Antes de la Guerra del Yom Kippur (Egipto y Siria contra Israel), que se desarrolló en octubre de ese mismo año, la OPEP ya había duplicado el precio del petróleo, llevándolo a 3 dólares el barril. Durante la mencionada guerra, la OPEP no sólo subió el precio otro 70% sino que los miembros árabes de la organización (la llamada Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo, lo que incluía a los miembros árabes de la OPEP más Egipto, Siria y Túnez) redujeron la producción de petróleo a un cuarto e impusieron un embargo a los países que apoyaban a Israel, lo que incluía a EEUU y sus aliados de Europa occidental. Y en enero de 1974, como para redoblar la apuesta, la OPEP volvió a duplicar el precio, que quedó en 11,56 u$d el barril.
La OPEP se fundó en Bagdad, Irak, en 1960; sus miembros fundadores fueron Irak, Kuwait, Irán, Arabia Saudita y Venezuela. Fue reconocida por la ONU en 1962, y en su acta fundacional dice: “el propósito de la OPEP es coordinar y unificar las políticas petroleras de sus países miembros y asegurar la estabilización de los mercados petroleros para garantizar un suministro eficiente, económico y regular de petróleo a los consumidores, un ingreso constante para los productores y un justo retorno del capital para quienes invierten en la industria petrolera”. Lo que se dice toda una declaración de principios políticamente correcta, de esas con mayoría de palabras de cuatro sílabas o más. Sus miembros actuales son Angola, Argelia, República Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial, Gabón, Irán, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela; lo que se dice un espectro variopinto.
Pero volvamos a 1973: estas medidas causaron un efecto que fue de la incertidumbre internacional al pánico. En EEUU se produjeron colas kilométricas en las estaciones de servicio; en Europa muchos países prohibieron utilizar el automóvil los fines de semana y en todo el mundo se redujeron desde los límites de velocidad hasta los viajes en avión. La publicidad luminosa fue apagada para ahorrar el uso de electricidad producida por combustible originado en el petróleo.
El embargo se levantó en marzo de 1974 pero sus consecuencias se hicieron notar hasta bastante tiempo después: la gran caída de la actividad económica aumentó la pobreza y alteró las balanzas de pagos internacionales, aumentó la inflación y hubo un enorme traspaso de riqueza desde los países consumidores hacia los productores de petróleo.
Sin embargo, lo notable es que el embargo petrolero afectó poco y sólo y temporalmente los suministros internacionales del llamado “oro negro”. Lo que provocó la escasez y el desastre consecuente fue el acaparamiento y las medidas de distribución de emergencia del petróleo. El temor de la población fue manipulado por las compañías petroleras internacionales, que lo utilizaron para conseguir mayores beneficios (un clásico) y por los políticos que defendían un cambio de postura en la política de apoyo a Israel (cuándo no).
Aunque la presión de la OPEP les valió a los árabes la hostilidad general, la fortaleza y las consecuencias de su decisión les aseguró un lugar de privilegio en los asuntos internacionales en tanto y en cuanto la OPEP se mantuviera unida, lo cual, con idas y venidas (se fueron Indonesia, Qatar y Ecuador), ha ocurrido.
Pero el efecto de la crisis fue más allá de las cuestiones políticas y económicas. La sociedad industrial, que a partir de ahora ya no podía dar por supuesto un suministro estable de energía barata, tuvo que replantearse objetivos y expectativas. El movimiento ecológico comenzó a atraer muchos partidarios así como también lo hicieron los tecnócratas que abogaban por el uso de combustibles de procedencia local o regional y de la energía nuclear, lo que a su vez generó la movilización de los militantes “antinucleares”, resultando una controversia que aún hoy persiste.
En 1979, en el marco de la revolución iraní primero (1978) y de la guerra entre Irán e Irak después (a partir de 1980), se produjo otra crisis petrolera mundial, en la que el precio del petróleo casi se triplicó en tres años.
Ah! El precio del barril de petróleo ha oscilado entre la locura (114 u$d en 2011 en EEUU) y el asombro (por primera vez en la historia se alcanzó un valor negativo de -39 u$d en abril de 2020 en EEUU), mostrando que cuando convergen los ingredientes necesarios todo resulta frágil en la economía mundial. El precio actual del barril de petróleo de la OPEP es de 41 u$d. En Argentina el precio es de 45 u$d.
Le subimos un poquito el precio, siempre. Por si las moscas.