De acuerdo con el portal en Internet de la Enciclopedia Británica, hasta los 17 años realizó estudios clásicos, no obstante gracias a su familia, que estaba ligada al arte, Delacroix generó un gusto enorme por la música y el teatro.
En 1815 se convirtió en discípulo del un pintor Pierre-Narcisse Guérin (1774-1833) y posteriormente de Antoine-Jean Gros (1771-1835) y Barón François Gérard (1770-1837), de quienes adquirió los rasgos estilísticos característicos en su obra.
Tiempo después, en 1822, expuso su primera obra maestra, “Dante y Virgilio en el Infierno”, la cual inspirada en la “Divina Comedia” de Dante Alighieri (1265-1321) es considerada como una de las obras fundamentales en el desarrollo de la pintura romántica del siglo XIX en Francia.
En 1824, Delacroix presentó un cuadro que evidenció su madurez como artista, la “Masacre en Chios”, gran lienzo que representa la masacre de los griegos por los turcos en la isla de Chios.
Son estas creaciones las que lo convierten en la gran figura del Romanticismo francés, estilo en el que desarrolló obras particularmente significativas como: “La muerte de Sardanápalo” y “La libertad guiando al pueblo”.
Posteriormente, en 1832, Delacroix viajó a África, experiencia que dio como resultado un amplio repertorio de temas que plasmó en más de 100 cuadros, entre los que destacan: “Fanáticos de Tánger” y “Argel en su apartamento”.
La técnica de Delacroix, de grandes contrastes de colores aplicados con pequeños golpes de pincel creando un particular efecto de vibración, influyó de forma importante en los impresionistas, señala el sitio en Internet “epdlp.com”.
Al final de su vida se convirtió en el gran decorador de interiores en París, con obras relevantes para los palacios Borbón y de Luxemburgo, así como el Louvre y la iglesia de Saint-Sulpice, por lo que trascendió como uno de los personajes más ilustres de su tiempo.
Durante este período también pintó varios lienzos en la escala más grande, en particular dos para el Museo de la Historia de Versalles. “La batalla de Taillebourg” y la “Entrada de los cruzados en Constantinopla”.
Eugène Delacroix murió a la edad de 65 años el 13 de agosto de 1863, en su apartamento de la calle de Furstenberg, en París, dejando un legado de más de seis mil dibujos, acuarelas y grabados