El temblor de la pluma

José Martí durante su larga estancia en los Estados Unidos de América escribió acerca de la vida y labor de relevantes personalidades de dicho país, entre ellos el filósofo, notable ensayista y poeta Ralph Waldo Emerson quién detalló: “El amor es la llave maestra de la vida.”

En el periódico venezolano La Opinión Nacional, en la edición del 19 de mayo de 1882 se publicó un trabajo de Martí en el que hizo referencia al fallecimiento de Emerson ocurrido el 27 de abril de ese año.

Señaló en la parte inicial de dicho trabajo: “Tiembla a veces la pluma como sacerdote capaz de pecad0o que se cree indigno de cumplir su misterio. El Espíritu agitado vuela a lo alto. Alas quiere que lo encumbren, no pluma que lo taje y molde como cincel. Escribir es un dolor, en un resquebrajamiento: es como uncir cóndor a un carro. Y es que cuando un hombre glorioso desaparece de la tierra, deja tras de sí claridad pura, y apetito de paz, y odios de ruidos.”

Más adelante precisó: “Emerson ha muerto: y se llenan de dulces lágrimas los ojos. No da dolor sino celos. No llena el pecho de angustia, sino de ternura.”

Y aseguró seguidamente: “La muerte es una victoria, y cuando se ha vivido bien, el féretro es un carro de triunfo. El llanto es de placer, y no de duelo, porque ya cubren hojas de rosas las heridas que en las manos y en los pies hizo la vida al muerto. La muerte de un justo es una fiesta, en que la tierra toda se sienta a ver como se abre el cielo. Y brillan de esperanza los rostros de los hombres, y cargan en sus brazos haces de palmas, con que alfombran la tierra, y con las espadas de combate hacen en lo alto bóveda para que

pase bajo ellas, cubierto de ramas de roble y viejo heno, el campo del guerrero victorioso. Va a reposar, el que lo dio todo de sí, e hizo bien a los otros.”

Ralph Waldo Emerson nació en Boston el 25 de mayo de 1803. En su primer libro de ensayos, en 1841, reunió sus conferencias más famosas, entre las que se destaca la titulado Autoconfianza.

Varios de sus discursos –retratos sobre grandes personajes como Napoleón, Platón o Goethe– se editaron después en 1850 en la obra Hombres representativos.

Publicó, además, otros libros tales como El sentido de la vida, que recoge varios ensayos y otro titulado Día de mayo y otros poemas.

Llegó a ser considerado como el primer autor angloamericano que influyó en el pensamiento europeo.

En el trabajo de Martí sobre esta gran figura estadounidense en ocasión de haberse producido su deceso, al dar respuesta a la pregunta que formulase sobre quién fue ese que ha muerto, manifestó: “Fue un hombre que se halló vivo, se sacudió de los hombros todos esos mantos y de los ojos todas esas vendas, que los tiempos pasados echan sobre los hombres, y vivió faz a faz con la naturaleza como si toda la tierra fuese su hogar, y el sol su propio sol, y él patriarca. Fue uno de aquellos a quienes la naturaleza se revela y abre, y extiende los múltiples brazos para cubrir con ellos el cuerpo todo de su hijo. Fue de aquellos a quienes es dada la ciencia suma, la calma suma, el goce sumo.”

José Martí también se refirió a las características específicas del filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson y detalló: “Era su paso firme, de aquel que se sabe a dónde ha de ir, su cuerpo alto y endeble, como esos árboles cuya copa mecen aires puros. El rostro era enjuto, cuál de hombre hecho a abstraerse y a ansiar salir de sí. Ladera de montaña parecía su frente. Su nariz era como la de las aves que vuelan por cumbres. “

Agregó: “Y sus ojos, cautivadores, como de aquel que está lleno de amor y tranquilos, como de aquel que ha visto lo que no se ve. No era posible verle sin desear besar su frente.”

Igualmente Martí expuso sobre Emerson: “Él no era familiar, pero era tierno, porque era la suya imperial familia cuyos miembros habían de ser todos emperadores. Amaba a sus amigos como a amadas: para él la amistad tenía algo de solemnidad del crepúsculo en el bosque.”

Detalló Martí que cerca de él había encanto y que se oía su voz como la de un mensajero de lo futuro, que hablase de entre nube luminosa.

Y añadió: “Parecía que un impalpable lazo, hecho de luz de luna, ataba a los hombres que acudían junto a oírle. Iban a verle los sabios, y salían de verle como regocijados, y como reconvenidos. Los jóvenes andaban luengas leguas a pie por verle, y él recibía sonriendo a los trémulos peregrinos, y les hacía sentar en torno a su recia mesa de caoba, llena de grandes libros, y les servía, de pie como un siervo, buen jerez viejo.”

Más allá de lo expresado sobre la existencia y labor del filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson, Martí también en el trabajo que publicó en 1882 en La Opinión Nacional, de Caracas, expuso consideraciones en torno a la vida.

Precisamente señaló: “El objeto de la vida es la satisfacción del anhelo de perfecta hermosura, porque como la virtud hace hermosos los lugares en que obra, así los lugares hermosos obran sobre la virtud.”

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