Según el “Evangelio árabe de la infancia de Cristo”, María conserva el prepucio de Jesús en una jarra de alabastro llena de nardos. Esto es de por sí improbable, porque por entonces la circuncisión se trataba apenas de hacer una incisión sobre el prepucio y no de extraerlo como comenzó a hacer un siglo más tarde Simón Bar Kokhba. De acuerdo a la Leyenda Dorada este le fue entregado años más tarde a María Magdalena. De esta forma surge la discusión teológica de que Cristo no asciende entero en cuerpo y alma a los cielos sino que deja esta parte de su anatomía entre nosotros, declarada prescindible por la Iglesia.
San Gregorio Magno se hizo del santo recuerdo que regaló al Papa León III durante la Navidad del año 800. Fue atesorado en la iglesia de San Juan de Letrán hasta el saqueo de Roma por los luteranos. Uno de los soldados protestantes fue apresado con la reliquia en la ciudad de Calcata (en la región de Lazio) y nuevamente fue llevada a Roma, donde le fue presentada al Papa Inocencio III.
En algún momento la reliquia se perdió y permaneció así hasta 1856 cuando fue redescubierta en Calcata durante unas reparaciones. Otros prepucios (santos o no) estuvieron en mano de Carlomagno (entregado por un ángel), Enrique V de Inglaterra, en Santiago de Compostela, en Amberes –donde se creó la hermandad del Santo Prepucio– y en otros lugares. El culto al Santo Prepucio fue derogado por la Iglesia en el 1900 calificándolo de “curiosidad irrespetuosa” aunque los habitantes de Calcata hasta 1983 celebraron la procesión del relicario que contenía la santa parte hasta que la pieza fue robada, sin que se sepa al momento donde se encuentra. Más allá de su importancia como reliquia, de su capacidad sanadora y las discusiones teológicas sobre si debería esta porción de la anatomía de Cristo permanecer entre los mortales o ascender al cielo, está el valor alegórico que le otorgaba Santa Catalina de Siena en su famosa visión mística cuando ella se casa con Jesús y recibe como anillo de compromiso al famoso prepucio.
Texto extraído del libro A su imagen y semejanza. La historia del Cristo a través del arte, de Omar López Mato (Olmo Ediciones).