Me lo presentó el flaco Alberto Morán en una cena, en un viejo stud de la zona de Martinez. ¡No podía creer tener frente mío al amigo de Gardel y Tito Lusiardo! Para los que somos “burreros”, Legui era una leyenda viva, el jinete más importante de la historia del turf latinoamericano.
En la charla contó varias cosas de Gardel, a quien le tenía un gran afecto. Estuvo 10 años sin poder escuchar sus discos, cuando murió El Zorzal.
De postre pidió un whisky y dijo “es mi único vicio” y, por supuesto, lo acompañamos, nos sirvieron un excelente “Old Parr”, fue la primera vez que probé ese elixir.
Nació un 20 de octubre de 1903 en el pequeño pueblo de Arerunguá, en el departamento de Salto, en el noroeste Uruguayo.
De niño, debido al fallecimiento de su padre, con solamente 9 años Leguisamo aprendió a montar y se dedicó a trabajar en labores camperas para ayudar a su madre y sus hermanas.
Teniendo 13 años y pesando 35 kilogramos, corrió su primera carrera como aprendiz en el Hipódromo de Salto, montando a la yegua tostada Mentirosa. Así obtuvo su primera victoria como profesional.
Corría el año 1918 y, con apenas 16 años, ganó montando a Curruca en el pequeño hipódromo de Florida (hoy llamado Irineo Leguisamo), en su tierra charrúa.
Después de varias victorias en los hipódromos del interior uruguayo, llegó a la catedral del turf, “Maroñas”, escenario en el que logró muchos triunfos (500 a los largo de toda su carrera).
El jockey le llama la atención al mítico entrenador argentino Francisco Maschio, quien convence a Leguisamo de cruzar el charco. Debutó en Palermo el 15 de agosto de 1922 y salió segundo, con Best Flier.
El domingo 20 de agosto de 1922 logró su primer triunfo en las arenas de “Molerpa” conduciendo a Tamarisco.
La gloria llegaría pronto. La leyenda fue creciendo y se consolidó en esa racha magnífica de triunfos que fue del año 1923 a 1936 inclusive, en que encabezó ininterrumpidamente la estadística de jockeys ganadores.
En una sola reunión, en diciembre de 1931, batió un récord inigualado: ganó siete carreras y salió placé en la octava. Montó esa histórica tarde a Artesana (en dos pruebas), Missede, Bunker, Some Boy, Calypso y Cascajo. Llegó segundo en la quinta carrera con Firmeza.
No es caprichoso el apodo de “Pulpo”, es que cuando montaba parecía tener ocho brazos.
Uno de los más reconocidos homenajes ofrecidos al jockey llegó de la mano del licor Legui, el más tradicional de la Argentina, producido en la Provincia de San Juan a través de la extracción de la caña de azúcar y a base de hierbas aromáticas. Su nombre es dedicado a Irineo Leguisamo.
El tango no podía quedar afuera. Modesto Papavero compuso “Leguisamo Solo”, el domingo 15 de junio de 1925, tras presenciar el triunfo del caballo Rebenque, montado por Leguisamo en Palermo.
Esa misma noche lo estrenó Tita Merello en una revista del teatro Bataclán, en la raya lo esperamos, escrita por Luis Bayón Herrera y musicalizada por el mismo Papavero. Fue un éxito increíble, inesperado para un tango compuesto de apuro.
Dos veces fue llevado por Carlos Gardel al disco: en Barcelona por primera vez con la guitarra de José Ricardo, el 27 de diciembre de 1925, y en Buenos Aires luego con los guitarristas Ricardo y Barbieri, el 23 de setiembre de 1927. Ambas son grabaciones de Odeón.
Gardel, que lo conoció en el hipódromo de Maroñas, dudó de él, y se lo dijo: “Mirá que sos chiquito, Mono. ¿Cómo hacés para que los burros no te desmonten?”. La amistad entre ambos comenzó ese día, y siguió toda la vida.
“Él era el único que me llamaba Mono, aunque sabía que a mí no me gustaba. Cuando lo hacía, yo lo llamaba Romualdo, para hacerlo engranar. Ese era su segundo nombre, y no quería que nadie se lo mencionara”, contaba Legui.
Su mejor temporada, fue en el año 1944 en la cual ganó 144 carreras. Además se consagró ganador del clásico Gran Premio Carlos Pellegrini en 10 oportunidades y del Gran Premio Jockey Club (Argentina) en 7 ocasiones. Consiguió además 11 Copas de Oro y 18 Pollas de Potrillos o Potrancas.
Corrió 12.734 carreras, con 3.204 triunfos en hipódromos argentinos (Palermo y San Isidro), incluyendo 495 clásicos. Además ganó otras 500 carreras en Maroñas y en hipódromos de otros países como Chile, Perú, Venezuela, Panamá, Ecuador, Colombia, México y Brasil.
Sus últimas carreras en Argentina las corrió el 15 y 16 de diciembre de 1973, cuando se alzó con dos victorias: primero en Palermo con Bablino, por medio pescuezo, y luego en San Isidro con Mac Honor, por 7 cuerpos, ambos caballos eran propiedad de Palito Ortega, a quien quería como a un hijo.
Una torta en su honor
Cuenta la leyenda que una tarde, como habitualmente lo hacía, llegó el famoso Irineo Leguisamo a Las Violetas (Av. Rivadavia 3899, Esquina Medrano) del porteñísimo barrio de Almagro.
Al acercarse el mozo, el jockey le consulta acerca de tortas y confituras. Como Leguisamo mostraba una especial predilección por el dulce de leche, el maestro pastelero de entonces, hábil profesional y fanático del turf, tuvo la gran idea: inventó una torta en homenaje al maestro. Y para que la historia no olvidara ese capítulo, la bautizó con su apellido.
El 3 de diciembre de 1985, Irineo Leguisamo falleció en la Ciudad de Buenos Aires, a los 82 años.
Se había casado en Buenos Aires con Delia Claudia Viani del Río y no tuvieron hijos.
Texto extraído del sitio: https://www.lanueva.com/nota/2021-1-10-6-30-50-irineo-leguisamo-el-pulpo-que-hizo-historia-en-el-turf