Continuación del texto publicado el 16 de abril: La casa está en orden – Parte I
Alfonsín hablo ese día dos veces en la plaza, la primera anunció que iría el mismo a Campo de Mayo a exigir la rendición de los amotinados diciendo que la democracia no se negocia. Pero finalmente negoció, cuidándose que no se movilicen al lugar las masas, lo que hubiese permitido derrotar el levantamiento.
Cuando volvió, en su segundo discurso, dijo que los hombres amotinados habían depuesto su actitud y cerró: “la casa está en orden”.
Ahora ese orden implicó ceder a todas las demandas de los carapintadas. La mayoría de los partidos políticos (la UCR, el PJ, el Partido Intransigente y hasta el Partido Comunista entre otros) firmaron un “Acta de Compromiso Democrático” que terminó con la sanción en el Congreso de la Ley de Obediencia Debida en junio del 87, que liberaba de culpas a los militares que seguían órdenes de sus superiores. También consiguieron desplazar al jefe del Ejército y desplazaron a los periodistas más críticos del proceso delos programas televisivos.
Los militares no buscaban hacer un nuevo golpe como decían los radicales y los peronistas. No tenían la fuerza ni la sociedad estaba dispuesta a aceptarlo. Pero lo que sí hicieron fue marcarle la cancha al gobierno (que es lo que terminaron haciendo) logrando detener los juicios y sostener cierta autonomía.
En conclusión la Semana santa de 1987 nos dejó dos cosas. Un pacto de impunidad entre las Fuerzas Armadas y el conjunto del régimen político. Se intentó por todos los medios una reconciliación nacional que hasta ahora sigue siendo imposible porque todavía pesa muchísimo la condena popular a la dictadura. Por eso los gobiernos que le siguieron a Alfonsín usaron como fuerza represiva a las Fuerzas de Seguridad en lugar de las Armadas, que aunque también participaron del genocidio estaban menos “quemadas”.
En segundo lugar comenzaron a cuestionarse las ilusiones de “la primavera democrática” del alfonsinismo. Con los meses la crisis gubernamental se agravó por el crecimiento acelerado de la inflación que desembocó en la hiperinflación del 89 y la entrega anticipada del poder a Carlos Menem.
Hoy muchos carapintadas se reciclaron en democracia. Aldo Rico fue candidato del MODIN y del peronismo, ganó la intendencia en San Miguel en 1997, en 1999 fue el ministro de seguridad de Carlos Ruckauf, en 2008 fue presidente del PJ de San Miguel apoyado por el kirchnerismo y hoy sigue teniendo activa vida política.
Otro es Sergio Berni, el Secretario de Seguridad del gobierno de Cristina y futuro candidato del PJ. También Juan José Gómez Centurión un hombre de confianza de Macri que pasó por la presidencia del Banco Nación.
Y hay otros tantos que siguen en actividad adentro de las fuerzas, lo que muestra una continuidad ininterrumpida entre las fuerzas represivas que actuaron en los 70 y las actuales.
Texto extraído de http://www.laizquierdadiario.com/