secretos de la Kabbalah, la alquimia y las ceremonias mágicas. Ambos reescribieron los rituales de iniciación correspondiente a los códigos de la Kabbalah, gracias a la importante colección de textos esotéricos y metafísicos que Westcott atesoraba en su biblioteca.
En 1896 los comentarios de la prensa sobre su pertenencia a la Orden más una denuncia anónima, obligó a las autoridades a advertir al Dr. Westcott que no veían con buenos ojos que un forense de la Corona participase de estas actividades, a las que genéricamente llamaban ocultismo, aunque no fuese exactamente lo que practicaba Westcott.
“No existen los milagros. Nada contradice las leyes naturales… eventos supernormales pueden existir, pero nada es sobrenatural” solía afirmar. De todas maneras, abandonó la orden y se concentró en su trabajo, más cuando uno de sus hijos murió y su hija, se suicidó, por una de esas desgraciadas paradojas del destino.
En 1889 se unió a la Sociedad Teosófica y mantuvo una estrecha relación con una de sus fundadoras, Madame Blavatsky, una aristócrata rusa que había recorrido el mundo y vivido un tiempo en la India, interesada en conciliar aspectos de la cultura oriental con la occidental. Westcott contribuyó con varios artículos a la revista dirigida por Blavatsky llamada “Lucifer“. Muchos de ellos se recopilaron en su obra póstuma Glosario Teosófico.
En 1918 Wescott se retiró y viajó a Sudáfrica donde se instaló en compañía de su hija. Allí se unió a la Sociedad Teosófica local y se dedicó a completar los 10 volúmenes de la Collectanea Hermética, no solo con sus escritos sino con otros textos de miembros de la Orden de la Aurora Dorada.
Todos estos libros continúan publicándose bajo sus lemas “tu no sabes lo que sabes”, “atrévete a ser sabio”, o “nunca se muere completamente”.
Mago Supremo de la Orden de los Rosacrucianos, así quedó consignado en su epitafio.
Murió en Durban, Sudáfrica, en 1925.