Eleonora Duse

Eleonora Duse, conocida también como la “Duse” nació en Vigevano, Lombardía en 1858 hija de una familia de actores teatrales; su, era dueño de una compañía de una compañía itinerante. Se le considera como la más célebre actriz de teatro italiana de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Se cuenta que nació en un vagón de tren y que su primera interpretación la realizó a los 4 años. Su primer papel protagónico fue la Julieta de Shakespeare y consiguió su primer gran triunfo con ‘La princesa de Bagdad’, de Dumas.

En 1881 se casó con Tebaldo Checchi, unión de la que nació su hija Enrichetta. En 1885 aceptó un contrato para una gira por América, y entonces su fama, ya excepcional en Italia, sobrepasó las fronteras. En esta época conoció al libretista y compositor Arrigo Boito, de quien aprendió el valor del estudio y de la elevación espiritual y cultural.

En el transcurso de una gira triunfal por Europa (1891-1892) inició, en Viena, la batalla en favor de Ibsen. Con su pequeña estatura y enormes ojos sería aclamada en los más importantes escenarios europeos, atreviéndose a defender con su arte los polémicos dramas de Ibsen, hasta que el público convencional llegó a aceptar al autor gracias a su dramática ejecución del rol de Nora” de la polémica ‘Casa de Muñecas’.

En 1893 obtuvo un gran éxito en América del Norte y en otros países extranjeros. En 1899 tuvo compañía teatral con el gran actor Ermete Zacconi. En 1894 se produjo su primer encuentro con Gabriele D’Annunzio, que estaba entonces en la cúspide de su fama. De quien se convertiría en musa y amante, tomando un nuevo rumbo la existencia de la artista. El éxito conquistado en París con “Sueño de una mañana de primavera” la persuade de que este creador, admirado también por Isadora Duncan, Ida Rubinstein y Sarah Bernhardt, es el auténtico renovador del teatro moderno y establece con él una relación no solo amorosa, sino también cultural y artística, ahora encumbrada en leyenda.

Esta relación terminó en 1910, cuando el polémico escritor se involucró en asuntos políticos (el escritor fue precursor del fascismo italiano) y se despreocupó totalmente de Eleonora. La Duse, en pleno apogeo de su fama, abatida por una fuerte crisis, renuncia a la escena por cerca de 12 años. Durante la guerra de 1914-18 la actriz prodigó su asistencia a los heridos y dio recitales en los frentes.

En 1916 interpretó su única película, ‘Cendre’. Problemas financieros le obligaron a volver al escenario en 1921, y reapareció ante el público en Turín en 1921 con ‘La dama del mar’, negándose a ser maquillada y preocupándose tan sólo de ofrecer al público no una ficción, sino el fruto de una ansiosa búsqueda de la verdad interior. Tras añadir a su repertorio otras obras, reemprendió una nueva etapa de su vida artística, iniciando otra gira por Norteamérica, donde la sorprendió la muerte en Pittsburgh.

Se trató de crear rivalidad y comparaciones entre Eleonora Duse y la famosa actriz francesa Sarah Bernhardt; sin embargo, poseían estilos muy diferentes, ya que Eleonora buscaba comprender la mentalidad del personaje y Sarah le imprimía su sello personal a los personajes que interpretaba.

Sus contemporáneos vieron en ella no sólo el modelo de la nueva actriz, sino también de la mujer moderna. No podía distinguirse si su sufrimiento era un artificio o la pura realidad, debido a la dolorosa vida espiritual que tuvo, y a sus desengaños amorosos.

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Texto extraído del sitio: https://vestuarioescenico.wordpress.com/2012/07/04/actrices-para-la-historia-eleonora-duse/

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