“Ginger Rogers, un encanto de chiquilla pizpireta, traviesa, pero buena, y una gran actriz del género frívolo.”
Así se refería a la actriz el diario español La Vanguardia en una crítica de su interpretación en La chica del guardarropa comedia musical estrenada en 1932. Se llamaba en realidad Virginia Katherine McMath había nacido en Independence, Missouri el 16 de julio de 1911. Sus progenitores eran de ascendencia galesa y escocesa, quizás por ello la cabellera de la famosa actriz no era rubia sino pelirroja en realidad.
La pequeña Virginia tuvo una infancia difícil. El matrimonio de sus padres se disolvió cuando ella aún no había nacido. La lucha por su custodia fue constante, su padre llegaría a raptarla en dos ocasiones. Finalmente, creció junto a sus abuelos.
Cuando tenía nueve años, su madre volvió a casarse con John Logan Rogers, de él tomaría su apellido artístico si bien éste nunca la adoptó legalmente. Pero, ¿por qué se hacía llamar Ginger?. Era una incógnita en Hollywood hasta que la actriz desveló el misterio en una entrevista. Tomó este nombre inspirada por su hermanita pequeña, que ante la dificultad de pronunciar su nombre correctamente, lo transformó de esta manera.
Ginger inició su carrera artística a los 14 años debutando en una compañía teatral, tras ganar un concurso de charlestón que la catapultaría a la fama. Su madre a la que siempre se halló muy unida, tutelaría su carrera artística. Lela E. Rogers era escritora, guionista y crítica teatral. De ahí la familiaridad de la pequeña Virginia con los escenarios.
En 1928, cuando tenía sólo 17 años se casó con Jack Pepper, bailarín con el que formaba pareja. La unión fue fugaz duró tan sólo unos meses. Quizás su azarosa infancia, generaría su inestabilidad emocional puesto que la actriz se casó en seis ocasiones.
Se trasladó a Nueva York junto a su madre y tras actuar con la orquesta de Paul Nash en Nueva York, debutó con el musical Top Speed el 25 de diciembre de 1929. Ese mismo año, inició su carrera cinematográfica participando en varios cortometrajes. Pero fue “Girl Crazy” el musical compuesto por George e Ira Gershwin el que la lanzaría a la fama. Allí conocería a Fred Astaire, bailarín que se convertiría en su legendaria pareja. En 1931, se trasladó a Hollywood y actuó como secundaria en varias películas de serie B como Sitting Pretty (1933) .Destacó también como secundaria en comedias musicales como La Calle 42 o Vampiresas 1933 lo que alertó a la RKO. Fue esta compañía , quien la unió a Fred Astaire junto al que debutó en la primera de las diez películas que rodarían juntos formando una de las parejas de bailarines más míticas de la historia del séptimo arte. De su prolífica colaboración podemos destacar grandes bailes como Cheeck to cheeck de Sombrero de Copa (1935) o hilarantes números cómicos como “Pick Yourself Up’ de En aras de la danza (1936) entre otros. Su unión artística les condujo a la fama y les consagró. Revolucionaron con su talento el concepto del musical, eran el binomio perfecto, combinaban con suma habilidad sus dotes para el baile y su vis cómica y dramática. Hicieron del musical un objeto de culto, el género cinematográfico más venerado por el público hasta la época. Tal y como afirmó Katharine Hepburn: ‘Ella da la sensualidad, él, la clase’. Llegaron a cobrar sueldos desorbitados y a convertirse en el blanco de la prensa. Las piernas de Ginger protagonizaron una hábil campaña publicitaria al ser aseguradas en un millón de dólares de la época.
Pero las entrañas de la capital del cine no tenían descanso y se iniciaron al tiempo murmuraciones sobre la relación entre ambos artistas.
Y es que Ginger se sentía menoscabada frente a Fred. Su compenetración artística era total pero se profesaban una mutua antipatía. Finalmente, deseosa de demostrar su talento como actriz melodramática y temerosa de encasillarse en el género musical decidió iniciar su carrera en solitario. En 1939, tras finalizar el rodaje de La historia de Irene Castle disolvió su unión artística con Astaire.
Un año después, sus deseos se verían materializados al ganar un Oscar por su interpretación en el melodrama Espejismo de amor, del director Sam Wood. Su trabajo en esta cinta, cuyos guionistas serian inscritos en la lista negra, por sus supuestas simpatías comunistas despertaron sospechas sobre la ideología de la actriz. Pero Ginger era del Partido Republicano y de hecho, luchó junto a su madre a favor del Comité de actividades antiamericanas. Ésta se apresuró a testificar ante el Tribunal en defensa de su hija, pronunciando un ya famoso y divertido gag :’Sí, hay ciudadanos comunistas e incluso algunos son guapos’.
El galardón le aseguró un papel en las producciones del momento, protagonizando multitud de películas, como el que sería el debut cinematográfico de Billy Wilder El mayor y la menor (1942) o Once upon a honeymoon junto a Cary Grant (1942). En 1949, tras diez años de separación artística volvió a actuar junto a Fred Astaire en la que sería su décima y última colaboración en Vuelve a mi. Su declive se inició a finales de la década de los 50. En 1952 protagonizó Me siento rejuvenecer junto a una joven debutante, Marilyn Monroe y su pareja Cary Grant, la popular y corrosiva comedia de Howard Hakws. Fue una de sus últimas interpretaciones. El broche a su carrera lo puso Harlow en 1965, cinta biográfica que protagonizaba sobre la también actriz Jean Harlow. Ese mismo año, triunfó con Hello Dolly en una sonada reaparición en Broadway. Se despidió definitivamente de las tablas en 1969 en Londres con Mame.
En 1987, su nombre volvió a los titulares cuando quiso entablar un dudoso pleito contra Federico Fellini, al sentirse ridiculizada por el director en su película Ginger y Fred protagonizada por Marcello Mastroianni y Giulietta Massina.
En 1973, la actriz respondiendo sobre sus relaciones con Astaire apostillaba: ‘Muy secas, estrictamente profesionales. Nunca fuimos amigos. Fuera del plató, Fred era un hombre aburrido. Insignificante. Poco comunicativo’. Pero en 1991, se publican sus memorias Ginger, mi historia en ellas, cómo no ,se refería a su eterno paternaire del que más benévola afirmaba: ‘…Fred y yo fuimos colegas, y aunque nos peleamos ocasionalmente, trabajamos juntos magníficamente. Basta con vernos en la pantalla: nos divertíamos trabajando y eso se nota’.
En referencia a sus relaciones sentimentales, Ginger, no duda en dejar su legado a la historia y así orgullosa de sus dotes de Don Juan no duda en alardear de contar entre sus conquistas con James Stewart, Carry Grant, el compositor George Gershwin y el multimillonarios Howard Hughes.
Ginger Rogers falleció de muerte natural el 25 de abril de 1995. Contaba 83 años.