Ramón Carrillo nació un 7 de marzo de 1906 en Santiago del Estero. Allí, cursó estudios primarios y secundarios; en 1929, se recibe de médico en Buenos Aires con Medalla de Oro. A los 36 años ya es titular de la cátedra de neurocirugía de la Facultad de Medicina.
En 1946, Perón lo nombra al frente de la Secretaría de Salud Pública para ser luego, el primer Ministro de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación.
A partir de la conjunción histórica de un pueblo decidido a pelear por sus derechos, un gobierno con decisión política a favor de la justicia social y un médico con una clara visión de las políticas públicas, se desarrolla en el país una verdadera revolución sanitaria.
Entre 1946 y 1954 se construyen 234 hospitales, 60 Institutos de Especialización, 50 Centros Materno-infantiles, 16 escuelas Técnicas, 23 Laboratorios y centros de Diagnóstico, 9 Hogares-escuela y Unidades Sanitarias en todas las provincias.
Se realizaron “campañas integrales” para eliminar endemias, logrando la erradicación del paludismo. Se redujo la mortalidad infantil a la mitad.
Se impulsó la formación política de los trabajadores de la salud, promoviendo la medicina social y dignificando la enfermería. Creó la primera Empresa Estatal de producción de medicamentos para la entrega gratuita a la población.
Ramón Carrillo dejó su cargo en 1954, meses antes del Golpe de Estado. Murió el 20 de diciembre de 1956, a los cincuenta años, pobre, enfermo y exiliado en Belem do Pará, en Brasil. Nos dejó su obra y sus ideas.
“El Estado no puede quedar indiferente ante el proceso económico, porque entonces no habrá posibilidad de justicia social; y tampoco puede quedar indiferente ante los problemas de la salud de un pueblo, porque un pueblo de enfermos no es ni puede ser un pueblo digno”, sentenció.