Hormiga Negra

Era bajo de estatura, y a pesar de sus ojos claros y cabellos rubios, con pecas en las mejillas, se lo conocía como Hormiga Negra por esas paradojas de la vida. El apodo lo había heredado de su padre, también famoso por su prestigio de pendenciero.

Guillermo Hoyo, el nombre que figura en su acta de bautismo, nació en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos a mediados de 1837. Los cronistas de la época cuentan de sus tiempos en la milicia, cuando combatió con coraje en las batallas de Cepeda y Pavón. Terminada las guerras, trabajó como peón y resero. En 1859 se casó con Juana de los Dolores Acuña.

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A Hormiga Negra le endilgaron varios crímenes, como el asesinato de Santiago Andino en Santa Fe, o la muerte en riña de Pedro José Rodríguez. Por estos crímenes Hoyo pasaría casi diez años de su vida prófugo. En 1902, lo acusaron del crimen de Lina Paenza de Marzo, por el cual purgó una condena de 6 años, cumpliendo efectivamente cuatro, en la Penitenciaria Nacional.

Este caso fue muy discutido, porque fue la mujer de Martín Díaz quien asesinó a Paenza Marzo, como confesaría años más tarde. Cuentan que la Sra. de Díaz se habría encontrado con Hoyo y le dijo: “Perdón don Hormiga”, a lo que solo habría recibido como respuesta una sonrisa de Guillermo Hoyo.

Como en todos estos casos, las versiones sobre la vida del Hormiga Negra discrepan, desde un romántico generoso, a un asesino de niños. Acá es donde se encuentran las similitudes con Juan Moreira y la divulgación de su mito.

A Hormiga Negra le tocó vivir en una etapa de la historia en la cual parte de los males, estaban dados desde las mismas autoridades. En su libro, “Dramas Policiales”, Eduardo Gutiérrez sostiene: “La gran causa de la inmensa criminalidad en la campaña, está en nuestras autoridades excepcionales. El gaucho tiene dos caminos forzosos para elegir: uno el del crimen, otro el camino de los cuerpos de línea, que le ofrecen su puesto de carne de cañón… En el estado de criminal abandono en el que vive, está privado de todos los derechos…. Ve cerrados todos los caminos del honor y del trabajo…”. La misma palabra gaucho implicaba un tono despectivo, una intolerancia, una tendencia al crimen, en tiempos donde imperaban las teorías del criminal nato de Lombroso.

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Cuentan que una tarde, ya viejo, Hoyo se enteró de que el circo de los hermanos Podestá llegaba a San Nicolás, los hermanos se habían hecho famosos representando la vida de Juan Moreira, pero para no cansar a la audiencia estaban dispuestos a contar la vida de Hormiga Negra. Antes de la función, se apersonó don Hoyos en la carpa. “Andan diciendo que uno de ustedes va a salir el domingo delante de toda la gente y va a decir que es Hormiga Negra. Les advierto que no van a engañar a nadie, porque Hormiga Negra soy yo y todos me conocen, y no voy a permitir que divulguen mentiras”. No hubo modo de que los Podestá lo hicieran entrar en razones. Hablaron de homenajes, mandaron a buscar ginebra para atemperar los ánimos, pero el anciano pobre, pero vestido con pulcritud, se mantuvo firme y exigió respeto. A quien saliera a decir que era Hormiga Negra lo atropellaría el mismo con su sola presencia. Ese domingo volvieron a representar a “Juan Moreira”.

Hoyo murió en la ciudad en que había nacido, el 1 de enero de 1918. Tenía 81 años.

Fuente: http://www.cardon.com.ar/nota?id=237

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