Frances Power Cobbe: la primera sufragista tríbada defensora de los derechos de los animales

Era miembro de la prestigiosa familia Cobbe, descendiente del Arzobispo Charles Cobbe, Primado de Irlanda. Su padre era un patriarca dogmático y religioso al que vilipendiaba, y su madre una ilustrada educadora nata a la que súper veneraba.

Frances casi no fue a la escuela (apenas un poco más de un año en Brighton). Consideraba que el ruido, la frivolidad, la rutina sin sentido y la total falta de estimulación intelectual contrastaba fuertemente con ella; prefería la vida hogareña, la vasta biblioteca familiar y la enardecedora erudición de su progenitora. Estudió astronomía, historia, literatura, geometría y filosofía.

En 1855 escribió su primer ensayo: “The Intuitive Theory of Morals”. En el mismo proponía un sistema moral que no estuviese enmarañado con creencias sectarias ni autoritarismos imperialistas y que no fuese superficial ni demasiado obtuso para la aceptación popular.

Tras la muerte de su progenitor en 1857, Frances viajó a Italia, Grecia, Egipto, Palestina y Siria. A su regreso decidió mudarse a Bristol donde conoció a la educadora y activista social Mary Carpenter, con quien vivió y trabajó en el Reformatorio Red Lodge (una escuela para chicos con problemas legales y de abandono). La experiencia duró apenas un par de años y terminó de forma intempestiva después de una declaración de amor por parte de Frances a la que Carpenter rechazó con aversión.

Se mudó a Londres donde se ganó la vida escribiendo para diarios y revistas artículos y ensayos críticos de índole socio-políticos. En 1861, uno de sus artículos acerca de los derechos de las mujeres la llevó a conectarse con destacadas feministas de la época tales como Barbara Bodichon y Lydia Becker, las cuales la animaron a viajar a Italia a conferenciar sobre la temática. Una vez en Roma, conoció a la escultora Mary Lloyd. Se enamoraron perdida y profundamente para siempre.

Ya de vuelta en Londres e instalada en la casa de su amada, Frances presentó una ponencia en el Congreso de Ciencias Sociales en favor de los derechos de la mujer y en defensa de que se les permitiera presentarse a los exámenes universitarios y, por lo tanto, obtener un título en las universidades de Oxford y Cambridge.

Un año más tarde, publicó “On the Pursuits of Women”, un texto en defensa de la posibilidad educacional universitaria de la mujer, en el que citó a Hebert Spencer diciendo que ese argumento de que la mujer tiene menos poder que el hombre es pobre y que no hay razón alguna para prohibirles utilizar ese poder que tienen substancialmente.

Al año siguiente, publicó “Cities of the Past”, un libro de recopilaciones de escritos durante sus viajes por Baalbec, Atenas, Roma, Cairo y Jerusalén, en el cual criticó rapazmente al imperialismo y execró el lujo y la ostentación nobiliarias propias del Reino Unido. Paralelamente, también, publicó “Broken Lights”, un alegato contra el rol que cumplían las instituciones religiosas dentro de los cambios sociales, texto que la llevó a ser invitada a unirse al consejo ejecutivo de la Sociedad Nacional de Sufragio de las Mujeres de Londres.

En 1868, conoce a la familia Darwin y entabla una amistosa relación con Emma Darwin y una intelectual con Charles, a quien convence de leer la “Metafísica de las costumbres” de Immanuel Kant y “La esclavitud de la mujer” de John Stuart Mill. Charles, que ya había leído la crítica de Cobbe sobre el libro de Mill, le escribió una carta narrándole sus percepciones, objeciones y opiniones, la cual ella editó y publicó sin su permiso, logrando así perder la confianza del científico para siempre. (Su crítica sobre “EL origen del hombre”, publicada en The Theological Review en abril de 1871, parece no haber sido leída jamás por el racista-sexista naturalista evolucionista inglés más afamado de los dos últimos siglos pasados).

En 1869, Frances publicó otro ensayo: “Criminals, Idiots, Women and Minors”. En el mismo, argumentaba que los hombres vuelven económicamente dependientes a las mujeres para que su autoridad siga sin poder ser desafiada. De hecho, sostienía que es esa dependencia económica la que posibilita el maltrato (físico, psicológico y emocional) de ellos hacia sus esposas en particular y hacia las mujeres en general.

Las mujeres víctimas de abuso internadas en asilos y hospitales, las esposas infelices, golpeadas, mutiladas, deterioradas y pisoteadas por maridos brutales, acapararon la atención de Frances casi por completo durante años, hasta que, mientras recorría hospicios y bosquejaba escenas en sangre, empezó también a luchar en contra de la vivisección de animales. “Ni las iglesias cristianas ni aún los moralistas filosóficos han puesto hasta ahora suficiente atención (…). El sentido de los Derechos de los Animales lentamente se ha despertado, y se está convirtiendo en un nuevo principio de la ética. Brutos con las mujeres, brutos con los animales.”, escribió en uno de sus artículos panfletarios.

En 1875, Cobbe fundó la Society for the Protection of Animals Liable to Vivisection, la primera organización mundial en hacer campaña contra los experimentos con animales, y en 1898 la British Union for the Abolition of Vivisection; dos décadas después de haber fundado junto a Louise Twining: Homes for Workouse Girls (un asilo para mujeres y menores socialmente marginados que ofrecía no solo refugios y comida sino educación y trabajo asalariado).

Alrededor de 1891 y en peligro de perder su casa en Hengwrt (propiedad que Mary Lloyd había heredado tras la muerte de sus padres), la pareja se sintió aliviada por un legado de más de 25.000 libras esterlinas de la viuda de Richard Vaughan Yates (una devota anti-viviseccionista), el cual no solo salvó la propiedad en la que vivían, sino que permitió continuar con los proyectos sociales ya gestados por Frances y seguir desarrollando ese altruismo que tanto la singularizaba.

En 1896, Mary Lloyd (su “esposa”, como Frances solía llamarla en las cartas que le escribía a su amiga Mary Somerville) muere de una enfermedad cardiaca dejando a Cobbe completamente desahuciada y sin siquiera la sombra de esa alegría de vivir que la había caracterizado durante todos esos años en los que se acompañaron y amaron más allá de pruritos e insensato mandato.

Cobbe murió de tristeza durante los primeros días de los primeros meses de los primeros años del siglo pasado, en Hengwrt, y fue enterrada en el cementerio de Saint Illtud Church en Llanelltyd, Gwynedd, Gales, junto a su querida amiga y compañera eterna: Mary.

Ultimos Artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

TE PUEDE INTERESAR

    SUSCRIBITE AL
    NEWSLETTER