Emma Barrandéguy: la primera feminista queer enterriana

Emma Barrandéguy nació el día de la mujer (8 de marzo) de 1914 en Gualeguay, provincia de Entre Ríos y murió en la misma ciudad el 19 de diciembre de 2006. Fue una maestra (aunque nunca ejerció), escritora (periodista, poeta, novelista y dramaturga) y militante feminista queer argentina de poca evocación, pero de máxima relevancia.

En 1937, con 23 años, luego de haber publicado en una edición artesanal mimeografiada un libro de poemas contestatarios dedicado “a los amigos en la lucha” y de militar durante cinco años junto a Juan L. Ortiz y Carlos Mastronardi en la agrupación afín al comunismo “Claridad”, decidió instalarse en Buenos Aires para comenzar a trabajar en el diario “Critica” como secretaria privada de Salvadora Medina Onrubia.

Mantuvo romances con hombres y mujeres que la llevaron a una profunda reflexión acerca de la sexualidad, la homosexualidad, la represión y la libertad. En 1939 se casó con Neil McDonald, un acróbata de circo estadounidense que conducía una moto en “La rueda de la muerte” y que, después de un tiempo, se embarcó en un barco petrolero a ver a su madre a Boston y nunca más volvió a Buenos Aires.

Escribió y publicó más de una docena de libros: “Poemas” (1934-35); “Cartas” (1943); “El andamio” (1964); “Las puertas” (1964); “Amor saca amor” (1970); “No digo que mi país es poderoso” (1982); “Los pobladores” (1983); “Crónica de medio siglo” (1984); “Refracciones” (1986); “Camino hecho” (1991); “Salvadora, una mujer de Crítica” (1997); “Habitaciones” (2002) y “Mastronardi-Gombrowicz: una amistad singular” (2004).

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Emma Barrandéguy
Emma Barrandéguy

 

En “Habitaciones“, su novela más afamada, escribió: “Por qué despierta uno un día cualquiera para saberse distinto? […] A veces siento que solo están de mi lado […] todos los resentidos, los hambrientos, los que carecieron de algo, sin dientes, sin afecto, los que en cualquier momento se han sentido parias sin saberlo”.

Diana Bellesi (poeta argentina contemporánea) está en lo cierto cuando caracteriza a Emma como una “fuera de lugar” y da la bienvenida a “Habitaciones” “al fuera del canon”. Bien observada, Barrandéguy estuvo más bien fuera del tiempo: se adelantó como a los imperativos de su época y escribió para la nuestra, abriendo el campo para la literatura queer de la primera mitad del siglo XX.

Emma Barrandéguy fue una adelantada que supo ejercer una libertad total en la que el erotismo disidente no era un elemento menor en lo más mínimo sino todo lo contrario; una elfa que supo enfrentarse al poder corrosivo del simulacro para testar(nos) de autonomía, franqueza y espontaneidad sin igual.

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