Ras Tafari Makonnen (nacido el 23 de julio de 1892) tuvo una vida complicada, casi novelesca. Su padre era gobernador de Harar y había participado como general en la primera guerra ítalo etíope en 1895. En 1906 Tafari lo sucedió como gobernador mientras continuaba sus estudios.
Ese mismo año asistió a deponer al emperador Iyasu V y Tafari fue nombrado regente de la emperatriz Zewditu. Dispuesto a modernizar al país, el Ras Tafari logró la admisión de Etiopía (hasta entonces conocida como Abisinia) en la Sociedad de las Naciones, previa promesa de erradicar la esclavitud en ese país, que entonces contaba con dos millones de siervos. Por la compleja situación que vivía el país, más la resistencia de los aristócratas y hombres de poder, el cumplimiento de esta promesa se prolongó por 20 años.
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Zewditu
En 1924, Tafari recorrió el mundo haciendo campaña para que su país tuviera una salida al mar. También conoció los adelantos de occidente y trató de modernizar a Etiopía. Sus pintorescos y ricos vestidos más un séquito multitudinario que incluía 2 leones, llamaron la atención de los medios. Rara vez una visita oficial había inspirado tantas anécdotas de todo tipo.
De vuelta a su país, la situación política se hizo más inestable, no todos los “Dejazmatch” (comandantes) respetaban el poder del Tafari y la emperatriz se había casado y su consorte, el Ras Gugsa Welle, trató de quitarse a Tafari de encima. Este se rebeló, y enfrentó a Welle en la batalla de Anchem, donde el marido de la emperatriz murió. Tafari entró en Addis Abeba y la emperatriz murió pocas horas más tarde. Siempre se rumoreó que fue envenenada. Tafari fue consagrado Negus (Rey) y meses más tarde coronado como Haile Sellasie, en la Catedral de San Jorge. En la oportunidad usó como trono una silla eléctrica que su predecesor Melenik II había hecho traer de EEUU. Este monarca pretendía imponer sanciones ejemplificadoras a sus súbditos y al enterarse de esta nueva forma de ejecución pidió una para su país, olvidando que entonces no había electricidad en Abisinia. Como la silla le gustó optó por usarla como trono.
Haile Selassie
Si bien promulgó una constitución e impuso una legislatura bicameral, el poder de Haile Selassie continuó siendo omnímodo y la sucesión al trono se limitaba a sus descendientes. Con el advenimiento del gobierno fascista y las ambiciones imperiales de Mussolini que estaba dispuesto a vengar las derrotas de sus predecesores pronto se dispuso la invasión de Etiopía. Si bien Selassie se puso al frente de la resistencia, la superioridad numérica y tecnológica de los italianos más el uso de armas químicas pronto derrotaron al ejército etíope.
Haile Selassie se vio obligado a exiliarse y continuar la defensa de su país en la Liga de las Naciones (curiosamente, a pesar que hablaba bien francés e inglés, su discurso lo dio en amárico, su lengua natal).
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Hasta 1941 Haile Selassie vivió en Inglaterra donde viajó con sus 3 nietos y varios miembros de su séquito. Finalmente, después de una serie de denuncias contra el régimen italiano y sus excesos, logró el apoyo de EEUU, que le permitió volver a su país, poniéndose al frente de las fuerzas que derrotaron a los italianos.
Su condición de victorioso opositor al fascismo, le ganó prestigio internacional al punto de ser miembro fundador de las Naciones Unidas. Como partícipe de esta organización, envió tropas etíopes a distintos puntos de conflicto como Corea y el Congo, e intervino para lograr la paz entre Marruecos y Argelia. Visitó Japón y México y conoció a figuras internacionales, como Kennedy, Lázaro Cárdenas de México, Isabel II, Tito de Yugoslavia y al general Charles de Gaulle.
Sin embargo, dentro de su país era considerado un tirano, y un autócrata poco sensible. La situación hizo crisis en 1972 por la prolongada sequía que azotó el norte de Etiopía. Su popularidad se desplomó, hubo una revuelta popular liderada por un marxista y Haile Selassie fue apresado junto a su familia y funcionarios más allegados. En 1975 muchos de ellos fueron ejecutados en forma sumaria.
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Finalmente, el “León de Judá”, murió en oscuras circunstancias el 27 de agosto de 1975, debido a complicaciones tras una operación de próstata, aunque los rumores de un asesinato circularon insistentemente.
De una cosa, estamos seguros, no murió en el trono hecho con una silla eléctrica.