Johannes Brahms

Johannes Brahms nació en Hamburgo el 7 de mayo de 1833 y murió en Viena el 3 de abril de 1897.

“Es un cantante callejero y un judío tocador de zardas”. Estas palabras se refieren a Johannes Brahms. Su autor es Richard Wagner y el lugar los Bayreuther Blatter de 1869.

Brahms había lanzado en 1860 un duro ataque contra la “música del porvenir” defendida por Wagner y Liszt. No aceptaba la idea de fundir las artes, la teoría del drama musical y el evangelio wagneriano de la felicidad. Se oponía con persistencia a la crisis del género sinfónico. Nunca sintió interés por escribir una ópera.

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Joachim, Brahms, Grimm, Scholz y otros muchos músicos habían redactado el manifiesto en el que protestaban contra la influencia de la “Escuela de la Nueva Alemania”. El escrito apareció publicado con la firma de Brahms en lugar preeminente. Wagner se enfureció y desde aquel momento las relaciones entre los compositores y sus partidarios fueron muy tensas.

Richard Wagner dividía el mundo entre los que estaban a su favor y los que estaban en contra. Su naturaleza eminentemente idealista y altruista no soportaba, sin embargo, la crítica. El creía en el cambio del mundo a través del Arte. Creía en la transmisión de su propia felicidad a toda la humanidad. Por ello la crítica de Brahms hizo que detestara su personalidad y su obra.

Brahms admiró siempre la música de Richard Wagner. En 1870 viajó a Múnich para asistir a las representaciones de “El Oro del Rhin” y “La Valquiria”. El estreno en Viena de “Tristán e Isolda” fue una de las mayores emociones de su vida.

Episodio demostrativo de los sentimientos de Brahms hacia Wagner es la posesión del manuscrito original de “las escenas de Paris” de Tranhauser. Wagner dirigió varias cartas a Brahms solicitando imperiosamente la devolución de la partitura. Brahms contestó en sentido negativo en tono desagradable. Finalmente cuando Wagner se lo pidió personalmente devolvió el manuscrito a regañadientes.

Brahms continúa la tradición clásica y su nombre se enmarca en la línea continua Mozart-Haydn-Beethoven-Schubert-Mendelssohn-Schumann. No inventa nada nuevo. Sólo funde y desarrolla conceptos anteriormente establecidos. Es un romántico tardío pues escribe al final del siglo XIX.

La oposición Wagner-Brahms llevó al enfrentamiento a los partidarios de ambos compositores.

Brahms despreció siempre al gran defensor de Wagner, Franz, Listz y encontró refugio en Robert Schumann y su esposa Clara, quienes a su vez, rechazaban la música de Wagner.

Otro gran conflicto se desarrolló entre Antón Bruckner, discípulo de Wagner y Brahms. La muerte del maestro adorado convierte al místico vienés en el patriarca del movimiento wagneriano.

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Brahms, que como hemos señalado admiró la música de Wagner, rechazó siempre a Bruckner:

“Antón Bruckner me debe su fama. Sin mí nadie hubiera pensado en preocuparse por él. ¿Crees que entre los partidarios de Wagner hay alguien capaz de comprender esas boas constrictoras que son las obras de Bruckner? El problema de Bruckner es que ha pasado su juventud entre curas… Yo me he dejado barba para no parecerme a los curas… Esos monumentos religiosos no se pueden oponer seriamente a mis obras.

Esas veleidades de misa me sorprenden, me cogen a contrapelo. Bruckner demuestra no tener la menor idea de lo que exige la lógica musical ni la menor noción de la construcción arquitectónica”.

Por su parte Bruckner consideraba a Brahms un músico de oficio sin ideas y un temperamento frígido de protestante.

Brahms era ya un conservador para su época y por tanto no se adaptó a las nuevas tendencias musicales. Rechazó a Bruckner, a Hugo Wolf y a Gustav Mahler. “La Canción de la Tierra” de éste último compositor fue presentada a un concurso en el que no obtuvo premio alguno lo que implica una cortedad de mirar por parte de Brahms. El no tuvo seguidores. Wagner sí. Fue un poeta solitario que escribió en forma conservadora en una época de grandes cambios.

Johannes Brahms nació en Hamburgo en Mayo de 1833. Una casa modestísima en régimen de inquilinato situada en los muelles del puerto y habitada por numerosas familias fue su hogar en la infancia.

Al frente del mismo una mujer frágil y avejentada 17 años mayor que su esposo. Las discusiones entre los padres eran constantes y pronto se produjo la ruptura que marcaría la vida del joven.

Frecuente trato con prostitutas, pésima educación en la escuela y falta de afectividad marcan la adolescencia de Brahms.

Poco a poco va fijando sus intereses vitales y descubre la Cultura. Lo que ingresa lo gasta en libros. Se convierte en coleccionista. Su biblioteca a los 25 años supera los 3.000 ejemplares. Memoria prodigiosa y sorprendente capacidad intelectual le permiten leer con inusitada rapidez.

Su carácter es siempre cerrado y antisocial. Desconocedor de los usos rutinarios será considerado con frecuencia huraño y maleducado.

Todas las mujeres que le rodean son episodios pasajeros. Sólo hay un amor profundo al que se entregará con devoción, la esposa de Robert Schumann…

“Han pasado los años, casi diez, desde que he estado ausente del terreno literario, tan rico en recuerdos. A menudo aunque estuviese absorbido por una actividad intensa y productiva, me sentía animado a escribir sobre muchos e importantes ingenios que anunciaban una nueva fuerza y una nueva era musical… Y esa sangre joven, cuya cuna vigilaron las Gracias y los Héroes, llegó. Su nombre es Johannes Brahms. Vino de Hamburgo, donde componía en silencio oscuro. Se inspira en las formas más difíciles del arte. En su persona se ven todas las señales que nos anuncian: ‘he aquí a un elegido’. Cuando se sentó al piano, comenzó a descubrirnos regiones maravillosas; nos sentíamos atraídos a un circulo cada vez más mágico. Añadid a esto un modo de tocar genial, que hace del piano una orquesta de voces, ya quejosas, ya exultantes de alegría… Brahms es aquel que debía venir” (Robert Schumann).

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Brahms y Schumann

Brahms y Schumann

El apoyo de los Schumann fue decisivo para la evolución de Brahms. Sintió la acogida de un verdadero hogar donde se respiraba paz y música. Hablaría muchos años después entrañablemente de su acogedora habitación.

Todo era distinto a su vida anterior: personas inteligentes y cultas, educación y sensibilidad. El choque fue tan brusco que ocurrió lo irremediable: Brahms se enamoró de Clara Schumann, quince años mayor que él.

Clara sentía un efecto casi maternal por ese joven hamburgués de rudas maneras. “Su bello rostro juvenil se transfigura cuando toca”, escribió en su diario.

Johannes tocó para Clara sus obras mientras disimulaba lo que sentía. No quería defraudar a su mejor amigo y único apoyo musical.

Repentinamente la enfermedad de Schumann se acentúa y es internado en un manicomio. El golpe fue durísimo para Clara. Johannes abandona la composición y estima como único deber ayudar a los seis hijos de Robert y Clara. “Tu marido y tú -le dijo en cierta ocasión- habéis sido la más bella experiencia de mi vida, su mayor riqueza, su más noble significado”.

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La enfermedad mental de Schumann se convierte en irreversible. Un año antes de la muerte del autor de la “Sinfonía Renana” Brahms escribe a Clara declarándole su amor. La pasión es recíproca, pero Robert vive y Clara no puede ser infiel.

Clara estuvo siempre al lado de Brahms en los momentos difíciles.

Fue consejera e interprete ideal de su obra como pianista. Su muerte afectó tanto a Brahms que falleció poco tiempo después. No conocemos con exactitud la intensidad de sus relaciones. Brahms quiso borrarlas de la historia. Pidió a Clara las cartas que le había dirigido y los arrojó con piedras al Rhin. Hoy sabemos que el único amor de su vida fue Clara. Esta mujer de innumerables virtudes, posiblemente la mejor pianista del siglo XIX, tuvo el honor de ser amada enloquecidamente por dos de los grandes músicos de la historia.

“La amarga experiencia es la que proporciona el material al verdadero artista para sus obras”. Esta frase de Brahms es fundamental para comprender sus sinfonías. Un hombre inteligente que nunca alcanzó la felicidad y tuvo una vida llena de amargura en la que durante 40 años estuvo enamorado de la mujer de su músico más admirado. Ese es Johannes Brahms y así es su música.

Brahms

Extracto de “Historia de la Sinfonía” de Pedro Beltrán Ediciones CAM. Diciembre de 1987.

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