Jacques Necker: Un ministro bien preservado

El célebre banquero Jacques Necker fue ministro de finanzas de Luis XVI y, en parte, culpable del precario estado financiero de Francia que condujo a la revolución de 1789. Fue él quien le sugirió al rey convocar a los Estados Generales, circunstancia que le acarreó su destitución. Justamente, su forzado alejamiento desencadenó la toma de la Bastilla, en la que se liberaron a cuatro reconocidos estafadores y a dos nobles condenados por conductas inmorales, que nada tenían que ver con la política.

El furor jacobino no alcanzó al ex ministro de Luis XVI, quien huyó a tiempo hacia Ginebra, ciudad en la que compartió un dorado exilio con su esposa Suzanne Curchod y su hija Anne Louise Germaine, que sería más conocida bajo el nombre de “Madame de Staël” (apellido de su esposo, un diplomático sueco).

La esposa de Necker tenía un miedo incontrolable a ser enterrada viva. Tal era su interés sobre el tema, que Suzanne escribió un libro llamado justamente Des inhumations précipitées, donde volcaba sus conocimientos e inquietudes, en su mayoría, prejuiciosas. Ella creía fervientemente que, después de muerta, podría mantener una fluida comunicación con su marido. A tal fin, dio instrucciones para que ella y monsieur Necker fuesen sepultados en un mausoleo especialmente diseñado en sus propiedades de Coppet sobre el lago de Ginebra. Dicho enterratorio contaba con una inmensa piscina vidriada, donde ambos cónyuges debían ser sumergidos en alcohol a fin de preservar sus cuerpos y (¿quién sabe?) su capacidad para comunicarse entre ellos en el más allá.

Después de la muerte de madame Necker, su marido conservó durante tres meses el cadáver de su esposa en la casa de Coppet. Durante este tiempo, se le realizaron varios procesos de embalsamamiento con la intención de preservar su cuerpo para que él la “contemplara por los siglos de los siglos”. Cuenta la leyenda que, cada vez que la visitaba, encontraba una carta de su esposa. ¿Cómo llegaba hasta allí la misiva? No se sabe, no se explica y lo más probable es que se trate de un mito. Finalmente, cuando al ministro le llegó la hora de unirse a su cónyuge, pasó a habitar esta bóveda familiar sumergido en el alcohol que lo haría imperecedero…

La bóveda fue abierta por última vez el 28 de julio de 1804, para colocar el ataúd de la adorada hija, Germaine. Ella no compartía con sus padres estas ideas de comunicación transmundana, por lo que eligió la más ordinaria costumbre de pudrirse como cualquier mortal.

Los que asistieron al entierro de Madame de Staël pudieron constatar que allí estaba el ministro Necker y su esposa sumergidos en alcohol dentro de una gran tina de vidrio y mármol negro. Los rasgos de Necker estaban perfectamente conservados, no así los de su esposa que, literalmente, había perdido la cabeza, caída al fondo de esta piscina mortuoria.

Desde entonces nadie ha vuelto a entrar a la bóveda ni hay constancia alguna de que el matrimonio haya logrado algún tipo de comunicación póstuma a lo largo de este tiempo… y si la hubo, nadie se ha enterado.

TEXTO EXTRAÍDO DEL LIBRO “TRAYECTOS PÓSTUMOS” (Olmo Ediciones).

Disponible en https://olmoediciones.com/shop/product/trayectos-p%C3%B3stumos/

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