La cabaña que a todos nos conmovió

Harriet Beecher Stowe formó parte de la numerosa prole del reverendo Lyman Beecher, evangelista militante y defensor de la ortodoxia puritana en la tradición de Jonathan Edwards. Formada en un ambiente de severo puritanismo, el Antiguo Testamento y los textos de los teólogos puritanos fueron las lecturas propias de su infancia, que la muchacha asimiló con la misma alegría apasionada con que admiró las bellezas naturales de Nueva Inglaterra. Su temperamento exuberante, que en otro medio hubiera intentado desahogarse en los escenarios o entre la alta sociedad, se desplegó en cambio en la doble forma de expresión consentida por su ambiente social y su época: de un lado, una rica vida interior inclinada al análisis espiritual, intensamente dramática o incluso melodramática, y muy semejante (excepto en sus formas concretas) a la de la poetisa contemporánea Emily Dickinson; por otra parte, un interés diligente hacia la edificación y el mejoramiento de la humanidad.

En 1832 el reverendo Beecher se trasladó a Cincinnati, junto a la frontera de Ohio, para fundar allí un seminario teológico; sus hijos le acompañaron. Harriet, entristecida por la nostalgia de la tierra nativa, halló, entre los quehaceres domésticos y el trabajo docente, el tiempo necesario para escribir los bocetos pietistas de “escenas y tipos de los descendientes de los peregrinos”, publicados luego bajo el título The Mayflower (1843). En 1836 se había casado con un colega de su padre, el reverendo Calvin Stowe, “especie de querubín eclesiástico vestido de pastor”, al cual dio seis hijos.

Andando el tiempo, las simpatías de la escritora fueron inclinándose hacia el movimiento antiesclavista; cuando en 1850 volvió a Nueva Inglaterra, sus reflexiones acerca de la esclavitud alcanzaron un intenso fervor, el resultado inmediato del cual fue La cabaña del tío Tom (1851). Beecher Stowe creía que el verdadero autor del libro era Dios, de quien ella habría sido tan sólo fiel amanuense; sea como fuere, la obra puso de manifiesto su talento para la escritura melodramática, y alcanzó una fama internacional tan considerable que muy pocos son los parangones posibles a este respecto en el ámbito de la historia literaria. En un primer momento no fue bien acogida; incluso se culpó a Stowe de la muerte de numerosos soldados de la Confederación. Pero pronto gozaría de una aceptación superior a la de narradores de tanto éxito en la época como Mark Twain o Louisa May Alcott.

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Portada de la edición de Boston de 1852.

Portada de la edición de Boston de 1852.

La obra tiene como protagonista al esclavo Tom, y relata sus vicisitudes desde el momento en que es vendido por su benigno propietario hasta que cae en manos del brutal Simon Legree, dueño de plantaciones de algodón. Su negativa a servirle como esbirro para maltratar a los demás esclavos lo lleva a un martirio en que se advierte una fuerte carga religiosa. Visión severamente crítica de cuanto de inhumano hay en la esclavitud, la novela, a pesar de su finalidad moral, es rica en acción, y contribuyeron a su éxito el lenguaje coloquial, la comicidad de ciertas situaciones y su veloz ritmo narrativo.

Tras dos viajes a Europa, Beecher Stowe escribió una obra polémica en respuesta a las críticas del Sur: se trataba de una continuación de La cabaña del tío Tom titulada Dred: A Tale of the Dismal Swamp, notablemente inferior. Redactó además numerosos textos polémicos y didácticos, entre los cuales figura un célebre escrito en el que acusaba a Lord Byron de incesto (Lady Byron Vindicated, 1870) y una larga serie de novelas dedicadas a una afectuosa descripción de cuanto más amaba: las maneras, las costumbres y la compleja vida interior de la Nueva Inglaterra puritana, en cuyo campo la penetrante agudeza de la autora no se ha visto superada.

Entre ellas sobresale El cortejo del pastor, publicada por entregas en el Atlantic Monthly en 1858, y más tarde en volumen en Boston y Nueva York en 1859. La acción se desarrolla en Newport, ciudad de mar de la Nueva Inglaterra, a finales del siglo XVIII. El teólogo y pastor puritano Hopkins se enamora, casi sin saberlo, de la joven Mary Scudder; el joven al que ella ama sale para un largo viaje de mar y es dado por muerto; Mary, por veneración y respeto hacia el predicador, se promete con él; pero el joven regresa y Hopkins, enterándose de la realidad de la situación, se sacrifica liberando a Mary de su promesa.

Retrato de un mundo que conoció muy bien, la novela rebosa vivacidad y abunda en sutiles observaciones sobre los ambientes y los tipos: gentilhombres y negreros, propietarios de tierras y hombres políticos, gente de iglesia, criados, esclavos negros. El cuadro es rico en figuras y el diálogo es a menudo idiomático o directamente dialectal. Otro motivo que se desarrolla a través de todo el libro es, también aquí, la polémica sobre la esclavitud de los negros. La tesis de la autora, sobrentendida, es que toda verdad moral y teológica pierde valor de no estar sostenida por un gran calor de caridad humana. Harriet Beecher Stowe murió en Hartford a los 85 años, con su moral íntegra, la imaginación puritana aún fértil y la diligencia evangélica todavía intacta. Su nombre se había difundido ya por todo el mundo.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Harriet Beecher Stowe. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/beecher_stowe.htm el 14 de junio de 2020.

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