El problema de los tempi en Beethoven

Aparte de la personalidad individual de cada intérprete, un hecho indiscutible, lo cierto que a través de los años se han establecido teorías que tratan muchos de los aspectos interpretativos: instrumentos, articulación, adornos, añadidos, etc. Uno de los temas que más se han debatido es el de los tempi beethovenianos. Y me gustaría presentar unas teorías, no necesariamente las únicas, que podemos encontrar actualmente, tomando como ejemplo la famosa quinta sinfonía, una de las obras en las que Beethoven realizó indicaciones basadas en el metrónomo de Johann Nepomuk Mäzel. Servirán de ejemplo tres versiones de la obra.

Las indicaciones metronómicas como referencia indiscutible

Para algunos teóricos e intérpretes, las indicaciones metronómicas de Beethoven constituyen la referencia sobre la cual se sustenta la interpretación de sus composiciones. Los tempi de las obras donde el genio alemán no señaló referencias numéricas se basarían en el estudio estadístico de las que sí las tienen. Además, existen otras indicaciones metronómicas dadas por personas relacionadas con Beethoven (su alumno Czerny, por ejemplo). Esta visión es explicada de forma diáfana en el libro Beethoven: el problema de la interpretación, con Heinz-Klaus Mezger y Rainer Riehn como editores. En él se critica las desviaciones metronómicas de algunos intérpretes, considerando que en muchos casos ofrecen una visión “aburguesada” de la música. En uno de los capítulos del libro (“Grabaciones ejemplares de las composiciones de Beethoven”), Dietmar Holland recomienda el ciclo sinfónico interpretado por el compositor y director polaco (nacionalizado francés) René Leibowitz, grabación realizada en 1961 con la Royal Philharmonic Orchestra. Discípulo, entre otros, de Schönberg y profesor de Pierre Boulez, Leibowitz realiza unas versiones beethovenianas que Holland considera no superadas, debido a su claridad sin pretensiones, su exactitud rítmica y su adecuación al “sonido plebeyo”. Una versión escarpada y sin concesiones, un poco en la línea de Toscanini, y en general de las versiones historicistas, al menos en cuanto al tempo se refiere.

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El tempo como último parámetro a decidir

Como contraste, en otra de las teorías no se parte de las indicaciones metronómicas como elemento primario, sino del análisis de todos los otros elementos de la obra, a partir de los cuales se tomaría la decisión final de elegir el tempo. Además, habría que tener en cuenta factores como la acústica de la sala o el hecho de que no siempre los compositores eran consistentes con sus indicaciones metronómicas, de lo cual queda constancia en la era del sonido grabado. Entre sus defensores tenemos a directores tan conocidos como Furtwängler o Barenboim. Este último nos hace un breve resumen de la teoría (inglés con subtítulos).

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La aplicación de esta idea no implica siempre un tempo más lento que en la primera teoría, aunque en un buen porcentaje de los casos eso ocurra. Aquí presentamos una de las versiones discográficas de Wilhelm Furtwängler, grabada en 1954 con la Filarmónica de Berlín en la capital alemana. Su versión dura unos 35 minutos, frente a los aproximadamente 29 de Leibowitz. Obviamente, las ideas e interpretaciones beethovenianas de Furtwängler son rechazadas en el libro antes mencionado, mientras que para otros sus versiones son una prueba de genialidad interpretativa. Rafael Narbona, por ejemplo, refiriéndose sobre todo a la quinta sinfonía en el artículo Wilhelm Furtwängler, un maestro alemán, destaca la elasticidad, el dramatismo, la atención a los silencios y el tempo que fluye con ese anhelo de belleza y eternidad que apreció E.T.A. Hoffmann en la obra.

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La teoría del doble pulso metronómico

En los últimos años ha surgido una nueva teoría presentada en internet por el músico belga Wim Winters en la que afirma que el metrónomo de Mäzel no se utilizaba como lo hacemos actualmente. Cuando nosotros vemos ♩ = 100, eso significa que hay cien golpes de metrónomo por minuto y que la negra tendría la duración de una centésima de minuto, mientras que según lo presentado por Winters, basándose en algunos escritos y con muchas argumentaciones, la figura indicada debía hacerse en dos golpes y no en uno, por lo que las indicaciones de metrónomo se interpretarían básicamente a la mitad de tempo de lo que lo entendemos hoy. En este caso, la negra duraría dos centésimas. Esta teoría es explicada en varios de sus vídeos de YouTube (en inglés).

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Según la reconstrucción histórica de Winters, en la época de Beethoven se interpretaba mucho más lento de lo que lo hacemos hoy, y el tempo fue acelerándose de tal forma que a mediados del siglo XIX ya las velocidades eran mucho más rápidas, malinterpretándose las indicaciones metronómicas de Beethoven y, en general, de los tempi de toda esa época. Esta teoría, no exenta de muchos problemas y que ha planteado un amplio debate cibernético, contradice la visión general aceptada, según la cual los tempi se han vuelto cada vez más lentos; teoría que también tiene sus problemas, ya que en todas las épocas se han tomado tempi más rápidos o más lentos según los intérpretes en cuestión. En todo caso, los resultados de Winters son curiosos y muy discutibles, como demuestra esta versión pianística para cuatro manos en transcripción de Czerny, donde supuestamente se aplica el tempo metronómico de manera correcta. La duración es de 1 hora, más del doble que Leibowitz y 25 minutos más que Furtwängler. El futuro nos dirá en qué acabará esta teoría, que por lo pronto parece ser el último eslabón de un debate sumamente interesante.

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Texto extraído del sitio: https://bachtrack.com/es_ES/article-el-problema-de-los-tempi-en-beethoven

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